CAPÍTULO 48

743 139 57
                                    

FRANKIE

Al día siguiente, se nota que el ambiente en la base está cargado de intranquilidad. Todo el mundo mira constantemente sobre su hombro, como si temieran que en cualquier momento un monstruo los fuera a asaltar desde atrás; como si les preocupara ser los siguientes en morir.

Hasta yo, contagiada por la histeria general, reviso mi propia sombra un par de veces. Algo estúpido si tenemos en cuenta que fui yo quien mató a Key.

Pero, a pesar de todo, el mundo debe seguir girando, así que el día transcurre como cualquier otro. Nos levantamos temprano y vamos a las clases de entrenamiento. Eso sí, asegurándome de que todas mis heridas están bien cubiertas. Esto me obliga a enfundarme un suéter de manga larga cuando todos los demás han comenzado a utilizar sus uniformes de manga corta o tirantes. El cambio de estación está empezando a notarse con el aumento de las temperaturas y algunos de mis compañeros me miran como si hubiera perdido la cabeza.

Siento la mirada de Derek sobre mí durante toda la mañana. No es que esté tratando de ignorarlo a propósito, no después de lo que pasó entre nosotros, pero me preocupa poder arrastrarlo conmigo hasta el fondo y si me pillan, si descubren que he sido yo quien ha matado Key y continuó sin una forma de probar mi inocencia, no quiero que lo asocien conmigo. Además, Brett también está muy pendiente de mí. No necesita descubrir que Derek y yo nos besamos anoche. Con que haya averiguado lo del asesinato es más que suficiente.

Aún no he terminado de procesar todo lo que ocurrió. No la muerte de Key. Eso lo había digerido perfectamente. La muerte no me es desconocida. No después de tantos años como Devoradora de almas en los que me vi obligada a matar para subsistir. No. Lo que me cuesta creer es que Derek haya respondido a mis provocaciones y de buena gana además.

Que me desee... Eso es lo más sorprendente de todo, pues no creí que este nuevo cuerpo le pareciera atractivo.

Conocía aquella mirada. El conflicto inequívoco en sus ojos al agarrarme del antebrazo para que no me marchara. Esa batalla entre el deber y el deseo en sus profundidades que sólo había contemplado aquella única noche que pasamos juntos hace cuatro años.

No pude contenerme. Me sentí tentada a comprobar si su deseo era verdadero o si en realidad era todo producto de mi alocada imaginación. Entonces, todo estalló por los aires. El autocontrol de ambos fue lo primero en abandonar la habitación, rindiéndonos al deseo más puro y primitivo.

Dios... siento que me sonrojo con solo recordarlo. Y así, con la cara colorada como un tomate y la respiración acelerada, es como me encuentra Brett después del entrenamiento.

— No sé si quiero saber en lo que estás pensando — murmura él igualando mi paso para caminar juntos de camino al comedor.

— No. Probablemente no — respondo cortante.

Después de eso, se produce un largo silencio en el que ninguno de los dos dice nada. La tensión casi puede cortarse con un cuchillo.

— Los chicos y yo vamos a salir esta noche. ¿Te apuntas?

Me paro en seco y clavo mis ojos en él.

— ¿Me estás invitando a salir?

No puedo creerlo. Algo así, teniendo en cuenta todo lo que ha pasado, parece surrealista y resulta, cuanto menos, inesperado como la mierda.

— No te equivoques. No me gustas, pero he llegado a la conclusión de que sería más beneficioso para mí tenerte como amiga que como enemiga.

— Estás bromeando.

— Pues no.

Mi boca se abre de par en par.

— Tus amigos me odian, Brett. Igual que hacías tú hace apenas unas horas. ¿Les parece bien que vaya con vosotros? — lo cuestiono exasperada —. ¿Podemos salir siquiera después de lo que pasó anoche?

Devoradora de almas | EN PAUSA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora