||Cinquantanove||

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|59|No por compromiso: hasta el final (parte 5)

Cada beso, cara caricia al pequeño cuerpo de su ahora esposo provocaba que los pétalos de su corona de hortensias cayeran sobre el lavamanos donde lo encima sentado y sin la sus pantalones, dejando a la vista aquel pantis de lencería blanca, que se puso a propósito. Sabiendo que en cualquier momento ambos tendrían que "celebrar". Luca sostenía su rostro con ambas manos gimiendo en medio de sus labios al sentir las enormes manos de su esposo acariciando sus piernas y apretando su trasero mientas restregaba su cuerpo con el de él. Tenían suerte de tener el pequeño vestidor que ofrecía el lugar para sí solos, todos estaban comiendo e iniciando la fiesta con la música en alto volumen y los fuegos artificiales que planearon.

Sin duda la alegría y la emoción inundaban aquel enorme campo verde escurecido por la noche e iluminado por la enorme luna hacia que ese día fuera mucho más especial para el joven matrimonio. Ambos lentamente se separaron con la respiración agitada y con una gota de saliva escurriendo en la comisura de sus labios, Luca sonrió como un felino al ver como su hombre estaba a punto de bajarse los pantalones cuando escucharon unos golpes en la puerta del vestidor que los interrumpieron en su mejor momento.

–Puedes dejar de cogerte a tu esposo –los regañó Visconti desde el otro lado de la puerta; el mayor estaba realmente furioso–. Por una jodida vez en tu vida puedes mantenerte serio.

Alberto gruñó y aun abrazado a la cintura de su pareja. Le gritó:

–¡No he podido cogérmelo por tu culpa! ¡¿No entiendes que quiero tener a mi bello esposo gimiendo mi nombre?! –exclamó molesto.

–Traeré a nonna si no salen en este mismo instante –amenazó de una manera tranquila, pero irritada al ser el niñero de su mejor amigo.

Derrotado dejo caer su rostro en el hombro de Luca, quien riendo de la manera más dulce consoló a su pareja dándole suaves caricias en su cabeza.

–Tenemos que salir.

–Pero...

Luca lo detuvo colocando su dedo sobre sus labios y le siseo de la manera más dulce.

–Quiero disfrutar mi noche con mis hijos también. Tenemos la luna de miel para que me hagas el amor todas las veces que quieras; quiero ser el de abajo toda esa semana. Así que...

No logró terminar ya que Alberto beso de manera inocente su mejilla, logrando que él se sonrojara demasiado que tuvo que cubrir su rostro con ambas manos. Alberto rio tiernamente adoraba esas reacciones, aunque también aprendió a ser cuidadoso con los afecto sorpresa para no asustarlo como las veces anteriores, si lo hacía correctamente obtenía una imagen que no querría olvidar por el resto de su vida.

[...]

Ambos novios salieron del vestidor con sus trajes desarreglados y la corona de Luca sin algunos pétalos. Alberto tenía su corbata desatada y los primeros botones de su camisa desabrochados dejando ver un par de chupetones y una que otra mordida mientras que Luca tenía solo su cabellera desordenada y llena de pequeños pétalos morados. Tenía suerte que había guardado el velo –más que nada querían guardarlo para cuando Mina se case–. Ambos intentaron salir de allí de forma cautelosa, pero se detuvieron de forma brusca al ver a su cuñado apoyado en la pared con dos de sus hijas dormidas en su pecho mientras que nonna los miraba con la ceja arqueada y en sus brazos sostenía a su bisnieta; quien al ver a sus padres soltó un gritillo y comenzó a dar saltitos con intenciones de que la cargaran.

–¿Les hizo falta condones? –preguntó inocentemente la anciana.

Visconti y Scorfano se sorprendieron por la manera en la que hablaba la dama Paguro mientras que Luca solo pellizcó la fuente de su nariz con su rostro pintado de un fuerte carmín ante la forma en la que habla su abuela sin vergüenza alguna.

No por compromiso ||LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora