Cuando Maciel salió del baño se encontró con Lucía dormida en la cama, se había puesto uno de los conjuntos que Maciel le había comprado, se trataba de un pequeño camisón de seda de color negro. Se encontraba acurrucada en mitad de la cama por lo que Maciel tuvo que cogerla para apartarla un poco y poder ponerse a su lado, al hacerlo, la pecosa inconscientemente se arrimo hacía Maciel acurrucándose a su lado rodeando con uno de sus finos brazos el pecho de este. Maciel, antes de cerrar sus ojos se quedo mirando detenidamente el rostro de la pecosa y como descansaba plácidamente a su lado aunque no soportase su presencia ni su cercanía. Con los primeros rayos del sol Maciel se despertó y de inmediato se puso a hacer cosas en la casa, Lucía todavía seguía sumida en un profundo sueño por lo que no se dio cuenta de que Maciel ya no se encontraba a su lado.
- Buenos días, ¿qué tal amaneció el bello durmiente?- dijo Maciel abriendo la puerta a Rafael.
- Cállate, no he podido pegar ojo- dijo en un tono molesto.
- Tranquilo- respondió Maciel en un tono divertido.
- ¿Y la chica?-
- Está arriba- dijo haciendo un gesto con la cabeza.
- ¿Tuvisteis una noche movidita o que?- preguntó Rafael de una manera divertida enseñando su hilera de dientes.
- Todavía es demasiado pronto, además, es virgen- dijo Maciel sirviéndose un vaso de zumo.
- ¿Enserio?, pues si que la cuidaban bien sus padres- dijo Rafael sorprendido- Menudo capricho más especial has conseguido, a estrenar.
Mientras los dos Canes charlaban muy abiertamente Lucía se despertó, vio que estaba sola en la cama asi que decidió entrar al baño para asearse y darse una ducha. Cuando terminó se puso algo de lo que Maciel la compro, estaba muy indecisa ya que cualquier cosa que se pusiera remarcaba cada curva de su cuerpo o lo dejaba ver demasiado, al final opto por ponerse un conjunto de pantalón corto y una camiseta de tirantes, al no estar conforme decidió investigas por los cajones a ver que era lo que encontraba, después de rebuscar encontró una sudadera negra la cual era bastante grande, al ponérsela la cubrió por completo su cuerpo pero dejando entre ver un poco el pantalón corto el cual casi deja ver todo su culo. Una vez la pecosa estuvo lista salió de la habitación para bajar a la cocina a por algo de desayunar, lo que no esperaba ver era a Rafael allí. Cuando los vio los dos se quedaron muy callados y las sonrisas que estaban dibujadas en sus caras se borraron en cuanto la vieron aparecer. La pecosa no dijo nada, continuo su camino hacia la nevera a por algo de leche.
- Buenos días pequeña- dijo Rafael enarcando una ceja.
- Hola- respondió ella en un tono seco, ni siquiera le miro al responderle.
- ¿Has dormido bien?- dijo en un tono que Lucía no pudo deducir.
- Pues la verdad es que no, si tengo a este engendro cerca de mi me es imposible- dijo preparándose el desayuno, al decir eso le hecho una rápida mirada a Rafael quien se encontraba mirándola de arriaba abajo.
- Auch, eso tiene que doler Maciel- respondió Rafael acompañado de unas risas.
- Eso es imposible- cuando dijo eso una sonrisa de dibujo en la cara de Maciel- estuviste toda la noche pegada a mi.
Cuando dijo eso Maciel pasó por detrás de ella pasando una de sus manos por su cintura. Lucía lo empujo alejándose de él al mismo tiempo que escondía su rostro ya que había adquirido un leve color rojo. Al estar en la misma cama era imposible mantener las distancias aunque Lucía quisiera mantenerlo lo mas lejos de ella posible. La pecosa con toda la vergüenza e impotencia que sentía en es momento cogió su vaso de leche junto con unos cereales y se fue al salón son decir palabra.
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Petricor
RomansaCuando la lluvia cae sobre el espeso bosque, todo ser vivo se esconde para no dejar rastro y dejar que el enemigo se abra paso entre los árboles destruyendo y masacrando. Canes, así es como les llaman los habitantes del pueblo. No sienten pena ni a...