Alexia
Cuando llegamos a la fiesta, ya había empezado. Era una casa enorme, pero en la que parecía que no podían entrar más personas. Estaba tan llena de gente borracha que llegué a agobiarme.
- ¿Estás bien?- gritó Niall sobre la música, percatándose de mi cara de asco. Asentí con la cabeza y él siguió tirando de mí, sumergiéndonos en ese caos humano mientras me tomaba de la mano.
Era extraño estar tan cerca de él. Era extraño que fuera amable conmigo. Y sabía que no sólo era extraño para mí, sino que también lo era para todo el mundo ya que se quedaban mirándonos a medida que pasábamos. Era una jodida mierda todo esto y agradecí que desde que me reencontré con él en los pasillos del instituto después del incidente con Liam, Niall estuviera portándose tan bien. No sabía si era porque había escuchado y tenía compasión de mí o porque simplemente estaba de buen humor, pero cualquiera de las dos opciones la agradecía. Suspiré. Liam. Me había llamado puta y dolía como el infierno. No pude contestarle, ¿Qué iba a decirle? Era un gilipollas engreído. Si algo odiaba en un hombre es que empleara la palabra puta con una mujer, y él lo había hecho conmigo. ¡Era un maldito bastardo! Pero supongo que solo estaba dolido... Imagino que no sería muy agradable ver a la persona con la que tienes "algo", saliendo con otra. Y menos sin antes haberte dicho nada. Sí, había sido mi error. Y supongo que me merecía todo su enfado porque si yo le viera con otra... No podría perdonárselo. Le odiaría. Y él estaba en su derecho de odiarme a mí ahora. Solté aire. Liam. Me dolía su odio. Me dolía más de lo que podía esperar, más de lo que debería. Liam se había calado muy hondo en mí y no sabía cuando había pasado. No sabía cuando se había convertido en mi prácticamente único pensamiento. No sabía cuando me había convertido en la peor novia del mundo. Bueno, sí, eso sí lo sabía. Cuando traicioné a Jeremy.
- Voy a buscar a los chicos.- gritó Niall muy cerca de mí.- Espérame aquí y te traigo algo de beber.- asentí y sentí sus suaves labios contra los míos.
No era desagradable, lo cierto es que Niall besaba bien, pero no era Liam. No podía sentir nada cuando le besaba, porque no paraba de pensar en el maldito Liam. Y eso me hacía temer el momento en el que Niall decidiera que quería tener sexo conmigo. Le vi sonreírme y alejarse de mí. Yo sonreí también, pero no en respuesta a él, sino por lo patético y curioso que me parecía que ahora que éramos novios le temiera a la intimidad con él, cuando precisamente si estaba metida en esta mierda era por haberla tenido antes.
- ¿Desde cuando sales con el gilipollas de Niall?- me sorprendió una férrea voz a mis espaldas y yo me giré lentamente para ver quien era. Jamal.
Se había pasado toda la semana mirándome mal por los pasillos y esquivándome. Y ahora que estábamos en una jodida fiesta, llena de gente del instituto y con mi jodido novio dando vueltas por ahí, venía a hablarme. Seguí caminando un poco más, esquivando su pregunta y adentrándome en el enorme salón de la casa, hasta que decidí salir por una gran puerta corredera. Frente a mí estaba la piscina. Respiré hondo y miré a las pocas personas que estaban ahí. No soportaba seguir dentro, bajo todas esas miradas críticas y el enfado de Jamal.
- Repetimos sitio.- susurró una masculina voz a mi lado y aunque me costó escucharle por la alta música que rebotaba en el interior de la casa, supe quién era.
- ¿Tú no me odias?- le pregunté extrañada porque me estuviera hablando. Tyler se rió y me contagió un poco con su risa.
- No, no lo hago, Alexia.- alcé la cabeza para mirarle. Estaba muy guapo con ese polo blanco y unos vaqueros oscuros.- aunque pienso que eres una insensata por estar con Niall.- Puse los ojos en blanco.
- Sí, ya noté que todos piensan lo mismo.
- Y no puedes culparnos.- contestó divertido.- Ese novio tuyo es un cerdo. Y lo era especialmente contigo.
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Después me iré
RomanceAlexia Woods se ve obligada a mudarse a Chicago cuando sus padres deciden darle esta segunda "oportunidad". Ha estado perdida mucho tiempo y es hora de reencontrarse, pero lo que no espera es que tal vez en este camino de vuelta, no sólo se encuent...