– Derek. ¡Derek! – unos gritos demasiado familiares alcanzar mi subconsciente mientras mi cuerpo es sacudido con fuerza –. Maldita sea, Derek. ¡DESPIERTA!
Finalmente, la voz de Max me trae de vuelta a la superficie y abro los ojos. Siento un fuerte dolor de cabeza y entonces recuerdo lo que ha pasado.
– ¿Dónde está Silver? – pregunto de forma inmediata mientras me incorporo.
Mis ojos recorren el laboratorio, pero no hay rastro de ella.
– Esa perra casi nos revienta la cabeza a tiros – habla Cooper.
– Cuando llegamos ya estabas inconsciente en el suelo y la Devoradora se había apoderado de tu arma – explica Max –. Comenzó a dispararnos obligándonos a ponernos a cubierto. Apenas tuvimos tiempo de contraatacar.
Le doy otro vistazo a la habitación y ahora me percato de los numerosos agujeros de bala en paredes, armarios y frigoríficos. Un verdadero campo de batalla.
– Así que, ¿se ha escapado?
Max asiente.
– Algunos de nuestros compañeros trataron de reducirla frente a una de las salidas, pero los dejó fuera de juego fácilmente. No hay bajas, aunque sus orgullos han quedado bastante maltrechos – habla ella con pesar –. La Devoradora se ha ido.
Suspiro mientras masajeo el puente de mi nariz tratando de deshacerme del intenso dolor de cabeza
– Mierda – murmuro.
– Sí, ¡mierda! – exclama Cooper lanzando su arma sobre uno de los mostradores con rabia. Un soporte lleno de tubos largos y estrechos cae al suelo uniéndose al desastre de cristales rotos –. Sabía que traerla a las instalaciones era una equivocación y que debimos acabar con ella cuando tuvimos la oportunidad.
Mi sangre comienza a hervir al escucharlo. De repente, es como si recuperase mis fuerzas e ignorando el dolor en mis sienes cruzo el espacio que nos separa y lo agarro bruscamente de la camiseta.
– ¡No me vengas con esas, Cooper! El único culpable de todo esto eres tú – escupo.
– Chicos, no es el momento de pelear entre nosotros – habla Raven nerviosa tratando de infundir algo de sentido común en nuestras cabezas.
– ¡Cállate, Raven! – gritamos los dos.
Los ojos de nuestra joven compañera se agrandan y da un paso atrás.
– ¿Crees que no sé qué fuiste tú quien mando a ese amigo tuyo a molestar a Silver? – lo acuso y por la expresión orgullosa de su rostro sé que tengo razón –. Ese imbécil se dejó la puerta abierta de la celda poniéndoselo en bandeja. Esto es responsabilidad tuya, Cooper. De nadie más.
– Oh, mírate. Así que ahora la llamas por su nombre – se burla él –. De ahí a que te la folles hay solo un paso.
Mi puño se dispara hacia delante y golpeo su rostro con fuerza. La inercia arrastra su cuerpo hacia atrás y choca contra los armarios más cercanos. Cooper me lanza una mirada de odio mientras se propulsa hacia delante para devolverme el golpe, pero Max se interpone entre nosotros (de nuevo).
– ¡Parad de una maldita vez, joder! ¿¡Habéis perdido la cabeza!? – exclama incrédula –. La culpa es mía por haber sugerido que la capturásemos. Tuya, Cooper, por haber incitado a ese cerdo a abusar sexualmente de ella. Y tuya, Derek, por haberte adelanto y enfrentarla solo. ¡Todos somos responsables de lo que ha pasado y todos responderemos por ello! Así que dejad de pelearos como dos estúpidos adolescentes hormonados y arreglemos este desastre.
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Devoradora de almas | EN PAUSA |
Ciencia FicciónDerek, cazador de alto rango y jefe de uno de los equipos especiales de operaciones, es algo más que un hombre extremadamente atractivo. Por eso cuando se enfrenta contra una peligrosa Devoradora de almas decide actuar de forma inteligente y dar un...