"¿AMOR DE UN DÍA?"

Capítulo 26: "La fiesta"

El fin de semana llegó y la fiesta organizada por el señor Ox se llevaba a cabo en los jardines de su gigantesca mansión.

Milk observaba con nostalgia el lugar lleno de jóvenes, pero solo varones, al tiempo que pensaba: ¿Qué pretende papá con una reunión en la que yo soy la única chica?

El pensamiento de la jovencita se vio interrumpido por la voz de su padre.

Hija, te presento a Jiren, él es el hijo de mi amigo, él que te envío aquel bello detalle, decía el señor Ox, mientras el joven se acercaba a la pelinegra a tomar su mano.

Eres más bella en persona, pronunció el joven, mientras besaba la mano de la joven.

¡Gracias! y en cuanto al...., agregaba la pelinegra.

La gargantilla de diamantes le encanto a mi hija, ¿no es así Milk?, decía el señor Ox.

Es un regalo muy lindo, pero..., pronunciaba la joven.

Jiren, luego sigues hablando con mi hija, ven hijo, te presento con otros jóvenes como tú, decía el señor Ox, haciendo una pausa para agregar mirando a la pelinegra con firmeza: Luego hablamos Milk.

Una vez que el señor Ox se retiró, la pelinegra se tornó pensativa, sin notar que desde lejos dos jóvenes ubicados en sentidos contrarios la observaban.

Si Broly viera a Milk con ese vestidito que lleva puesto, se arrepentiría de haberla rechazado, en un año se ha vuelto más mujer, pensaba Cell, mientras bebía una copa.

Broly sin duda fue un estúpido al seguirme el juego, como pudo arriesgar su futuro con una belleza como ella, por andar con una chica que hubiera tenido al momento que quisiera por unos cuantos billetes, en fin, él la perdió, y yo solo haré que ella este con la persona que siempre debió estar, ósea conmigo, además de fresita ya no tiene nada, sino no se hubiera puesto un vestido que muestre todos sus atributos, pensaba Hit, mientras observaba a la joven, que llevaba un vestido color coral, que delineaba perfectamente su figura.

Minutos después:

Milk escuchaba las presentaciones que le hacían unos apuestos jóvenes que se acercaron a ella con la finalidad de cortejarla, al tiempo que pensaba: Ninguno de ellos me hace sentir nada, ni con sus palabras, ni con su cercanía.

Cuando tengas tiempo, me gustaría llevarte a que conozcas la casa de campo de nuestra familia, decía un joven de cabello rubio.

La pelinegra no respondió nada, solo sonrió ante las palabras del joven.

Ya no asfixiemos tanto a Milk, dejémosla respirar un poco, decía un apuesto joven de cabello negro lacio hasta los hombros.

Sí es cierto, pero luego bailarás con nosotros, ¿verdad?, pronunciaba otro de los jóvenes.

Claro, dijo Milk.

Bueno hablemos un poco de negocios, ¿les parece?, agregaba el joven de cabello negro lacio.

Aprovechando que los jóvenes empezaron hablar entre ellos, la pelinegra se alejó de ellos rápidamente, hacia una de las mesas del lugar, en donde tomo asiento.

¡Gracias Diecisiete! de no ser por ti, no hubiera podido librarme de todos ellos, pensaba la pelinegra, sin darse cuenta que a la distancia un par de jóvenes no le quitaban la mirada desde que llegaron al lugar.

En tanto:

Ox, tu hija es más bella en persona, decía un hombre maduro.

Lo sé, respondió con orgullo el gigantesco hombre.