||Quarantasette||

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|47|Esfuerzo extra

Una sonrisa tonta se reflejaba en los labios al ver a su sobrina intentando tomar su dedo. Sin duda las tres serian igual de bellas que su madre. Naciendo antes de la operación del corazón de Giulia: Elizabeth, Emily y Eleonor Visconti llegaron con una excelente salud –a pesar que nacieron a tan solo semanas antes de tener los nueve meses de gestación– para no dejar dormir a su pobre padre. Las tres pequeñas pelirrojas eran idénticas el mismo tono de piel y ojos de Ercole y todo lo demás era una copia exacta de Giulietta. Obviamente las burlas de sus amigos aparecieron al momento en que vieron los tres mechones rojizos en los cuneros, haciendo resaltar lo cuanto que odiaba a la pelirroja en su adolescencia para que ahora tuviera a otras tres con la misma mujer que juro destruir.

Soltó una silenciosa risa al ver de reojo a su pobre cuñado en pijama durmiendo plácidamente en el sillón mientras que Leo listo con su uniforme cobijaba a su tío y movía sus cabellos de su frente. De todos sus tíos, Visconti era su preferido, ya que era el único con el que vio todas las películas de su vaquero preferido y que no se durmió como su tío Ciccio y Guido; quienes se durmieron en la quinta película de los años sesenta. Por no decirle al niño que Ercole tenía un entrenamiento para mantenerse despierto ante cualquier cosa, pero obviamente no se lo diría a Leo para perder su título del mejor tío. Entrenamiento que termino cobrando factura cuando tuvo que cuidar solo a sus tres hijas recién nacidas ante las claras órdenes del doctor del reposo absoluto de su mujer. Dos semanas sin dormir bien le afectaron al punto que tuvo que pedirles ayuda a sus amigos, algo que daño demasiado su ego.

Alberto, Guido y Ciccio alimentaban cada uno a una bebé con sus mamilas especiales para recién nacidos; tras la operación de la pelirroja mayor dejándole dos heridas claramente dolorosas con los movimientos bruscos, no existía la opción de que ella amantara a las pequeñas. Cada una de las bebes poseía un color diferente de peleles: Emily rosa, Eleonor verde y Elizabeth azul para que sea más fácil saber a quién cuidaban.

–No sé si es tierno o puro narcisismo de Ercole que las tres tengan nombre con e –comentó en un tono bajo el rubio una vez que termino de alimentar a la trilliza del pelele verde y la acomodaba en su hombro para hacerla eructar; haciendo todo movimiento con sumo cuidado.

Los otros dos lo miraron; Alberto esbozó una risa silenciosa mientras que Guido sonrió de lado.

–Fue idea de Giulia; cuando se enteró que serían trillizas, sabía que a él le subiría el ego si las llamaba así. Ya que Ercole deseaba tener un niño –respondió el castaño con simpleza al recordar el momento en que él y su mejor amiga se enteraron.

–Y lo peor de todo es que funciono –se burló Alberto.

–¿Y ustedes como eligieron el nombre de Leo y Mina? –cuestionó fanfarrón Ciccio.

–El de Leo no lo elegimos, conserva sus nombres originales, solo cambiamos sus apellidos –respondió con una sonrisa melancólica–...Mina es otro caso completamente diferente. Su nombre Mina Cinquetti deriva de dos cantantes de antaño: Mina Mazzini y Gigliola Cinquetti. Sus canciones citta vuota y La rosa nera son muy importantes para Luca y para mí. Así que queríamos que nuestra hija tuviera ese nombre como recordatorio que ella es importante para nosotros, es parte de nosotros aunque no compartamos sangre. Que la amaremos mucho más de lo que nos amamos a nosotros mismos y con solo escucharla reír, llorar y quejarse nos llena de vida y razones para luchar –narró con una sonrisa melancólica al recordar cuando eran novios habían pensado muy bien el nombre de su primera hija.

–Ustedes van hacer que vomite arcoíris –dijo asqueado Guido y Ciccio asintió dándole la razón.

Alberto rodeó la mirada con fastidio, él no era un hombre tan romántico, pero adoraba dar detalles significativos de lugar de los caros. Luca y sus hijos sacan ese lado de él. Miro de reojo como Leo estaba tranquilo jugando en la sala, parecía tener una fiesta de té con su peluche del pato Donald y su muñeco del sheriff Woody. Leonardo sin duda era un niño peculiar, demasiado tranquilo como para tener cuatro años.

No por compromiso ||LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora