CAPÍTULO 25

1K 181 28
                                    

Sobresaltado, aflojo el agarre que mantenía en los hombros de Silver y retrocedo. Mis manos vuelan para desenfundar el arma de fuego sujeta a mi cintura. Sin perder el tiempo, dirijo la mirilla hacia uno de los anchos pilares que sujetan la pesada carga del puente evitando que colapse. De detrás de ella surge la figura, oculta por las sombras, de una mujer. El sonido de sus tacones golpeando el suelo con cada paso alcanza mis oídos y la tensión endurece mis músculos mientras espero a que las sombras se desvanezcan revelando su identidad.

– Cora, ¿me has seguido? – le pregunta Silver a su hermana algo sorprendida.

Mi dedo se desliza sobre el gatillo sintiendo la necesidad de apretarlo de inmediato. Ante mí se encontraba la asesina de Raven. Mi compañera estaba sola en la morgue. Tan solo había ido a recabar información y era prácticamente inofensiva. No había necesidad de enfrentarla. Podría haberla evitado, pero en su lugar eligió abalanzarse sobre ella desde detrás para desarmarla y arrancarle el alma de la forma más dolorosa que existe.

– Dijiste que volverías al parque para ver si los cazadores se habían enterado ya de nuestro encuentro, pero me moría de la preocupación. ¿Y si te descubrían y te ocurría algo?

La voz de su hermana, Cora, sonaba tan similar a la de Silver que daba miedo. Por teléfono sería imposible distinguirlas. Por otro lado, su aspecto era idéntico. En estos momentos y con la escasa iluminación, la única diferencia que encontraba era su cabello, con ondas mucho más suaves y no tan marcadas como las del de Silver y de una longitud algo mayor. Su vestimenta, un vestido largo con motivos florales, la hacía parecer una chica inocente e inofensiva. Por suerte, yo sabía lo que se escondía bajo esa piel de cordero.

Cora camina lentamente hasta colocarse junto a su hermana. Retrocedo un paso más sin dejar de apuntar a la recién llegada. Me daba cuenta de que mi única vía de escape, si la cosa se ponía fea, estaba justo detrás de ellas. Inaccesible.

– Soy capaz de cuidarme sola, Cora – le responde Silver algo molesta –. Llevo años haciéndolo.

– Lo sé, tonta – su hermana le da un golpecito juguetón en el hombro mientras le habla de forma cariñosa –, pero ahora me tienes a mí. ¿Recuerdas? Yo te protejo a ti y tú me proteges a mí.

Estaba siendo testigo en primera línea de las artes de manipulación de Cora y debía reconocer que era buena. Muy buena. Silver, cegada por la necesidad de creer a su hermana, suspira perdonándola de forma inmediata.

– Silver ...

Pronuncio su nombre, pero mi intento de llamar su atención falla cuando, en su lugar, atraigo la de su hermana.

– Oh, vaya. Que maleducada soy – me habla con una enorme sonrisa en su rostro –. Soy Coraline. Mi hermana me ha hablado sobre ti... – al decir aquello mi mente comienza a girar de forma descontrolada. ¿Le habría contado la conexión que había entre nosotros, que nos habíamos acostado? –... el cazador inteligente capaz de negociar antes de disparar.

Casi suspiro de alivio. A pesar de las tretas de su hermana, Silver había elegido contarle lo mínimo sobre "nuestra relación" y era algo que le agradecía.

– He estado dispuesto a negociar con Silver, sí. Pero no contigo, Cora – respondo con frialdad.

– Es Coraline – me corrige ella y observo, perspicaz, como su sonrisa titubea.

Parecía que la hubiese molestado enormemente que la llamase de la forma en la que lo hacía su hermana y por un segundo su fachada alegre se había tambaleado. Estaba convencido de que detrás de esa inocente sonrisa se escondían la lengua venenosa de una serpiente.

– Por supuesto, lo entiendo. No me conoces, pero no pasa nada. Estoy convencida de que cuando lo hagas nos llevaremos la mar de bien.

– Lo dudo mucho – escupo.

Devoradora de almas | EN PAUSA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora