Capítulo 25

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Alexia

Vi como Reeds se dejaba caer en su asiento de cuero, pareciendo realmente agotado. Luego de pasarse ambas manos por la cara y suspirar, se inclinó hacia delante y apoyó los brazos en la mesa, mirándome directamente. La severidad de su cara me hizo encoger, creo que le he visto enfadado, indiferente, prepotente e incluso feliz, pero nunca tan... Cansado.

- Me pones verdaderamente difícil ignorarte, Alexia.- Rompió al fin el silencio y sus palabras estúpidamente me ofendieron.

- ¿Y por qué debería ignorarme?- contesté cruzándome dignamente de brazos. Ya habían limpiado bastante el suelo conmigo por un día y no pensaba permitirlo más. Pero Liam solo me miró como si fuera idiota y no comprendiera absolutamente nada.

- ¿Me puedes explicar a qué diablos venía todo el espectáculo del partido?- aunque su voz mostraba fastidio, su cara permanecía neutra, como si lo preguntara porque es su deber y no porque quisiera. Bufé.

- Eso debería preguntárselo a su "amiguita" la rubia, profesor.- Y se le escapó una suave risa.

- No, que yo sepa es ella la que ha acabado en la enfermería. Yo a ti te veo bastante bien.- Dijo eso último con un tono que me puso un poco nerviosa. Parecía que habían segundas intenciones en sus palabras, pero me convencí a mí misma de que eran solo imaginaciones mías.

- Liam, ¿Me estás tomando el pelo?- pero él solo se recostó aún más en su silla y me miró con una sonrisa cínica, lo que conseguía irritarme más- ¿¡Acaso vivimos realidades paralelas!?- grité perdiendo los nervios y él se rió esta vez abiertamente.

- Explícame tu realidad, Alexia, porque verdaderamente a veces pienso que no te entiendo. Bueno, creo que nunca lo he hecho. ¡Eres demasiado complicada, mujer!

- ¿Complicada yo?- le dije entre sorprendida y alterada.- ¡Complicado tú!- Volví a gritar y me levanté señalándole.- ¿sabes? Desde que te conozco pones mi mundo patas arriba. Y ya no hablo de ti como profesor, ¡hablo de ti como hombre! No te entiendo y realmente me desespera eso. No entiendo como puedes ser tan bueno conmigo a veces y otras tan duro. No entiendo como puedes besarme una noche y al día siguiente quitarme la cara. ¡No lo entiendo!

- Bien, creo que hemos dejado de hablar de lo mismo.- Me dijo poniéndose más serio y viendo como me paseaba nerviosa por su despacho.- En ningún momento te prometí nada, Alexia. Desde un principio asumí que eras lo suficientemente adulta como para saber que lo nuestro no podría ir a más, no va a ir a más.- y aunque yo ya lo sabía, sus palabras dolieron.- Quizá ese fue mi error, asumir que nuestras posiciones estaban claras. Y me disculpo contigo si alguna vez te di la imagen contraria o te hice daño.

- ¡Pues sí! ¡Sí me lo has hecho y permíteme decirte que mucho!

- No era mi intención.- Insistió, impasible y serio.

- ¿Cómo puedes ser tan frío?- Mis nervios volando de nuevo y en ese preciso instante comprendí que para mí ya no había frenos.- Ahora sé que yo también cometí un error, ¡uno muy grande!- Liam alzó una ceja, mirándome atentamente e incitándome a continuar.- Nunca debí suponer que por ser mayor eras maduro y bueno, nunca debí idealizarte y dar por hecho que, aunque no fuéramos a tener nada, por lo menos serías un hombre y no un niñato que usa a las mujeres. La verdad es que he sido una idiota todo este tiempo, me he encariñado contigo y en realidad, ese no eras tú, ¡eras quien yo quería que fueras! Porque no te conozco. No sé cómo eres, que te conmueve, cuáles son tus objetivos de vida. No sé qué te gusta y qué no. ¡No sé ni siquiera si yo te gustó!- y al fin me callé, solo que ahora que ya estaba todo dicho me daba cuenta de lo dramática y estúpida que había sonado. Me tapé la cara incapaz de mirarle y cuando escuché las ruedas de su silla chirriar, me esperé lo peor.

Después me iréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora