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Contigo siempre quiero.

CLOE

19 de abril de 2026.

—Tu amigo del alma me escribió ayer.

Entré en la cocina bostezando mientras Manu y Yezzy tomaban un café espumoso. Eran las dos de la tarde, casi la hora de comer y yo apenas me levantaba de mi eterno sueño.

—¡No jodas! —Exclamó Yezzy con sorpresa cogiéndose la cabeza.

—¿Y te contó que apuñalaron a su padre? —Añadió Manu, dejándome paralizada.

—¿¡Qué!? —Si me quedaba algún resto de sueño se me había quitado de la impresión.

—Mierda, Manu. Se te va la olla.

Le reprochó Yezzy, mientras mis diosas hacían como la voz del GPS cuando te pierdes, «recalculando». El bailarín se tapó la boca, cogió la mochila y huyó por la derecha con la excusa perfecta.

—¡Llego tarde!

—¿Cómo que llegas tarde? Nada de eso, hoy es domingo, ahora te quedas porque me va a caer la del pulpo con Cloe y no me puedes dejar solo.

—Te quiero, Alejandro. Vuelvo enseguida, que voy a lavar el coche... —me dio un beso en la mejilla mientras las diosas seguían en bucle «recalculando». Le soltó a mi amigo un beso al aire y salió dando un portazo.

—¡Para eso no llegas tarde! Manu, ¡eres un bocazas! —gritó mi amigo tocándose el pelo angustiado.

—¿Me podrías explicar lo que acaba de decir? —Puse mis brazos en jarra esperando su respuesta.

—Pues lo que has oído. Han matado al padre de Thiago en la cárcel.

—¿Murió? Manu dijo que lo habían apuñalado.

—Sí, y murió hace dos días. —Me angustié pensando en lo que estaba viviendo.

—¿Por eso tu grito de ayer? —Asintió con tristeza—. Quizás esa fue la causa por la que me escribió y yo, una vez más, pensando solo en mí.

—¿A qué te refieres? —Me extendió un café sin preguntar. Sabía que era exactamente lo que necesitaba en ese instante.

—Ayer cuando me escribió, no me lo creía, Yezzy. Sabes que llevo años deseándolo. Le dije que no me esperaba su mensaje y me contestó que me necesitaba. Le respondí un poco borde e incluso lo dejé en visto.

Le enseñé mi móvil con la conversación abierta.

—Mira, Cloe. Creo que es momento de que habléis. Por fin Thiago es libre.

—No sé qué me quieres decir con eso.

—Tú solo escúchalo. Deja tu orgullo de lado. No te digo que regreses con él porque creo que ambos necesitáis tiempo. Pero cuando te lo pida, deja que hable.

Era imposible pensar que olvidara mis lágrimas y mi sufrimiento pero también necesitaba escucharlo, no me iba a engañar. Así que me armé de valor y delante de Yezzy cometí nuevamente una locura cogiendo el teléfono y tecleando sin pensar.

C:   Siento lo de tu padre. Me acabo de enterar.

Quizás no respondería pero para mi sorpresa y la de Yezzy, se puso en línea y cambió al segundo a escribiendo...

—Te llamaban valiente, ¿no? —me felicitó mi amigo y sonreí con orgullo porque, ¿de qué me valía hacerme la importante si al final todos vamos al mismo lugar?

T:   Gracias.

C:   ¿Quieres hablar?

T:   Contigo siempre quiero hablar.

C:   Pues te invito a un café si quieres.

T:   ¿Capuchino con sacarina?

C:   Uno no pierde las costumbres.

T:   Nunca lo puse en duda.

C:   :(:


Mis días de adolescente. Sentir III (Publicada en físico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora