Con la interrupción de ambos en el reservado, Tomas se detuvo alejándose de la pecosa y acercándose a un Aramis y René algo afectados por la bebida, aunque Lucía se preguntaba si ese comportamiento era verdad o solo estaban fingiendo. La pecosa miro atónita a Maciel el cual estaba demasiado tranquilo con las chicas todavía encima de él ignorando lo que estaba pasando a su alrededor.
— ¿Quién cojones sois? — quiso saber Tomas con un tono de superioridad.
— Colega, ya deberías saberlo— contesto René tambaleándose hacia los lados, si estaba fingiendo lo hacía de maravilla, pensó Lucía. De un movimiento repentino René hecho uno de sus brazos por el cuello de Tomas atrayéndolo hacia si— Soy el hijo de puta que te va a quitar a la chica— al decir esas palabras al oído de Tomas este cambio su expresión a una de sorpresa, pero no pudo reaccionar a tiempo pues René lo empujo alejándolo de él.
El empujón que le propino lo puso de vuelta al lado de Lucía, está hecho un vistazo a Maciel quien tenía una sonrisa torcida en sus labios y la indico con un ligero asentimiento con la cabeza lo que tenía que hacer. La pecosa no se lo pensó dos veces, cogió su anillo y desenvainó la pequeña cuchilla que escondía, cerro su mano en un puño y con todas sus fuerzas lo dirigió hacía el cuello de Tomas, el impacto fue inmediato gracias a lo cerca que estaban ambos, Lucía noto como la pequeña pero letal cuchilla se introducía en la carne de Tomas, este soltó un grito descarnado, echándose las manos al cuello, Lucía retrocedió todo lo que pudo hasta topar con el pecho de Maciel, quien ya se había quitado de encima a las chicas, de un empujón su cuerpo quedo detrás del suyo, lo único que pudo ver era como Tomas se daba la vuelta mirando con los ojos tan abiertos por la sorpresa que parecía que se le iban a salir de las orbitas.
— ¡Eres una zorra! — grito como pudo, soltando pequeñas gotas de sangre por la boca, la cual ya manchaba sus dientes perfectamente blancos.
— ¡René, llévatela de aquí! — dijo Maciel al mismo tiempo que la quitaba a la pecosa el bolso que tenía entre sus manos, el cual ocultaba la pequeña pistola en su interior.
Todo lo que ocurrió después fue demasiado rápido, René hizo lo que le ordenaron, cogió a la pecosa y salieron del aquel reservado dejando allí a los demás. Minutos después se hoyo un disparo y la gente se alteró, apelotonándose en las salidas y corriendo asustada por todos lados. Lucía miro hacia el reservado, pero no se veía nada, solo oscuridad, temía que ese disparo hubiera sido de parte de Tomas.
— No te pares tenemos que salir de aquí— dijo René guiándola entre la multitud hasta detrás de una de las barras, allí se encontraba una puerta que llevaba hasta los vestuarios de los empleados, siguieron los pasillos y una puerta al final se abrió dejando ver a uno de los Canes.
Al salir el gélido frio impacto en el cuerpo de Lucía, pero era tanta la adrenalina que sentía en ese momento que ni si quiera lo noto. René tiro de ella hasta que se encontraron ante una moto de alta gama, René no dudo ni un segundo y cogió el casco para ponérselo y montarse en la moto, una vez subida a ella cogió el otro casco y se lo cedió a la pecosa.
—¿Y Maciel?, no podemos dejarle ahí, ni al ni a los demás— dijo rechazando el casco.
— Escucha, tengo ordenes de Maciel de sacarte de aquí sana y salva, sin importar lo que pienses o quieras, asique, encanto, ponte el casco y súbete a la moto— dijo acercando el casco de nuevo para que lo cogiera.
Lucía llena de rabia cogió el casco de mala gana se lo puso y después se dispuso a montarse en la moto, pero el vestido que tenía era tan ajustado que no la permitía separar las piernas lo suficiente para montarse, René no quería demorarse mucho más por lo que sus manos dejaron de sujetar los manillares de la moto y las dirigió hacia su vestido, este crujió rasgando la tela hasta dejar sus muslos al aire.

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Petricor
RomanceCuando la lluvia cae sobre el espeso bosque, todo ser vivo se esconde para no dejar rastro y dejar que el enemigo se abra paso entre los árboles destruyendo y masacrando. Canes, así es como les llaman los habitantes del pueblo. No sienten pena ni a...