CAPÍTULO 16

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Nada más poner un pie en la habitación sé que seguirla no ha sido una buena idea. A mi derecha hay una cama grande con un par de mesitas de noche a cada lado y unas lámparas viejas. A mi izquierda, una puerta cerrada que, en seguida, deduzco que conduce al cuarto de baño. Y en frente, una ventana a través de la que se ve el cielo nocturno y el contorno de los edificios de la ciudad. Lo que viene siendo la típica habitación de hotel.

– Relájate, Derek – habla entonces Silver al darse cuenta de que apenas me he alejado de la puerta de entrada –. Solo hemos venido a hablar, ¿recuerdas?

Aparto los ojos de la cama y trato de ignorar las imágenes que no dejan de asaltar mi mente. Era un cazador, sí. Profesional, por supuesto. Pero también era un hombre y estar en un dormitorio con una mujer por la que indudablemente me sentía atraído no estaba ayudando. Tratar de negarlo no tenía sentido. Silver era inteligente y hermosa. Sentía una atracción sexual hacía ella que no había podido parar cuando sus labios tocaron los míos por primera vez en el laboratorio. Pero no solo eso, también tenía la necesidad de conocerla y sabía que eso era lo más peligroso. Como bien había dicho ella debía ser cuidadoso o podría empezar a tener sentimientos problemáticos.

– Sí – murmuro tratando de mantenerme sereno y estoico –. Hablemos.

Silver sonríe. Se despoja de su cazadora de cuero y se sienta sobre el banco que hay junto a la ventana. A pesar de su inmortalidad, los Devoradores de almas sienten frío y calor de igual forma que los humanos. Ella me indica con un gesto de su mano que tome asiento, pero niego con la cabeza. Necesito distancia para mantener la cabeza fría y estar de pie podría ser la única forma de conseguirlo.

– ¿Qué es lo que quieres saber, Derek?

Quería saber muchas cosas, pero era consciente de cuales tenían mayor prioridad.

– Tu hermana –respondo de inmediato –. Antes has dicho que no se iría sin hablar contigo.

– Ah, sí – asiente ella y mira despreocupadamente sus pies, ahora descalzos, mientras dice: –. Ya habrás imaginado que fui yo quien le cortó la cabeza.

<< ¿Asesinaste a tu pobre hermana y guardaste su cabeza como recuerdo?>>. Poco antes del incendio, Cooper le había lanzado esa pregunta y Silver no se molestó en negarlo, por lo que sí, ya me figuraba que había sido ella quién había matado a su propia hermana.

– ¿Por qué lo hiciste? – pregunto mirándola fijamente y queriendo averiguar si era capaz de sentir culpa por lo que hizo.

Silver eleva la mirada y sus ojos se encuentran con los míos. En ellos no se vislumbra la culpa sino la resignación.

– En aquel entonces, creí que era la única opción – al ver mi ceño fruncido trata de explicarse mejor –. Mi hermana y yo siempre estuvimos muy unidas. Compartíamos un vínculo especial. La clase de conexión que solo aquellos hermanos que nacen a la misma hora del mismo día y en el mismo año pueden tener.

Mis ojos se abren como platos al comprender sus palabras.

– ¿Hermanas gemelas?

– Gemelas idénticas – confirma ella –. Tan iguales que ni siquiera nuestros propios familiares eran capaces de distinguirnos a primera vista. De no ser por nuestras personalidades completamente opuestas este hecho se habría convertido en un problema.

Permanezco en silencio durante unos segundos, pensativo. Buscábamos a una mujer con la misma apariencia que Silver. De pelo castaño claro, ojos azules y rostro inocente. Eso solo complicaba las cosas.

De repente, me doy cuenta de algo. Es como si las diferentes piezas de un puzle, que yacían desparramadas por mi mente, se juntasen de forma perfecta. Dos mujeres tan iguales que cada una de ellas podría ser el reflejo de la otra. Dos personalidades enfrentadas y un conflicto que rompe la armonía que las mantenía unidas en el mismo plano.

Devoradora de almas | EN PAUSA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora