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El valiente se podrá arrepentir, el cobarde se quedará con la duda.

CLOE

28 de mayo de 2023.

Le invité al café en Salicornia, un chiringuito en el paseo marítimo de Mataró. Conocía algunos sitios de la zona pero ese lugar era especial, mi sitio de encuentro con Manu y Yezzy los sábados para tomar unos mojitos que preparaban deliciosos acompañados de una música fantástica. El lugar era precioso, a la orilla de la playa, todo decorado en madera, con cenadores cuadrados con lonas blancas que separaban los ambientes, iluminados por diminutas lucecitas blancas; el suelo era de tarima hecha con listones de madera sobre la arena; había sillas colgantes con cojines en color negro que siempre estaban ocupadas y mesas de tronco que daban un ambiente rústico pero acogedor.

Nos sentamos en los bancos altos frente a la barra. Comenzamos con el café y continuamos picando algo porque la conversación se extendía y me sentía a gusto.

—¡Todo está buenísimo! —Dylan alababa la comida mientras el camarero retiraba los platos.

—Te dije que el pulpo estaba delicioso y las tostas de burrata Pugliese, la especialidad de la casa.

—Pues has acertado en todo.

—Me alegra. —Miraba sus ojos queriendo agradecerle el buen rato que estaba pasando.

—Vuelvo enseguida, —se disculpó levantándose.

Mi acompañante estaba más guapo que ayer. Lo observé mientras caminaba al servicio, su cabello despeinado, vestido con unos pantalones cargo beige, camiseta blanca manga corta que marcaba ese estupendo cuerpo y unas Converse. Se notaba ese aire de modelo bien arreglado y seguro de sí mismo.

Me cambié de sitio cuando la pareja que estaba a nuestro lado dejó libre mi rincón favorito

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Me cambié de sitio cuando la pareja que estaba a nuestro lado dejó libre mi rincón favorito. Alcé la vista al ver que regresaba a la mesa, esbozó una tierna sonrisa cuando nuestras miradas se encontraron y sentí su maravilloso perfume en cuanto se sentó a mi lado en una de las sillas colgantes.

Me flipan los chicos que huelen bien y él, olía increíble.

—¿Y tú no trabajabas hoy?

—Sí, pero quedé a tomar un café con una chica muy guapa y Santi, el chico que viste anoche me cambió el día.

Me giré hacia el lado contrario de sus ojos e hice el amago de levantarme.

—¿Qué ha pasado?

—Estoy buscando a la chica guapa que dices. No quiero importunar, —mostré mi mejor sonrisa y sus carcajadas acompañaron el buen momento.

—¡Vaya! Pensé que querías salir corriendo. —Cogió mi mano y volví a sentarme junto a él, esta vez más cerca.

—Pues no. La verdad me fastidiaba irme.

—Entonces quédate y nos tomamos esos mojitos que me dijiste que estaban buenísimos.

—Hoy soy cero por ciento.

—¿Aún te dura la resaca?

Sus verdosos ojos miraban mis labios y una es débil, sensible y moñas, ¡para qué te voy a engañar! Por primera vez dejaba de pensar en Thiago y pensaba un poco en mí y en las palabras de Yezzy. «Quiero que vivas, que te vuelvas a enamorar».

—No, —sin pensar y con el corazón tomando carrerilla lancé—, es que si bebo no ligarás conmigo.

Directa y sin filtros. Mi ex me había enseñado tantas cosas...

No sé si volveré a enamorarme como con mi querido desastre, pero quería vivir el momento. Tampoco sé si después de mi arriesgada indirecta o de querer darle ese beso que ansiaba, saldría corriendo, pero en esta vida el que no se lanza se queda con la duda de lo que podría haber sido, pero no había tenido la valentía de hacerlo.

Mis ojos se fueron a sus labios aceptando entre líneas lo que nos pedíamos. Se acercó muy despacio hacia mí y me dejé querer... Fue, simplemente maravilloso. Con delicadeza rozó mis labios, cogió mis mejillas con sus manos acercándome más, y profundizando en ese placentero contacto, todo era lento y sugerente. Tenía la urgente necesidad de sentirme deseada y él me había ofrecido eso que tanto anhelaba. Era muy sensual y su cercanía me erizó hasta el último vello del cuerpo. «Besa "de locos"» gritaban mis disparatadas diosas incitándome a más.

Existen muchos factores para que una persona te atraiga. Las palabras, las atenciones, los gestos, cómo te mira y cómo no, el físico. En menos de veinticuatro horas Dylan me había atraído como no lo había hecho nuevamente Erik, como no lo había conseguido el insistente Mateo en seis meses. Había sido un flechazo por casualidad y, aunque no durara, había valido la pena cada segundo con él. Un momento precioso, acompañado de un mágico atardecer, de esos brillantes y en degradación de rojo a naranja que tanto me gustaban. Por desgracia se me cruzó la imagen de Thiago y me devolvió de repente a la realidad. Me separé con suavidad porque su simple roce me lo recordó, aunque aguanté envuelta en sus brazos de buena gana porque me gustó y mucho; pero mi cara habló por sí sola. Él se dio cuenta y, en lugar de tensarse esbozó una sonrisa que conquistaría a cualquiera.

—Me podían las ganas, lo siento.

Yo negué con la cabeza. Me encantó que se acercara, que me besara y que me hiciera sentir viva.

—No sientas nada, solo que...

—Ya..., no es fácil. —Se tocó el cuello nervioso. Parecía sincero y eso me encantó.

—No, la verdad, cada día es más difícil.

—Bueno, quizás nos podamos ayudar mutuamente.

—¿Cómo?

—¿Qué te parece si empezamos por una amistad?

—¿Qué te parece si empezamos por una amistad?

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Dylan
Imagen (Roger.nie)

Mis días de adolescente. Sentir III (Publicada en físico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora