Alexia
Nada más entrar me encontré con la que suponía debía ser la secretaria del centro. Era una mujer de unos 50 años aproximadamente, con los ojos negros y una enorme sonrisa en su redonda cara.
- ¿Puedo ayudarte en algo, querida?- preguntó posicionándose mejor detrás del mostrador y acomodando su corto pelo hacia atrás.
- Sí, soy Alexia Woods y...
- ¡Oh, sí! La nueva.- Dijo dando una efusiva palmada antes de ponerse a revolver entre los muchos papeles que tenía esparcidos por el mostrador. Sentí ganas de poner los ojos en blanco, ¿en serio tenía que decir eso de "la nueva" como si no fuera tan horrible como era?- Disculpa, querida, no sé dónde he puesto esos folletos...- aseguró casi más para ella que para mí- Juraría que los había dejado por aquí...
- Mire...- comencé a decir mirando el reloj en la pared tras ella. Faltaban dos minutos para el primer turno y la verdad no me apetecía nada llegar tarde en mi primer día.
- Un segundo. Espérame aquí.- dijo estresada antes de salir prácticamente escopeteada a Dios sabe donde.
Suspiré a la misma vez que sonaba el timbre. Joder... Si supiera malditamente que asignatura tenía ahora o tan solo dónde debía ir, simplemente me hubiera largado. Pero aquí estaba atascada, esperando como una idiota.
Realmente Alexia, no deberías perder los nervios por semejante tontería. Me dije a mí misma mientras miraba el reloj impacientándome. Hacían ya diez minutos que esa mujer había desaparecido y no volvía. ¡Genial!
Decidí sentarme en uno de los sillones que había por ahí. A pesar de mi desorden en el último año, seguía odiando llegar tarde. Pero realmente qué mierda de día tendría si ya lo empezaba así... Así que decidí coger una de las revistas de planificación familiar que había por ahí y comencé a ojearla tranquilamente, intentando relajarme.
- ¿Primer día y ya estás faltando a clase?- Dijo una estridente voz masculina a mi lado.- Esta no es la Alexia Woods que conocí un día.
Me giré inmediatamente hacía ese extraño y entorné los ojos para examinarle. Era fuerte, con un cuerpo enorme y atlético, y tenía la piel bronceada. Su pelo era rubio ceniza y sus ojos grises. El caso era que me sonaba, aunque no sabía de qué. Él pareció notarlo y se rió.
- ¿No te acuerdas de mí?- río como un imbécil. Se reía de mí. Lo sé porque cuando le miré seria, continuó aún más fuerte.
Vi como se sentaba en el sillón que estaba a mi izquierda. No paraba de mirarme. Bufé mientras soltaba bruscamente la revista en la mesita que había entre ambos y no me di cuenta de que había sido un gran error hasta que me topé con su petulante sonrisa.
- Estoy embarazada y no sé cómo contárselo a mis padres.- Leyó riendo.- Oh, sí, pequeña Alexia, definitivamente esto pega más contigo.
- ¿Qué demonios quieres?- le espeté rudamente. Bueno, esta no era la educación que me habían dado, pero no me gustaba que se rieran de mí y menos en mi cara.
- Ey, tranquila, cariño.- Dijo levantando las manos en son de paz y acercándose a mí.- Lo que quería de ti, lo obtuve hace tiempo.- Susurró en mi oído.
Bueno, no sabía quien era ese imbécil pero definitivamente él si iba a saber quién era yo.
- Querida, encontré... Niall, ¿Qué se supone que haces aquí?- dijo sorprendiéndonos la secretaria, mientras ponía los brazos en jarra. Este último me sonrío maliciosamente una última vez antes de levantarse.
- Vine a buscar mis papeles del equipo, Marga.
- Ah, sí. Espera un momento que acabe con la señorita.- dijo refiriéndose a mí.
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Después me iré
RomanceAlexia Woods se ve obligada a mudarse a Chicago cuando sus padres deciden darle esta segunda "oportunidad". Ha estado perdida mucho tiempo y es hora de reencontrarse, pero lo que no espera es que tal vez en este camino de vuelta, no sólo se encuent...