·──────⊱ ⚔️ ROYALTY ⚔️ ⊰──────·
❪ Rhaellia Targaryen, princesa de dragonstone
heredera legitima al trono de hierro, señora de
la traición ... ❫
❛ Nos volverán a llamar alteza otra vez...
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En los tres días en el barco la rutina fue siempre la misma y siempre decía lo mismo; esto es peor de lo que recordaba.
Rhaellia estuvo relativamente acostumbrada a que en cada viaje en barco su hermano decía alguna ocurrencia o Arthur Dayne la retaba a un duelo de espadas, hablaban sobre sus vidas y a veces; los rumores del reino.
Pero ninguno de los dos estaba para ella.
Sonrió decaída cuando recordó cuando llevo a su sobrina a Dragonstone por deberes como princesa, su madre estaba decaída y Elia en mitad de su embarazo, Rhaegar en un campo de batalla y Arthur cuidando de su espalda. Solo eran ellas dos en Dragonstone como las princesa legitimas que eran ordenando y acatando sus respectivos deberes mientras la pequeña no sabía más que pedir y reírse con ella.
Sir Alistar apareció en su campo de visión con una enorme y pícara sonrisa con la cual pudo asegurar que venía con una buena y de hecho así fue. Alistar le mostró el mapa de Essos señalando Mereen y comentando sobre novedades al respecto.
Faltaban dos días de viaje y llegarían a esa ciudad esclavista que Daenerys se había ocupado de liberar con esfuerzo y seguir buscando más para cumplir con ese objetivo, ella ayudaría a que se completará.
Aun recordaba a cierta niña pelinegra con cautivadores ojos violeta y actitud ciertamente salvaje que anhelaba ver a Rhaegar en el trono y a ella en las tropas como comandante de las tropas del reino sin tener que hacer su estúpido juramento. Ashara Dayne era sencillamente hermosa con la actitud que fortaleció estando en compañía de Elia y Rhaellia por igual.
Pero esa niña se había lanzado en la torre Espada de Piedrablanca hacía el acantilado por el sentimiento de deshonra y el haber dado a luz a una niña muerta. Un stark la había apagado y Rhaellia había encendido en fuego a uno de los más allegados a la casa de lobos como muestra de venganza ante su muerte; una pequeña que adoraba entrenar con ella.
El líder del barco llego a su lado avisando sobre las crecientes olas más adelante por lo que siguió caminando hasta la bóveda para asegurar las cajas y revisar unas cuantas, miro a los costados tomando la espada pequeña antes de pinchar su dedo con la punta y esparcir la sangre por la misma.
