Alexia
- Borra esa tonta idea de tu cabeza, Alexia.- me dijo severamente, apartándose de mí, rompiendo nuestro abrazo.- Yo nunca podría enamorarme de ti.
Y estúpidamente sus palabras me dolían. Aguanté las ganas de llorar delante de él, ya me sentía bastante humillada. Me levanté tan mal como pude y él se levantó conmigo.
- Mírame.- me dijo duramente, pero desobedecí. Solo tenía ganas de abofetearle.
Sentí sus dedos tocar mi barbilla mientras empujaba mi cara para que le mirase. Cuando lo hice, me topé con sus fríos ojos claros. Parecía mentira que hace unos minutos me hubiera sentido reconfortada entre sus firmes brazos. Agaché la mirada intentando alejar las lágrimas que picaban en mis ojos, ¿Qué había dicho? No, no debería haber admitido que por un segundo confié en la felicidad que creí que se sentiría al estar con alguien como él. Qué estúpida era. Él tan solo era otro idiota más.
- Que te acabe de animar no significa que deje de ser tu profesor, yo solo... Pensé que necesitabas ayuda- se cruzó de brazos, pareciendo a la defensiva-, pero si hubiera sabido que ibas a malinterpretar todo, créeme que no lo hubiese hecho. Así que repito, quita esa tonta idea de tu cabeza.
Y con eso se fue. Suspiré frustrada. Odiaba mi vida por segundos. Adiós hombre de ensueño. Hola cretino cabrón.
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Otra vez era sábado y la verdad es que la noche estaba siendo bastante movidita en el bar. No había parado ni un segundo y tampoco lo hacía más llevadero que Jamal no parara de mirarme seriamente sin decir nada.
- ¿Qué pasa contigo?- Dije rindiéndome en un pequeño descanso que tuvimos.
Pero Jamal solo me miró con los puños apretados y respirando hondo. Me estaba empezando a cabrear su actitud y si quería que siguiera por lo menos manteniendo esta cordial relación de compañeros de trabajo, más le valía cambiarla.
- ¿Qué hice ahora, Jamal? ¿Tiré mal una caña? ¿Has recibido críticas de los clientes? ¿Crees que soy un mal fichaje? ¿Me odias?- empecé a decir sin frenos, pero él bufó.
- ¿De verdad me estás preguntando? Jamás pensé que fueras tan débil.- espetó antes de irse a limpiar la barra, dejándome perpleja.
¿Qué carajo hice ahora? Le seguí hecha una furia.
- Ya fue suficiente.- casi le grité.- ¿vas a decirme qué coño te pasa? Yo no soy débil.- dije amenazante. O eso pretendía, pero él solo rió cínicamente.
- ¿Quién te ha hecho esto?- dijo acercándose a mí y tirando de la bufanda que cubría las ahora suaves marcas de los dedos de Niall en mi cuello.- ¿Acaso crees que no me he dado cuenta? Vas de tipa dura, pero dejas que un cualquiera como Niall te maltrate. Porque déjame decirte que he visto como te mira y tú se lo permites. ¿Es solo por sexo? ¿Tan desesperada estar por acostarte con uno de los populares del centro? Deberías saber que la fama no siempre debe comprarse a cualquier precio.- Escupió prácticamente con asco.
¿Me estaba jodiendo? Definitivamente lo estaba haciendo. Gruñí antes de sentir como mis dedos se aplastaban a un lado de su cara. Él me miró igual de sorprendido que yo, pero no dijo nada, ni siquiera pareció enfadado. Pero yo sí lo estaba.
- Que te quede una cosa bien clara, Jamal, yo misma sé que todos tenemos un precio. Pero aún no ha nacido el hombre que tenga lo suficiente para pagarlo. Y ni tú ni nadie va a venir a juzgarme y a darme lecciones de vida. No necesito acostarme con nadie y mucho menos por popularidad.- me acerqué más a él si cabe.- Y que sea la última vez que te atreves a meterte en mi vida, porque lo único que necesitas saber de mí es que no soy tan "débil" como ahora me ves. No trates de buscarme, no trates de joderme, ni siquiera pienses en meterte en mi camino, porque soy bastante buena echando a la gente.- amenacé antes de irme sin esperar respuesta.
Pero casi me arrepentía de haberlo hecho, definitivamente hoy no era mi noche y ahora prefería mil veces volver a discutir con Jamal antes que estar dirigiéndome al único lugar en el mundo en el que querría no estar. Pero ahí estaba yo, caminando apenas sin respirar hasta la mesa en la que se encontraba mi mayor tortura de estos últimos días. Y Liam Reeds parecía seguir en su línea: ignorándome a muerte como empezó a hacer justo después de decirme que jamás se podría enamorar de alguien como yo.
- ¿Les pongo algo, caballeros?- dije intentando parecer tranquila, pero incapaz de sonreír cuando llegué hasta ellos.
Y todos sus amigos se me quedaron mirando, menos él que miraba concentrado su teléfono móvil. O no había reconocido mi voz o realmente se la sudaba. Cualquiera de las dos opciones me ofendía y enfadaba a partes iguales.
- No sabes cuanto, tesoro.- dijo un rubio sentado en el extremo de la mesa y entonces me tensé al sentir una mano rozar descaradamente mi culo.
- Como sigas tocándola te cortaré las manos.- Mierda.
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Todo pasó muy rápido a partir de ese momento y no recuerdo muy bien como, solo sé que ahora me encontraba envuelta en un tenso silencio, completamente excitada y ansiosa mientras veía como él se acercaba lentamente a mí en la cama.
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Después me iré
RomantikAlexia Woods se ve obligada a mudarse a Chicago cuando sus padres deciden darle esta segunda "oportunidad". Ha estado perdida mucho tiempo y es hora de reencontrarse, pero lo que no espera es que tal vez en este camino de vuelta, no sólo se encuent...