Alexia
El día de ayer fue una completa mierda y el de hoy parecía ir por el mismo camino. Suspiré entrando en la cancha, el tiempo estaba nublado y sin demasiado calor, por lo que haríamos deporte fuera. Genial. Sabía lo que eso significaba, así que mi humor no mejoró cuando vi al equipo de fútbol americano al otro lado. Aún no había rastro de Niall, pero sabía que tarde o temprano terminaría viéndole.
Giré le cara y me enfoqué al frente, encontrándome con la dura mirada de Tyler y la cara extrañada de Jamal a su lado. Doblemente genial, sí. Tyler estaba jodidamente enfadado y no entendía por qué. No podía pedirme explicaciones y aunque lo hiciera, yo no podía explicarle de qué conocía a Niall. ¿Qué iba a decirle? ¿Cómo iba a explicarle lo que había entre nosotros? Cómo le iba a decir que estábamos unidos por algo más fuerte que las casualidades y la vida, por un lazo aún mayor. La muerte. Más concretamente la de Jeremy. ¿Cómo iba a ser capaz de decir en voz alta la verdad? No podía, la verdad dolía y yo había luchado muy duro porque se quedara en el pasado, aunque eso hubiera sido absurdo y en vano. El pasado se repetía día tras día. ¿Y si Jamal se lo había contado? Yo pensaba que no había nada que perder cuando nadie sabe tu nombre, pero lo cierto es que nada resulta tan fácil y al final el pasado siempre te encuentra. Aunque no esperaba que fuera tan rápido.
Miré hacia el otro lado y vi a Liam acercarse hacia la cancha, con Nancy pegada a él. Mi día no podía ir mejor... Definitivamente no. Él pasó de largo por delante de mí, no sabía si aposta o porque no me vió, pero el caso es que ella sí lo hizo y me sonrió triunfante. Rodé los ojos y me giré sintiendo una dura miraba en mí. Niall. Ya había llegado y no me quitaba el ojo de encima, aunque su cara iba de mí a mis espaldas. Sentí un nudo apretarse en mi estómago y me giré huyendo de sus fríos ojos. No sabía que era peor. Frente a mí estaba Tyler, con los brazos cruzados y fulminando a Niall con la mirada. Sus ojos descendieron y se encontraron conmigo, luego le vi apretar aún más la mandíbula y empezar a andar. Le seguí con la mirada y me topé con Jamal, quien me preguntaba con descaro qué narices estaba pasando. Gruñí y me giré en la dirección contraria, cansada de todos estos juegos de miradas. Todo se paralizó cuando los azules ojos de Liam se encontraron con los míos en la distancia y mi vida pareció doler menos. Suspiré tranquila y aguanté una pequeña risa, ¿Estaba jodidamente rodeada?
Liam nos mandó correr las mismas vueltas de siempre y cuando yo me dispuse a ello sin rechistar, su masculina voz me retuvo.
- Alexia... Ven un momento.- ordenó Liam y yo me acerqué a él. Por suerte estaba solo.- ¿Qué demonios te ha pasado, mujer?- dijo mirando mi cabeza, preocupado.
- No es para tanto... Solo ha sido un punto.- contesté encogiéndome de hombros. Pero Liam no pareció contento y se acercó aún más, poniéndome nerviosa.
- Déjame ver.- sus dedos rozaron mi piel y yo suspiré. No sabía que había necesitado tanto su contacto.
- Liam... Esto es raro, estamos en clase.- Susurré casi inaudible, pero supe que lo había escuchado porque él sonrió, derritiéndome, y yo no puede evitar sonreírle ligeramente de vuelta.
- No es nada raro ver a un profesor preocupándose por una alumna herida.- Y me miró con una pícara sonrisa.- ¿Te pasa algo?- dijo algo más serio, soltándome y mirándome atentamente, aún demasiado cerca para una relación profesor-alumna. Agradecí que mis compañeros estuvieran demasiado entretenidos bromeando entre ellos mientras corrían. Mi mirada volvió a toparse con Niall y me encogí en mi sitio.
- ¿Quieres venir esta tarde? Estoy sola en casa...- Dije por lo bajo, solo para nosotros. Necesitaba distraerme y sabía que Liam era perfecto para ese trabajo. No sólo por el sexo, sino porque cuando estaba con él mi mente volaba... Con tan sólo sentir su cuerpo junto al mío, justo como ahora, sentía que lo demás no importaba tanto.
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Después me iré
RomanceAlexia Woods se ve obligada a mudarse a Chicago cuando sus padres deciden darle esta segunda "oportunidad". Ha estado perdida mucho tiempo y es hora de reencontrarse, pero lo que no espera es que tal vez en este camino de vuelta, no sólo se encuent...