||Ventinove||

201 39 61
                                    

|29|Culpables

Portorosso, Italia, agosto de 2011

Ya era tarde, el atardecer invadía toda la ciudad costera de colores anaranjados y rojizos, pero a él no le importaba. Estaba nervioso, demasiado que temía maltratar aquel cartel que hizo para recibir a su novio. Espero ansiosamente que el verano llegase a su fin para volver a ver a Alberto. Sentía sus manos sudar mientras sus pies zapateaban ansiosamente. La sonrisa de su rostro no tenía comparación cuando escucho a lo lejos el tren acercándose entre las enormes montañas verdes que rodeaban la ciudad pesquera.

Saltó del banco donde estaba y corrió hacia las puertas, dando pequeños saltitos para ver entre la gente al mayor. Hasta que lo vio bajar con su maleta y mochila en manos. Alberto al verlo escondido entre la gente sosteniendo su cartel que resaltaba las palabras: Benvenuti, amore junto con varios corazones y fotografías de ellos.

Alberto dejó caer sus cosas y corrió para abrasarlo con fuerza, alzándolo del suelo y siendo al instante correspondido. Luca estaba llorando de la felicidad. Oliendo aquel perfume y cigarrillos que emanaban de las ropas del mayor. Pensando internamente que no podría sobrevivir sin oles aquel aroma que eliminaba cada rastro de soledad en su ser. Al separarse ambos se sonrieron y se besaron dulcemente a la vez que se notaba la desesperación de sentir el cuerpo del otro. Al separarse ambos rieron, juntando sus frentes mientras que Paguro repetía una y otra vez:

–Te extrañe, te extrañe como no tienes idea, amore.

–Solo fueron un mes y medio, no te bastaron mis llamadas y mensajes –murmuró con una sonrisa tranquila antes de besar los rizos de su pequeño novio.

–Claro que no me bastaron, no es lo mismo, te necesitaba conmigo, no sé porque tienes que irte por tanto tiempo a Génova.

–Sabes que tengo que ir a visitar a mi familia –respondió tranquilo en lo que agarraba de nuevo su equipaje–, este año Giulia trajo a su nuevo novio y fue un fastidio para mí escuchar cuando traeré a mi novia.

Luca hizo una mueca de disgusto al escuchar el nombre de su cuñada, pero rápidamente prefirió tranquilizarse y estar feliz de estar al fin juntos. Alberto no dijo nada creyendo que su expresión era porque aún no les ha dicho a sus padres que era gay. No dijo nada al respeto y solo volvió a cargar su equipaje, siendo rápidamente arrebatada su maleta por su novio; quien le sonreía con cariño:

–Déjame ayudarte, debió ser un viaje largo para ti –murmuró tiernamente en lo balanceaba suavemente su equipaje.

Alberto lo miro sorprendido un par de veces, no obstante rápidamente rio en silencio.

–Eso me recuerda que tengo un obsequio para ti –comentó juguetonamente mientras sacaba de su bolsillo un llavero de un monstruo marino morado con detalles hecho a mano.

La mirada del menor brillo con asombro, con un suave carmesí en sus mejillas.

–¿Lo hiciste tú? –susurró asombrado al ver el nivel de detalles que tenía.

Él rio y sacó de su bolsillo su juego de llaves donde colgaba uno igual pero de tonos verdes azulados y azules oscuros. Al notarlo aquel detalle oculto, tomó las llaves de su novio y junto ambas figurillas notando como las colas de los monstruos formaban un corazón. Incrédulo miro al mayor y el rio nervioso, rascando su nuca.

–Me encanta –musitó con una enorme sonrisa antes de lanzarse a sus brazos con maleta en mano.

Él correspondió al instante, ocultándose en su cuello para dejar un pequeño beso en su piel blanca. Sonrió internamente al sentir como el menor se estremecía, soltando una risa nerviosa –al igual que un poco incomoda–. Quiso separarse, pero su novio no lo dejo y solo volvió acurrucarse en él.

No por compromiso ||LubertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora