||Ventisei||

256 47 41
                                        

|26|Entre amigos

Alberto dejo salir un suspiró una vez que estacionó en el estacionamiento de la empresa. No había nadie a su alrededor, su horario de entrada no empezaba hasta dentro de cuarenta minutos –a excepción de Luca que tenía que estar allí hace ya más de una hora–; así que no había peligro de que los atraparan.

–No somos malos padres –le susurró tomando su mano para calmarlo, desde la reunión no había dicho muchas palabras. Estaba perdido en su mente y temía por su niño.

–Lo sé, lo sé –dijo inquieto volteándolo a ver–, pero ¿si algo le pasa?

–No pasará –le aseguró apretando el agarre de su mano, no mentiría que también le asustaba esa posibilidad; ya no podían confiar en alguien tan fácilmente–, eso nos tomo de sorpresa y no hay nada de malo que vaya al consejero. No es terapia solo son unos ejercicios, todo saldrá bien.

–Me siento un terrible padre al estar aterrado.

–Solo tienes miedo, yo también lo tengo en el fondo. Solo hay que poner límites a las amistades de Leo –desvió la mirada inseguro–, decirle que está bien y que está mal, y ver por qué no puede socializar con mas niños.

Luca exhaló derrotado e intento rascarse la muñeca, pero Alberto no lo dejó, tomó su mano provocando que él levantara su mirada mostrándose indefenso. Scorfano desabrochó su cinturón de seguridad para acercarse a él, tomarlo de sus mejillas –como si fuera el objeto más delicado del mundo– para poder acortar la distancia entre ambos en un suave y dulce beso.

Ambos movían sus labios con suavidad a ciegas Luca desbrochó su propio cinturón de seguridad para ir directamente a sentarse en el regazo de su prometido sin dejar de besarlo, cada vez incrementando el calor que los inundaban. Volviéndose locos al oler el aroma de la colonia del otro. Alberto lo tomó de su cintura para apagarlo más a su cuerpo. No obstante, para su desgracia tuvo que romper el beso al recordar que Luca tenía otra reunión dentro de poco y no quería estresarlo más. Los dos se miraron con una sonrisa más tranquila.

–Todo estará bien, estamos bien, nuestros hijos están bien –tomó su rosada mejilla y la acaricio con cariño sin dejar de sonreírle–. Estamos superando todo esto juntos. Tenemos que mantener los pies en la tierra por Leo.

Grazie –musitó antes de abrazarlo y ocultar su rostro en su cuello–. No tienes idea lo bien que me siento de por fin sacar poco a poco mis demonios.

–Lo estamos haciendo juntos, tú sacas los míos también. Hace tanto tiempo que no me sentía tan bien conmigo mismo. Necesitaba ir resolviendo mis conflictos contigo para sentirme bien. Así que iremos afrontando esto con tranquilidad, no quiero que te agobies tanto –se acercó para depositar un pequeño beso en su mejilla.

Luca sonreía ante sus palabras y lo abrazó con más fuerzas sonriendo al sentir como él acariciaba suavemente sus muslos y cintura, sin ninguna intención detrás. Siempre que estaba con Alberto se sentía como un joven enamorado de lugar de ser el jefe de una importante compañía. Estuvieron así por unos momentos tratando de calmar aquellos fantasmas que intentaban llevarlos devuelta al abismo. Alberto lo separó con cuidado de su cuerpo para poder estirarse a los asientos traseros y tomar el almuerzo que le preparo a su prometido, causándole una hermosa sonrisa en él.

–Ve adelantándote a tu trabajo, aun me sobra tiempo así que aprovechare para comprar más pañales se me acabaron, después iré a dejar el auto a tu casa y tomar la motocicleta.

Luca asintió en lo que tomaba su almuerzo y le daba un pequeño beso en la mejilla, provocando una sonrisa en el mayor.

–Te amo.

No por compromiso ||LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora