Capítulo 25:"Una inesperada noticia, pero a la vez una esperanza"

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Una pelinegra colocaba unas flores en un jarrón, mientras pensaba: Son sencillas pero hermosas, por ello me gustan tanto, además la frescura que transmiten me hacen sentir libre, si libre.

El pensamiento de la pelinegra se vio interrumpido por el sonido de la puerta de su habitación.

Toc toc toc

Adelante, dijo Milk.

Tras algunos segundos la puerta se abrió y por la misma entro su gigantesco padre.

Hija, te estaba esperando, pronunciaba un gigantesco hombre.

¿Para qué padre?, respondió la pelinegra.

Te traigo un presente, dijo el señor Ox, entregándole una cajita a la joven, al tiempo que su mirada se posaba en el jarrón donde estaban las flores que el joven de cabello alborotado le había dado.

¡Gracias papá! pero no comprendo no es mi cumpleaños, contesto Milk.

No te lo compre yo hija, te lo envía el hijo de un amigo, el cual por cierto está ansioso de conocerte personalmente..., decía el gigantesco hombre sin dejar de quitarle la mirada a las flores.

No debiste aceptarlo padre, pronunció Milk, tras ver lo que había en la caja.

¿Por qué?, es su manera de cortejarte hija, el hijo de mi amigo ha visto tu foto en mi oficina cuando fue con su padre y ha quedado prendado de tu belleza, como todos los que la ven, claro..., decía el señor Ox.

Papá, no me gusta recibir regalos de este tipo, lo sabes, si alguna vez recibí algo similar a alguien que no seas tú fue a Vegueta, pues es como mi hermano; o a Broly, pero cuando fue mi prometido; antes no, aunque a este le devolví todos sus presentes cuando lo nuestro termino, agrego con amargura Milk.

Lo sé hija, lo sé, pero como podía rechazar su voluntad, eso sí le dije que mejor hasta que no sea tu novio te corteje con flores, ya que estás te encantan, y hablando de ello, ¿de dónde sacaste estás flores?, nunca las he visto a la venta en las florerías, añadió el señor Ox.

Me las regalaron, dijo la pelinegra con calma, mientras pensaba: Es cierto no se venden en las florerías de nuestro círculo social, sin embargo, es maravilloso que en otras florerías si las vendan, pues son hermosas.

Pues no es el típico regalo que jóvenes de nuestra clase social harían, ¿no?, de hecho, si te regalarían flores serían Orquídeas, Tulipanes o Rosas, pero flores silvestres, pronunció el gigantesco hombre.

Sí, es cierto, pero estás son mis favoritas, y también eran las favoritas de mamá, por ello le gustaba tanto que vayamos al campo, pues allí era el único lugar donde podía conseguirlas, por ello aprecio mucho este presente y por lo mismo me las traje de mi oficina para la casa, dijo Milk, haciendo una pausa para agregar: Las flores silvestres me recuerdan aquellos días junto a mamá, en el campo, junto a la laguna, además transmiten mucha tranquilidad y son hermosas también, ¿no lo crees?

Tu madre amaba la naturaleza, y tú le heredaste ello a ella, respondió el señor Ox, haciendo una pausa para acotar con cierta inquietud: ¿Quién te las dio hija?

¿Qué?, pronunció la pelinegra.

¿Quién te las envío?, volvió a decir el señor Ox.

Nadie me las envío, Gokú las llevo para decorar la oficina, y como me gustaron yo se las pedí, y él me las regalo, dijo Milk con la mayor calma posible, para así evitar alguna sospecha de su padre, aunque ello fue inevitable, pues este ya conocía los sentimientos del joven hacia su hija.

Las llevo a la oficina, pronunció el señor Ox con ironía.

Sí, y yo le pedí que me las regalará, dijo Milk, mientras pensaba: No puedo decirle que me las trajo para mí, pues si solo al saber que se las pedí está furioso, no quiero ni imaginar cómo se pondría si supiera la verdad.

"¿AMOR DE UN DÍA?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora