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Luscofusco.

ERIK

Habían pasado muchos meses desde que vi a Cloe en su casa. Dejé pasar el tiempo con la esperanza de que algún día perdonara mis errores. Le envié mensajes, contestaba historias para que supiera que no la había olvidado y nunca obtuve respuesta. Cuando nuestra relación se acabó seguí mi vida pensando que ella era una más, pero no. Cloe había sido una chica especial, de esas que no son fáciles de conseguir y a las que difícilmente se olvidan.

Supe que mantuvo una relación con Thiago, era obvio que acabarían juntos. En una ocasión intenté buscarla en su casa y vi cómo salían de la mano y se montaban en un flamante BMW regalándose besos allí por donde caminaban. Ella lo había preferido a él. Al chico supuestamente abandonado, que no era precisamente un miserable como yo creía. Tenía celos, sí. Uno no cambia de la noche a la mañana. Mis terapias me ayudaban, pero no eran tan radicales como para sentir que no me importaba verla con ese gran rival al que ella había elegido.

Cuando Cloe subió la historia en su viaje a Andorra le respondí diciéndole: "Me alegro de que estés bien". Era sincero, la veía feliz y le deseaba lo mejor. Siguió pasando el tiempo y de vez en cuando le escribía al DM. Ella ni lo leía.

Cuando Cloe tuvo el accidente me enteré porque Lola me escribió. Ella no tuvo el valor de acercarse. Estaba tan arrepentida como yo de las cosas que le habíamos hecho. En una ocasión me acerqué al hospital y me encontré de frente con Yezzy que me dijo que no admitía visitas por orden expresa de sus padres y preferí no insistir. Sabía que ellos ya no me veían con buenos ojos y no solo tenía que reconquistar a su hija sino también a la familia.

Me prometí no acercarme a ella hasta que estuviera completamente controlado mi TEI. Era difícil, pero por ella valía la pena todo.

Comencé el segundo año de universidad y, aunque había tenido alguna relación, ninguna fue como la que tuve con Cloe. Estaba dispuesto a lo que fuera para volver con ella. Por eso por le envié el ramo más caro de la floristería junto a unas letras donde le abría mi corazón. Quería que entendiera que había cambiado, que por ella me había sometido a una larga terapia para controlar mis emociones. Necesitaba que lo supiera y que me diera una oportunidad si aún estaba a tiempo y solo si ella quería. Si no, tendría que olvidarla.

Mis días de adolescente. Sentir III (Publicada en físico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora