Capitulo 12

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Maciel se quedo observando a la pecosa, la manera en la que se había quedado dormida al tacto de aquella manta, le hizo imaginarse lo cansada que estaba después de haber estado huyendo por el bosque, a lo que recapacito y se dio cuenta de que la ropa que llevaba puesta antes de que la dejase desnuda ante el se quedo allí tirada, por lo que no se lo pensó dos veces y fue en su busca. No le convenía que esa ropa la encontraran los policías del pueblo si estaban en su busca. Caminando por el bosque siguió sus propios pasos hasta llegar al sitio, pero una vez allí se dio cuenta de que la ropa no estaba en el lugar. Su ceño se frunció y comenzó a mirar por todas partes pero no había ni rastro de los girones de tela.

- ¿Buscas esto?-le sorprendió una voz familiar que procedía desde lo alto de las rocas donde se había escondido Lucía.

- Eres un hijo de puta- escupió Maciel dirigiéndose a su amigo- ¿se puede saber que haces aquí?

- ¿No es obvio?- respondió alzando una ceja- vine para limpiar el rastro, o es que querías que lo encontraran- al decir eso se bajo de allí y lanzo los cachos de ropa a Maciel.

- Tenía pensado venir a recogerlos, no necesitaba que vinieras tu- dijo un poco molesto.

-Bueno que, ¿te lo has pasado bien?-pregunto curioso a su amigo, pero Maciel no dijo palabra, lo único que hizo fue mostrarle una sonrisa de satisfacción- Joder no sabes la envidia que me das, la verdad es que esta buena, quitando su mala ostia- se relamió Rafael sus labios.

- Tienes razón, no se parece en nada a las tías con las que hemos estado, es diferente- dijo poniéndose en marcha hacia su casa.

- No tiene ni punto de comparación, encima es la hija del jefe de esos gilipollas y lo mejor de todo es que no la a tocado nadie a parte de ti claro- dijo riendo al mismo tiempo que jugaba con una rama entre sus manos.

- Eso es lo mejor de todo, si ese desgraciado descubriera nuestra posición ella seria a quien utilizaría para chantajearle, no creo que a un padre le haga gracia que su hijita este en manos de alguien como nosotros- dijo con ciento tono de rabia.

-Tranquilo hermano eso no va a pasar, es toda tuya y ese gilipollas no tiene ni idea de donde nos encontramos, pero si lo hace seria su fin y el de ese maldito pueblo- dijo posando una de sus manos en el hombro de Maciel.

- Por supuesto, eso no lo dudes- soltó una sonrisa.

-Oye, cambiando de tema, por que no salimos mañana, me han dicho que Tomas hace una fiesta en una discoteca de la ciudad que han abierto hace poco- soltó ilusionado.

- Por que no, estaría bien despejarme un poco, pero no creo que deba dejar sola a esa fierecilla por una noche- dijo refiriéndose a Lucía.

- Que se venga con nosotros, la vendrá bien salir a ella también, asi la luces un poco- al decir eso le guiñó el ojo.

Maciel no estaba del todo convencido, sabía que podía ser un poco arriesgado ya que la estarían buscando por todas partes, pero por otro lado se moría de ganas de verla en un vestido apretado, era arriesgado. Finalmente tras debatirlo un momento asintió y Rafael pego un salto de ilusión.

- Si algo sale mal te aseguro que te cortare las pelotas- dijo despidiéndose de el para ir hacia su casa.

- Tranquilo, no pasara nada- dijo guiñándole el ojo para después desaparecer.

Al llegar Maciel recorrió la estancia para divisar a la pecosa, lo cual se llevo una sorpresa al ver que no se había movido del sitio, todavía seguía profundamente dormida en el sofá sin siquiera percatarse de que se había ido y vuelto. Siguió caminando hasta adentrarse hacia la cocina donde habría un armario donde se encontraba la basura y deposito en su interior la ropa destrozada de Lucia. Después volvió a salir para aproximarse hacia el sillón donde pudo apreciar que su amigo canino se encontraba acurrucado al lado de la pecosa, Maciel con cuidado aparto a Kaiser para después coger a Lucía en brazos y llevársela a la habitación, una vez allí la deposito en la cama con cuidado de no despertarla y la arropo con las sabanas, acto seguido Maciel se quito la ropa y se dispuso a hacer lo mismo.

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