Silvestre la animo con un gesto de cabeza a que hablara, después de haber impedido que su madre la diera un abrazo.
- Hemos venido...- se corto a si misma, agacho la mirada, sacudiendo la cabeza- Le e pedido que me dejase venir para pedirte una cosa- levanto la cabeza y sus ojos chocaron con los de su padre.
- Claro, cariño, ¿Qué es lo que quieres?- su voz no tenia apenas fuerzas, se notaba en cansancio que tenia.
-Quiero...- hecho un rápido vistazo a Silvestre quien la miraba expectante- Necesito que retires a tus hombres, a los que tienes infiltrados entre los canes y el bosque, solo por un tiempo.
Su padre arrugo el ceño, no entendía nada de lo que le estaba diciendo.
- No se de que mes estas hablando hija- negó con la cabeza.
- Papá, se que lo estas haciendo tu, la rabia te corroe, mírate, no eres tu- le miro de arriba abajo- Diles que se vayan , que dejen a los Canes, aunque sea por un tiempo, luego podrás volver a hacer lo que sea que hagas, que estéis haciendo- al decir esto ultimo lo miro a las dos, estos se estaban matando con la mirada.
- Ya la has oído- dijo Silvestre.
- No se de que me esta hablando, pero si así fuera no lo haría, os merecéis todo lo malo que os pase. Estas obligando a mi hija a hacer estas cosas y que otras mas- su cara se contrajo en un gesto de asco.
- Yo no la e obligado a nada, a sido idea suya- Silvestre echo una mirada fugaz a la pecosa.
- Es verdad, a sido idea mira- la cara de su padre no daba crédito.
- ¿Por que? Sabes perfectamente lo que hacen, son asesinos.
- Lo se papá, pero con todo esto me pones en peligro, así que, haz el favor de retirar a tus hombres de entre los Canes- su voz fue dura, clara, aunque la dolía tener que decirle esas cosas a su padre. Tenia razón, eran unos asesinos, pero había otra forma de hacer las cosas.
- Adam, por favor, hazla caso...- su madre se encontraba al lado de su marido, le rodeo el brazo, apenas podía retener las lagrimas en sus ojos.
- Esta bien, pero solo por un tiempo, esto no a acabado, no voy a descansar hasta que no quede ninguno de vosotros en pie y mi hija este a mi lado a salvo.
Silvestre no dijo nada, solo mostro una sonrisa de satisfacción al respecto, haciendo un gesto de despedida con la mano se dio la vuelta agarrando a la pecosa por el brazo forzándola a que anduviera. Lucía no quería darse la vuelta y volver a desaparecer como ya había hecho otras veces, con sus ojos plagados de lagrimas que casi no tenia una visión clara de sus padres se despidió de ellos diciéndoles un -os quiero- según se iba tropezando con sus propios pasos. Cuando se adentraron en el bosque su padre empezó a despotricar por la boca lleno de rabia.
- Voy a llamar a ese hijo de puta..-
- No te hará caso, sabes como es y lo que es tratar con el- dijo Gala.
- Esto me pasa por hacer tratos con ratas.
______
Cuando llegaron Lucía y Silvestre ambos anduvieron con cuidado de que nadie los viera, esta soltó a la pecosa y se cruzo de brazos.
- ¿Sabes que tu padre es uno de los responsables de que ahora tengan a tu amiga?
- Si lo se...- eso la dolía muchísimo.
- Esta colaborando con Alfonso, todo esto, el secuestro de tu amiga, las muestres de hombres de mi manda, no sabe donde se esta metiendo, al final acabara muerto- le advirtió.
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Petricor
RomanceCuando la lluvia cae sobre el espeso bosque, todo ser vivo se esconde para no dejar rastro y dejar que el enemigo se abra paso entre los árboles destruyendo y masacrando. Canes, así es como les llaman los habitantes del pueblo. No sienten pena ni a...