Alexia
Sentí unas ganas terribles de llorar. Juro que me dolía el pecho como hace tiempo que no lo hacía. Sigo viva, sigue doliendo.
Y lo peor no era lo sucia que me sentía después de haber tenido sexo con Niall, ni siquiera las palabras que me acababa de decir Reeds... Lo que me dolía era lo mucho que me recordaba la mirada de asco de Liam a la última que me dedicó Jeremy, tan llena de odio, rechazo y decepción... Me juré no volver a cometer el mismo error, no volver a decepcionar a nadie con tal de no volver a ver esos ojos, pero parecía que últimamente era lo único que sabía hacer, parecía que había nacido para decepcionar a la gente.
¿En qué mierda había convertido mi vida? ¿En un juego de reproches y llantos? Tomaba malas decisiones sin siquiera pensar, hacía aquello que no quería y luego, como una jodida hipócrita, me escondía y lloraba para relamer mis heridas. ¿Qué mierda estaba haciendo? A veces creo que sería tan fácil dejarlo todo... Digo, mi vida tampoco es una que merezca mucho la pena vivir. No así. No desde que no está. Pero aún siento que sigo en deuda, que aún no he pagado lo suficiente todo el daño que le hice.
Acababa de sonar el timbre que indica el fin de la primera clase, con todo lo ocurrido ya había perdido una hora... Recogí todas mis cosas del suelo y salí de aquel horrible baño, evitando mirarme en el espejo. No sabía qué iba a hacer con mi vida, solo sabía que ya no podía huir una vez más.
* * * * * * *
- No has venido a la primera clase.
- ¿Y desde cuando te importa tanto mi vida?- le contesté mordaz a Anna mientras veía como se sentaba al otro lado de nuestro árbol.
- ¿Así que volvemos a las borderías? Vaya, chica, pensé que habíamos avanzado algo.
- Pensaste mal.
Al instante me sentí pésima. Estaba pagando toda mi frustración con Anna, con alguien que se había abierto a mí incluso sin quererlo, que me había confiado su pequeño secreto como era su no tan oculto amor por Kevin.
- Lo siento, Anna.- susurré.- He sido muy grosera...
- ¿De verdad te estás disculpando?
- No debería tratarte así, ¿no?- pero lo cierto es que su tono empezaba a irritarme. Anna pareció sorprendida, pero luego estalló en risas.
- Está bien, creo que tienes serios problemas de personalidad, amiga, pero no importa. Me sigues cayendo bien.- dijo aún riendo, pero yo me fijé en cada una de sus palabras.
- ¿Me consideras tu amiga?- realmente había sentido un pequeño pinchazo en mi corazón, pero no quería dejarlo crecer. No si luego no iba a ser cierto.
- Bueno... Yo...- comenzó dudosa, agachó la mirada pareciendo avergonzada.- Bien... Eso he dicho, ¿no?- la miré raro, ella era rara.- Demonios, ¡sí! Teniendo en cuenta que eres la única chica con la que hablo de este instituto en años... Sí, te considero mi amiga. Aunque eso no significa que piense que tú me lo consideras a mí, ¿entiendes? Quiero decir, yo sé... No sé, la amistad no siempre es recíproca, ¿no? O sea, debe serlo, pero...
- Tú también eres lo más parecido a una amiga que tengo, Anna.- dije cortando su diálogo ya que parecía empezar a caer en bucle.
Y no mentía. Igual era el momento de dejar entrar a alguien, de confiar en alguien y disfrutar con alguien de mi edad que no estuviera ni tan jodido ni conociera tan bien mi pasado. Alguien que sabría solo lo que mi nueva Alexia quiere que sepa... ¡Mierda! Yo vine aquí queriendo cambiar mi vida y de nuevo estaba cayendo en el mismo círculo cerrado. Me prometí salir, alejarme, y era hora de empezar a cumplirme mis promesas, a mantener mi palabra.
- ¡Oh! Eso está bien, supongo.- dijo entre sorprendida e incómoda. No pude evitar reírme y permanecimos en silencio.
Realmente era un alivio saber que era Anna la que estaba sentada conmigo en este árbol. Por más extraña que fuera, yo también lo era y me había dado cuenta de que con ella algo tan complicado como mantener un silencio cómodo se hacía sencillo. Era sencillo. Y me gustaba eso.
- Me alegro de compartir árbol contigo.- le dije sincera y aunque sonó ridículo ella no se rió, ni si quiera me miró.
- Yo también me alegro de haberte ofrecido la mitad de mi bocadillo aquel día, veo que sigues alimentándote bien y no está tan mal eso de tener una amiga normal.- Ambas nos reímos. Sabía que lo estaba haciendo para quitarle tensión al asunto y lo agradecía, hacía tiempo que no me reía con una amiga por una tontería y se sentía genial.
Al final, iba a ser verdad que lo importante no es como comienza el día sino como termina, y aunque aún quedara mucho para que llegara el final, al menos había empezado a enderezarse.
ESTÁS LEYENDO
Después me iré
RomanceAlexia Woods se ve obligada a mudarse a Chicago cuando sus padres deciden darle esta segunda "oportunidad". Ha estado perdida mucho tiempo y es hora de reencontrarse, pero lo que no espera es que tal vez en este camino de vuelta, no sólo se encuent...