Un gigantesco hombre ingresaba a una habitación llevando una pequeña bandeja en la mano en la cual llevaba unos alimentos.
La señora Tazu me dijo que no has bajado a desayunar aún, por ello decidí traerte el desayuno a la cama, decía el hombre, mientras se acercaba a la misma, al tiempo que agregaba: ¿Qué te sucede?, ¿acaso te sientes mal?
Estoy un poco indispuesta, no pienso ir a la empresa, respondió la pelinegra.
Me parece bien, ¿ya comunicaste a la empresa ello?, agrego el padre de la joven.
No, se me olvido hacerlo, dijo la pelinegra.
Bien, lo haré yo, y también llamare al médico de la familia..., añadía el hombre.
No padre, no, no es nada grave, es solo que aún no me adapto al horario de Japón, es todo, dijo la pelinegra.
Bueno, si tú lo dices, entonces no tengo porque preocuparme, respondió el señor Ox, mientras su mirada se posaba en un canasto de flores que estaba en un tacho de basura.
Si papá, no tienes por qué preocuparte, contesto Milk.
¿Y esas flores?, agrego el hombre.
Que las eliminen, ya están marchitas, pronunció la pelinegra tratando de sonar calmada, al tiempo que pensaba: Tan marchitas como esta mi corazón.
¿Quién te las envío?, ¿y cuándo?, dijo el señor Ox, intrigado, haciendo una pausa para acotar: Además no parecen marchitas, sino todo lo contrario.
Si lo están padre, y no sé quién las pudo enviar, mintió Milk.
De seguro alguno de tus admiradores hija, como desde que supe que volverías les informe a mis amigos, y pues los hijos de la mayoría de ellos, tenían interés en ti..., decía el padre de la joven.
Padre, quiero descansar, pronunció la pelinegra, no dándole importancia al comentario de su padre.
Bien hija, respondió el hombre, antes de salir de la habitación.
En tanto:
En una oficina un joven de cabello alborotado miraba con cierta inquietud un escritorio vacío y el reloj que llevaba puesto en una de sus manos.
¿Le habrá pasado algo?, pensó el apuesto muchacho.
Su pensamiento fue interrumpido por el sonido de un celular.
Ring ring ring
El señor Ox, pronunció Gokú, mientras tomaba el celular en una de sus manos, para luego decir: ¡Buenos días!
¡Buenos días Gokú! solo llamaba para informarte que mi hija hoy no irá a la oficina, escucho.
¿Por qué?, ¿está enferma?, dijo en tono preocupado Gokú.
No muchacho, no, ella aún no se habitúa al cambio horario, escucho.
Claro, añadió el apuesto joven.
Encárgate de todo por hoy hijo, si tienes alguna inquietud no dudes en llamarme, escucho.
Bien, pronunció Gokú.
Voy a contactarme con Vegueta, para que vaya a dar una miradita por la empresa, escucho.
No, no es necesario que el joven Ouji venga, él debe tener sus ocupaciones, yo me encargo de todo, decía Gokú.
Está bien, confío en ti muchacho, fue lo último que escucho el joven de cabello alborotado, luego de ello soltó su celular sobre el escritorio.
No vendrás, pronunció con cierta nostalgia el apuesto muchacho.
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"¿AMOR DE UN DÍA?"
De TodoElla quiere una relación de solo un día. Él la quiere para el resto de su vida desde la conoció y esta dispuesto a todo para quedarse en su vida. ¿Lo logrará? Descúbrelo en: "¿Amor de un día?"