Las dos amigas se pusieron cómodas en el salón junto con Kaiser. Elena se encontraba un poco inquieta.
- ¿Te pasa algo?- quiso saber Lucía.
- No es nada tranquila- un sonrisa forzada se dibujo en su cara.
- Elena...sabes que no es verdad, te conozco demasiado bien- cogió la mano de la morena.
- Esta bien...- soltó un suspiro- Esta mañana Rafael me a dicho que no vendría hasta muy tarde. Estaba algo nervioso. Le e preguntado que era lo que pasaba para que estuviera asi, pero no me a querido decir gran cosa.
- ¿Qué es lo que te a dicho?- Lucía estaba intrigada.
- Solo me a dicho que tenían que hacer unas cosas en el bosque, solucionar un problema, pero no me a querido contar nada mas- frunció el ceño apenada y preocupada- ¿Crees que tiene que ver con nosotras?
- No lo se. Pero sabiendo como son me espero cualquier cosa- aparto la vista d su amiga para centrarse en Kaiser que estaba cómodamente dormido en el regazo de Lucía.
*
Fuera del poblado los Canes se agrupaban a las afueras, se encontraban en un claro rodeados por frondosos árboles, tenían sus rostros cubiertos con sus características mascaras y armados con machetes. Silvestre el cabo de un tiempo ocupó el centro de aquel claro y decidió hablar.
- Creo que todos sabéis lo que esta pasando. Varios de los nuestros han aparecido muertos a las afueras, lindando con ese maldito pueblo- dijo entre dientes mirando a todos los presentes detrás de aquella mascara tan característica de color negro con detalles rojos- No se que estará pasando, pero alguien anda detrás de nosotros. No es ninguna sorpresa puesto que ya sabemos los que pueden ser los sospechosos.
- Puede que sean los habitantes del pueblo señor- se escucha una voz entre ellos.
- Puede ser, si. O pueden ser los aliados de Alfonso. Sabemos el altercado que tuvimos hace unos días en casa de mi hijo- se dio la vuelta para mirarle, Silvestre no podía ver la cara de su hijo, pero no la hacia falta, podía ver la furia en sus ojos.
- Es todo por esas dos, nos mataran a todos por su culpa- se empezaron ha oír varios murmullos entre los Canes.
- ¡Silencio! Esto no es culpa de nadie. Sabíamos que esto pasaría tarde o temprano. No importa que o quien haya sido del desencadenante. Tenemos que estar muy alerta, por que esta guerra acaba de empezar- Silvestre observaba a todos y cada uno de los que se encontraban allí- Necesito que todos estéis alerta, preparados para lo que se avecina. No estrené a cobardes, entrené ha asesinos sedientos de venganza.
- ¡Si!- gritaron unos cuantos Canes alzando sus armas.
- Esta claro que correrá la sangre, pero eso no ocurrirá hasta "ese día"- dijo haciendo énfasis en las ultimas palabras- Y cuando llegue estaremos listos. Pero hasta entonces, cazaremos- estas ultimas palabras fueron acompañadas de una risa macabra que se oyó en todo el bosque haciendo que varios pájaros y animalillos que frecuentaban la zona salieran huyendo.
Después de aquellas palabras tan alentadoras los Cane se dividieron en varios grupos esparcidos por todo el bosque y alrededores del pueblo. Ese día se preveía lluvia acompañado de tormenta, por el olor que traía el viento y las nubes de color gris oscuro que se acercaban peligrosamente a la zona. Maciel y Rafael se posicionaron en los alrededores del pueblo vigilando a sus habitantes, el grupo estaba dispuesto en los varios senderos que conectaban con el bosque, mientras Maciel y Rafael se encontraban en una zona un poco mas elevada vigilando.
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Petricor
RomanceCuando la lluvia cae sobre el espeso bosque, todo ser vivo se esconde para no dejar rastro y dejar que el enemigo se abra paso entre los árboles destruyendo y masacrando. Canes, así es como les llaman los habitantes del pueblo. No sienten pena ni a...