CAPÍTULO 29

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Una sala de interrogatorios.

Llevo demasiado tiempo aquí encerrada, pero como no dispongo de un reloj no sé si han sido tan solo 30 minutos o, por el contrario, 2 horas. Una tensión nerviosa recorre todo mi cuerpo mientras paseo en círculos por la pequeña habitación. Era mejor eso que quedarme sentada. Hay una cámara en una de las esquinas y el puntito que parpadea constantemente me indica que todos mis movimientos están siendo grabados. En una de las paredes hay un falso espejo. Casi podía imaginar a los cazadores estudiándome minuciosamente al otro lado.

De igual forma que la pantalla del ordenador, el espejo de la sala de interrogatorios me devuelve un reflejo diferente al mío, o más bien, distinto al que solía tener. Ignorando mi aspecto desastroso, desaliñado y cubierto de mugre como consecuencia de haber estado secuestrada en un sucio taller de reparación de coches, estudio mi nuevo yo. Soy bajita y estoy delgada, quizás demasiado. A pesar de que la camiseta es de manga corta, se adivina el borde puntiagudo de mis hombros huesudos y también el de mis caderas a través de la tela vaquera del pantalón. Mi cabello es de color negro azabache, liso y no muy largo. Las puntas de los mechones rozan el comienzo de mis hombros. Mi rostro tiene forma de corazón y mis ojos son también de color negro. Un contraste demasiado grande si tenemos en cuenta que solía ser casi rubia y mis iris de color azul. El borde de una de mis orejas está lleno de perforaciones, cubierto por una hilera de aros de plata. No soy guapa, pero tampoco fea. Un rostro demasiado normal y común que pasaría desapercibido entre la multitud. Además, como ya me había percatado al estudiar mis manos por primera vez, soy morena. No como alguien que va todos los domingos a la playa a tomar el sol sino como alguien que ha nacido con esa tonalidad de piel. Por mi aspecto general sitúo la procedencia de esta mujer en algún país de Suramérica.

De repente, la puerta se abre y entra la líder del equipo de cazadores. Dejo de estudiar mi reflejo y me doy la vuelta para enfrentarla. Ella continúa vistiendo el uniforme (botas de combate, pantalones surcados de bolsillos y jersey ajustado). Se ha deshecho del chaleco antibalas, los guantes y la mayoría de las armas. Sin embargo, mi mirada no deja de ser atraída por la pistola y el cuchillo que aun cuelgan de su cinturón.

– No hay razón por la que debas estar nerviosa. Solo queremos hacerte unas preguntas y después podrás marcharte – me informa invitándome a ocupar una de las sillas con un movimiento de su mano mientras ella toma asiento al otro lado de la mesa –. Mi nombre es Maxime. ¿Cuál es el tuyo?

¿Ma-xi-me? ¿De qué me sonaba ese nombre? Además de que su aspecto me resulta demasiado familiar, como si ya la hubiese visto antes. Entonces... BUM, el recuerdo me golpea.

Max, la compañera de Derek. Me había enfrentado a ella un par de veces y también estaba presente aquella noche bajo el puente. Espera... Si es ella, entonces, este lugar es la misma base de cazadores en la que una vez fui retenida y de la que posteriormente escapé. No me había dado cuenta. Aunque claro, la primera vez llegué inconsciente y después todo ocurrió tan rápido que apenas tuve tiempo de fijarme en los detalles.

De repente, siento un nuevo tipo de nerviosismo: anticipación. ¿Dónde está Derek? Si su compañera, Max, está aquí, él no debe encontrarse muy lejos.

– Frankie – respondo a su pregunta y después, aceptando su invitación, me siento. "Silver" no es una opción y la siguiente posibilidad que ha aparecido en mi mente, en tan poco tiempo, es una variación de mi nombre real, Francesca –. Me llamo Frankie.

Por el momento, servirá.

– Frankie... – repite ella elevando una de sus cejas –. Un nombre curioso. Poco común –me aclaro la garganta incómoda bajo su escrutinio recordando la forma en la que una vez le retorcí el brazo. Como han cambiado las tornas. Hechas las presentaciones, ella asiente y comienza con el interrogatorio –. ¿Hay algún dato que puedas darnos de tu secuestro? Creemos que el Devorador de almas podía tener algún compañero, así que cualquier cosa que puedas contarnos podría ayudarnos a localizar su paradero.

Devoradora de almas | EN PAUSA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora