Capítulo 41: "Una plática pendiente: La respuesta"

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Un hombre de mandil blanco platicaba con un gigantesco hombre frente a la cama que ocupaba una hermosa joven pelinegra.

Así como le digo señor Ox, la evolución que ha tenido su hija desde que despertó tras ese largo sueño, ha sido realmente milagrosa, pues ese mismo día dejo de usar el oxígeno, sus funciones estuvieron estables, y a través de los estudios se pudo comprobar que no tiene secuela alguna, al menos no hasta ahora,..., decía el médico.

¿Eso significa que mi hija podría presentar alguna secuela a futuro?, respondió preocupado el señor Ox.

No puedo descartar ello, por lo mismo ella tiene que pasar evaluaciones mensuales..., decía el médico, mientras la pelinegra y el gigantesco hombre escuchaban atentamente.

En tanto:

En una modesta oficina tres hombres estaban reunidos firmando unos documentos.

Con esto hemos terminado, decía un hombre de traje formal.

¿Entonces la casa ya es mía?, pronunció Gokú entusiasmado.

Se podría decir que sí, pues ya ha hecho el depósito y se ha firmado todos los documentos de venta, solo tengo que regularizar todo y en unos días le estoy alcanzando su título de propiedad, decía un hombre de traje formal.

Bien, agrego el joven de cabello alborotado.

Ha sido un gusto hacer tratos contigo muchacho, agregaba un hombre regordete, extendiendo su mano.

Gracias señor Kaio, por venderme a mí la casa, decía Gokú.

Creo que era tu oportunidad para poder tener tu casa junto a tu centro de trabajo, ¿no?, por ello pensé en primera opción en ti, cuando los dueños del inmueble me pidieron que le busque comprador, respondió el hombre.

Pues ¡gracias nuevamente! dijo Gokú.

No tienes nada que agradecer muchacho, solo cumplo mi trabajo, más bien seguimos en contacto por lo del departamento, agregaba el hombre.

Sí, contesto Gokú.

Bueno yo me voy adelantando para hacer los trámites, decía el hombre de traje formal.

Bien, gracias, respondió Gokú.

Una vez que el hombre de traje formal salió de la oficina el hombre regordete poso su mirada en el joven de cabello alborotado, al tiempo que decía: Has hecho una buena inversión muchacho.

Lo sé, dijo Gokú.

Bueno llámame, en cuanto tengas libre el departamento para ponerlo a la venta, agrego Kaio.

Eso haré, contesto el joven de cabello alborotado.

Luego de ese cruce de palabras el hombre salió del lugar, al tiempo que tres jóvenes entraban al mismo.

¿Ya es tuya la casa?, dijo uno de ellos.

Sí, respondió Gokú feliz.

Pues felicitaciones amigo, contestaron los jóvenes a coro, mientras el apuesto jovencito sonreía.

Ya tengo una casita para los dos mi princesa bella, una casita que, aunque no será una mansión como la tuya estará llena de mucha calidez y amor para ti, solo falta que me confirmes lo que yo pienso, que me elegiste a mí, solo falta ello, y entonces los dos empezaremos a ver las remodelaciones que le haremos a nuestro futuro hogar, pensaba Gokú, mientras su mirada se llenaba de alegría, al tiempo que unos recuerdos venían su mente.

-.Recuerdo.-

¡Buenas tardes! ¿Cómo te encuentras hoy?, decía un apuesto joven de cabello alborotado, que llevaba una flor en su mano, mientras caminaba hacia la cama donde estaba sentada la pelinegra.

"¿AMOR DE UN DÍA?"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora