CAPÍTULO 13

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Mis ojos casi se salen de sus orbitas al escuchar su revelación. La caja que ahora yace abierta sobre el cristal resquebrajado de la mesa albergaba algo que ni en mis peores pesadillas habría imaginado. Una cabeza. La cabeza de su hermana.

– Ok, creo que voy a vomitar – anuncia Cooper y no parece ser otra de sus bromas pues su rostro ha adquirido una palidez enfermiza –. ¿Asesinaste a tu pobre hermana y guardaste su cabeza como recuerdo?

– Estas asumiendo de forma equivocada que mi hermana era humana – responde ella tranquilamente volviendo a apoyar su espalda contra el respaldo del sofá.

El inquietante resplandor anaranjado que emitían sus ojos comienza a degradarse hasta que vuelve a tener su característico tono amarillento al que estoy acostumbrado.

– ¿Era una Devoradora de almas? – pregunto empezando a entender la gravedad del asunto.

Silver asiente.

– Como bien sabes, Derek, un Devorador de almas sin cabeza no está realmente muerto. El único modo de salvaguardar ese estado de inactividad es manteniendo la cabeza y el cuerpo separados.

Lo sabía. Ni la cabeza ni el cuerpo se marchitaban. Era como si sobre ellos no hiciese meya el tiempo y si las dos partes volvían a juntarse un Devorador de almas podía resurgir de entre los muertos.

– Entonces, eso significa que...

– Eso significa – me interrumpe ella – que quien quiera que robase la caja sabía perfectamente lo que en ella se guardaba puesto que se tomó demasiadas molestias para despistarme con el maldito cuadro. La única razón por la que alguien estaría tan interesado en conseguirla sería para traerla de vuelta a la vida.

– Estoy empezando a sospechar que tu hermana no te caía demasiado bien – comenta Cooper.

– He mantenido su cabeza bajo llave durante cientos de años por una única razón. Mi hermana era una perra manipuladora y una psicópata asesina – anuncia y Cooper silva impresionado ante su descripción –. Su retorno no nos conviene ni a mí ni a vosotros. No si no queréis que vuestras calles estén repletas de cadáveres de inocentes. Por desgracia, teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado desde que se produjo el robo en el almacén hasta que he sido capaz de localizar la caja, me temo que he llegado demasiado tarde.

– ¡Genial! Por si no teníamos bastante con un monstruo acaba de añadirse otro a la fiesta – exclama Cooper con tono irónico.

– ¿Qué es lo que propones? – le pregunto de forma directa.

Suponía que Silver no se había dejado acorralar por cazadores simplemente para revelarnos la presencia de una nueva ficha en el tablero.

– Necesito vuestra ayuda para localizarla – anuncia y Cooper estalla en carcajadas.

– ¿¡Trabajar juntos!? – exclama como si fuese ridículo –. Ni de coña. Debes estar fumada para creer que vamos a ayudarte a buscar a tu hermanita perdida.

– ¿Es que no me has escuchado? Cuanto más tiempo tardemos en encontrarla más gente morirá. Tardaré demasiado haciéndolo yo sola. No tengo los mismos recursos con los que vosotros contáis.

En eso tenía razón. Como división especial del gobierno los cazadores disponíamos de numerosos medios de rastreo además de la ayuda de otras organizaciones como la policía.

– No me vengas con ese cuento de qué te importa la vida de las personas. ¿Qué es lo que sacas tú de todo esto? – la acusa Cooper no creyéndose del todo sus palabras y lo cierto es que yo también sospechaba que Silver no nos estaba contando toda la verdad –. ¿Por qué ese interés en cazar a tu propia hermana?

Devoradora de almas | EN PAUSA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora