Serendipia.
CLOE
Todo iba de maravilla hasta que llegó la maldita pregunta:
—A ver Cloe, ¿cuándo le darás una oportunidad a Mateo? —Sugirió con picardía Alba, conociendo las intenciones del moreno.
Mateo era un compañero de clase que desde el primer día que llegué tuvo claras pretensiones conmigo. El típico chico vivaracho que picaba y ninguna se le resistía. Era de mi estatura, delgado, de complexión atlética y con unos expresivos ojos marrones con largas pestañas. Era mono, no voy a mentir, pero no era mi tipo. O, mejor dicho, yo no quería ligar con nadie.
—Me cae bien, pero nada más.
—Así se empieza —replicó Carla, la rubia quisquillosa con ganas de buscarme la lengua.
En repetidas oportunidades les dije que no me interesaba pero ellas insistían tratando de buscarme pareja.
—¡No me digas que vas a esperar toda la vida a ese novio del instituto que seguro te dejó por otra! —agregó Mateo haciendo acto de presencia queriendo buscarme las cosquillas para así lograr que mi corta paciencia explotara en cero comas.
Nadie conocía mi historia. Nunca conté mi pasado con Thiago. Los compañeros de la universidad eran eso, simples colegas que compartíamos clases y algún momento de diversión. La palabra amigos para mí era muy grande y requería tiempo de confianza para detallar esos episodios tan íntimos de mi vida. Solo sabían que era de A Coruña, que vivía con Yezzy y con su novio y que estos eran mis amigos desde hacía mucho tiempo. Thiago era una tecla que, aunque no supieran de él, solo con insinuarlo mi mente volaba a su recuerdo y me ardía.
Alguna vez pillé a Yezzy hablando en clave con Thiago. Estaba clarísimo que mantenían el contacto. Tuve varias discusiones con mi amigo. La primera fue al mes de mudarme. Un día entré en el piso y estaba en plena videollamada con él. Intentó disimular pero ese no era el fuerte de Yezzy. Inmediatamente cortó y le pedí que me dijera si estaba bien.
—Está bien. —Fue su respuesta tajante.
—¿Dónde vive? ¿Con quién?
—¿Para qué lo quieres saber?
—¿En serio me lo preguntas?
Así empezó nuestra primera gran pelea donde acabamos abrazados, llorando, pidiéndonos perdón por los gritos que nos dimos y comiendo helado viendo por enésima vez Conoces a Joe Black.
Repetí la misma pataleta varias veces. Como sabía que Thiago era un tema intocable, cada vez que estaba muy agobiada por la universidad, llegaba a casa tirando todo cuando, en realidad, lo que necesitaba era desahogar mi frustración. Manu tenía mucha paciencia, era nuestro mediador estrella y servía de juez cuando nuestras trifulcas se salían de tono.
A modo de disculpa en una de nuestras discusiones, Yezzy se apareció con un puto satisfyer. Al principio me ofendí pero al segundo dos de entregármelo me acordé del mensajero que disimuladamente me llamó amargada el día que me llevó el ramo de Erik. Luego me reí y entendí lo que tanto me insistía con cariño mi amigo.
—Tienes que seguir adelante, cielo.
—No sé cómo hacerlo, nene.
—Cuando menos te lo esperes conocerás a alguien, ya verás. Y mientras tanto ¡date un gusto, coño!
A partir de ese momento me prometí no pelear más con Yezzy. Él solo buscaba protegerme y yo no me daba cuenta. Solo veía mi sufrimiento sin percatarme de que día a día ellos aguantaban mi mal humor sin juzgarme y queriéndome de verdad.
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Mis días de adolescente. Sentir III (Publicada en físico).
RomanceTercera parte de la trilogía MDDA. (Completa). (Publicada en físico 15/09/22). SINOPSIS. Pasaron demasiados atardeceres y lloré mil lunas preguntándome el porqué. ¿Por qué me perdí de vivir estos años contigo? ¿Por qué me regalaste los mejores y p...