CAPÍTULO 21

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Jamás había visto a Max romperse de la forma en la que lo hace a continuación. Su mano, que ahora se sacude con violentos temblores, acaricia el rostro de Raven como si quisiese despertarla con ternura, pero al sentir el frío en su piel y la forma en la que ésta no responde, pierde la calma y comienza a zarandear el cuerpo. El nombre de Raven sale una y otra vez de su boca. Lo grita al principio con rabia para después acabar implorándolo con miedo y desesperación.

– No, por favor. No – llora desconsolada finalmente comprendiendo que Raven está muerta.

Su cuerpo se vuelve lánguido como si se quedase sin fuerzas y se desploma de rodillas sobre el suelo. Solloza y el sonido de su llanto se clava en mi pecho casi haciéndome sangrar. El dolor y la tristeza por la muerte de Raven y por contemplar el desasosiego de mi compañera es casi insoportable. Me aproximo a Max y coloco mi mano sobre su hombro tratando de reconfortarla mientras soy incapaz de apartar la mirada del cuerpo sin vida de Raven. Max agarra mi antebrazo con ambas manos con absoluta desesperación como si tratase de anclarse a algo que le impida hundirse del todo y solo entonces aparto los ojos, llenos de lágrimas, del cadáver.

Después, las cosas suceden de acuerdo al protocolo. Hago un par de llamadas e informo a la base de lo sucedido. Para cuando el equipo llega, la luz del edificio ya ha sido restaurada. He conseguido convencer a Max de que no podía continuar tirada en el suelo y tras ayudarle a levantarse, la he acompañado a hasta una silla donde ha permanecido sentada en absoluto silencio. Parece haber agotado todas las lágrimas que su cuerpo era capaz de producir.

Entonces, la puerta que conduce a la morgue se abre y entra Cooper acompañado de otros cazadores. Nos da una breve mirada y se encamina hacia el cuerpo de Raven. Aparta el pedazo de tela con el que la he cubierto antes y observa su rostro con pesar. Cierra los ojos fuertemente, como si no pudiese continuar mirándola y golpea con su puño la bandeja sobre la que está colocado.

– Mierda – se le escucha decir entre dientes.

– Esto es culpa tuya – la seriedad y frialdad con la que Max pronuncia esas palabras deja a todos los presentes mudos. Max que había permanecido todo el tiempo sentada en la silla y con la mirada fija en el suelo desde su llegada, eleva la barbilla y mira a Cooper directamente a los ojos –. Raven está muerta por tu culpa, Cooper.

Cooper parpadea sorprendido por su acusación. Por un momento parece confuso, pero rápidamente esa confusión se convierte en rabia.

– ¿Qué? ¿¡Cómo puedes decir algo así!? – exclama elevando el tono de su voz –. Si hubiese sabido que terminaría así, jamás la hubiese enviado al hospital. También era mi compañera, Max.

Un escalofrío recorre mi columna vertebral al escucharlo hablar en tiempo pasado. Mi mente todavía estaba procesando la muerte de Raven y me costaba procesar sus palabras.

– Ese es el problema. ¿No lo ves? – le pregunta Max estrechando los ojos mientras abandona el asiento –. No debiste haberla enviado a ningún sitio sola. Los cazadores debemos abandonar la base siempre junto a otro compañero para evitar que ocurran cosas como estas – su voz tiembla en esa última parte al señalar el cuerpo sin vida de Raven –. Ni siquiera sabes lo más básico. ¿De verdad crees que estás capacitado para dirigir un equipo? No llevas ni una puta semana y ya has hecho que maten a Raven.

– Max, deberías parar – le advierto –. Estas diciendo cosas de las que luego puedes arrepentirte.

Yo también estaba cabreado, pero sabía que este no era el mejor momento para discutir. El duelo por la pérdida inesperada de alguien a quien quieres te hace buscar culpables. Max había encontrado al suyo y no pensaba parar hasta sacar todo el dolor que sentía fuera de pecho.

Devoradora de almas | EN PAUSA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora