Sempiterno.
THIAGO
Necesitaba olvidarme del mundo. Todo, absolutamente todo en mi vida era una desgracia. Si me mantenía de pie era por mi iaio, el único que me quedaba. Por él tenía que seguir adelante.
Decidimos no hacerle funeral a mi abuela por orden expresa de ella. No quería que ni mi abuelo ni yo tuviéramos un desfile de personas que apenas conocíamos torturándonos con el: «¡qué buena era Àngels!» Los más cercanos vendrían a casa y esparciríamos sus cenizas en el mismo lugar que las de mi madre y mi hermano. Necesitaba dormir, llorar a solas mi pérdida. Las últimas semanas habían sido agotadoras.
Sentí que tocaban a la puerta y supuse que era mi abuelo.
—Pasa, iaio.
—¿Thiago? —Esa voz me levantó de golpe de la cama. Era la que menos me esperaba en la vida. No me moví del sitio, solo cogí mi cabeza con desesperación y la enterré entre mis piernas. Mi dolor se multiplicaba. No sabía por qué estaba aquí y mis fuerzas se habían marchado con la partida de mi abuela—. ¿Puedo pasar? —Me deshice en llanto sin levantar la cabeza ni contestar a su pregunta.
Sentí sus brazos rodeando mi cuerpo y le correspondí destrozado. No tenía el valor de mirarla a la cara después de haberla hecho sufrir tanto. Lloramos juntos abrazados no sé cuánto tiempo. Era justo lo que necesitaba. Su contacto, sentirla muy cerca de mí. No quería separarme de ella pero tenía que hacerlo. Nos distanciamos y sus ojos tristes hablaban por sí solos una vez más.
—Lo siento mucho, Thiago.
—Yo sí que siento todo lo que has sufrido por mi culpa. —Colocaba sus mechones de pelo detrás de la oreja con nervios.
—Estoy aquí porque Yezzy me contó lo que le ocurrió a tu abuela.
—Y te pidió que vinieras —aseguré, conociendo a mi amigo.
—¿Lo sabías?
—No, ni en mis mejores sueños te hubiera imaginado aquí, te lo aseguro. —Se sonrojaba con vergüenza; pasaban los años y seguía siendo la misma chica—. Gracias por venir.
—No es nada.
Se hizo el silencio sin saber muy bien cómo continuar. Yo me tranquilizaba poco a poco; tenerla aquí era increíble.
Su móvil sonó y se disculpó para cogerlo. Le hice señas por si quería salir y hablar en la terraza pero ella caminó con tranquilidad por la habitación y habló.
—¡Hola, Dy!
Tenía una mano metida en el bolsillo del pantalón y yo la miraba de arriba a abajo memorizando cada movimiento.
—No, no estoy en casa, vine con Yezzy a ver a Thiago.
Su entereza me dejaba de piedra. Hablaba sin miedos. Cloe era una mujer segura en su totalidad.
—Es largo de contar. Sí, estoy con él. —Me miraba y yo no daba crédito a su templanza— ¿Tú estás bien?
—Vale, cielo, cuando llegue a casa te aviso. Un beso.
Colgó y si tenía algo que decirle se me había olvidado todo escuchando su conversación.
—Lo siento era...
—Tu novio —aseguré bajando la mirada.
—Ehh, sí.
—Ya... Me imagino que no le gustará que estés aquí.
—¿Dylan? No, no le molesta que esté aquí. —Restaba importancia a mi comentario y yo no entendía cómo ella le decía con esa calma que estaba conmigo y que él no dudara de ella. Debía de estar muy seguro de la fidelidad de Cloe. Eso me devolvía a nuestro tiempo juntos y ardía por dentro.
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Mis días de adolescente. Sentir III (Publicada en físico).
RomanceTercera parte de la trilogía MDDA. (Completa). (Publicada en físico 15/09/22). SINOPSIS. Pasaron demasiados atardeceres y lloré mil lunas preguntándome el porqué. ¿Por qué me perdí de vivir estos años contigo? ¿Por qué me regalaste los mejores y p...