No por compromiso ||Luberto

||Diciotto||

|18|Comunicación

Cuando la pequeña llama de su encendedor se apagó una vez que encendió la punta de su cigarrillo, abrió su mirada con sorpresa al ser repentinamente arrebatado de sus labios. Molesto volteo a ver a su compañero, pero Alberto solo le dio una calada mientras leía el nuevo borrador que trabajaría juntos bajo la supervisión de la señorita Davis.

–Esto es un asco –gruñó el pecoso leyendo el primer capítulo de aquel escrito con el título Uncover.

Luca exhaló antes de retirar su cigarrillo de los labios de su prometido para darle una suave calada. Ambos caminaban en esa nublada y fría madrugada por los extensos como laberinticos callejones del centro de Portorosso. Abrigados y con una expresión tranquila –al menos en el caso de Paguro– se dirigían hacia su primera reunión con los organizadores de bodas después de una tensa renovación de contrato con la escritora; donde casi Alberto y ella se gritaban maldiciones.

El fresco y húmedo viento de otoño movía los cabellos de la pareja y hacia que el fino hilo de humo del cigarrillo marca Andersen bailara con el aire. Luca aprovechó la soledad de su recorrido para sacar de su bolsillo su anillo de compromiso, Alberto al notarlo rápidamente se lo arrebata de las manos. Ambos pararon sus pasos en medio de las desoladas y antiguas paredes con adornos clásicos de la mitología de la zona –siendo la mayoría estatuas y mosaicos de monstruos marinos–. Paguro observo con seriedad como Scorfano tomaba su mano para colocarle el mismo el anillo en su dedo anular.

–¿En serio teníamos que renovar el contrato con esa arpía? –se quejó en voz baja mientras soltaba suavemente su mano.

Luca miro aquel pequeño objeto adornando su piel blanca, le dio una calada a su cigarrillo antes de entregárselo a su prometido al mismo tiempo que liberaba al cielo el humo de sus labios. Alberto lo acepto, intentando mantener la calma.

–Es nuestro trabajo, sus libros siempre traen grandes ganancias a la empresa –le respondió tranquilo y pacífico–. Desde que se anunció que estaría en proceso de publicarlo, varias librerías del continente ya apartaron una gran cantidad de ellos. Es más por dinero que otra cosa.

Él chasqueó la lengua disgustado para luego seguir fumando y caminando. Luca rodeó la mirada de manera divertida. Observo como el mayor guardaba el libro devuelta a su bolso, era el deber de ambos leerlo; él lo corregía y Alberto lo "embellecía" –como le gustaba decirlo su abuela–.

Rápidamente se colocó a su lado. Scorfano le entrego devuelta el cigarrillo y él lo acepto.

–Es la primera vez que trabajamos con un libro con el tema del romance gay –comentó ya más calmado y sereno Scorfano mientras miraba a su prometido darle una profunda calada a cigarrillo y soplar el humo al cielo para luego tirar las cenizas con un golpecito de su dedo.

Él lo miro de reojo y rio suavemente.

–Te tocara dibujar hombres desnudos –bromeó juguetonamente.

Su risa termino contagiando a su prometido en lo que daba la última calada aquel cigarrillo compartido antes de apagarlo en uno de los basureros del lugar y tirarlo. Resoplo el humo hacia el rostro del menor, sonriendo al ver su cara de molestia –aunque también quería reírse–. Luca agito su mano para esparcir el humo hacia otro lado.

Ambos volvieron a parar sus pasos, pero esta vez Alberto tenía una sonrisa pícara reflejada en su rostro.

–Sabes que no es la primera vez que dibujo a un hombre desnudo –murmuró coquetamente mientras se acercaba peligrosamente a su prometido; quien no mostro miedo y solo cruzo sus brazos sobre su pecho correspondiendo su sonrisa con una parecida.