Alexia
Bien. El miércoles tenía clase de gimnasia y después de todo lo ocurrido dos días antes, mentiría si dijera que no estaba temblando como un flan. Tomé una respiración profunda y decidí salir del vestuario.
- ¿Qué diantres te pasa? Pareciera que fueras a la guerra, Alexia.- se rió de mí Anna. Desde que hablamos el lunes, estabamos un poco más unidas. Suspiré y le lancé una mirada que decía "cállate". Ella sólo estalló en risas.- Sigues siendo rara.
- Quién fue a decirlo...- Dijr por lo bajo y salí a la cancha de entrenamiento.
Liam estaba en el centro, rodeado por los alumnos que poco a poco iban llegando y con una chica que no conocía al lado. Era alta, guapa y muy rubia. Y me estaba poniendo de los nervios. No paraba de babear alrededor de él, incluso le estaba haciendo reír. Un pinchazo se instaló en mi estómago. Nunca me sonreiría a mí así... Porque solo eres la tonta alumna a la que se folló. Apreté los puños y seguí caminando. La noche anterior lo había estado pensando mucho y me arrepentía de lo que había ocurrido con Niall, joder si me arrepentía, pero también de lo ocurrido con Liam. Y con cualquier hombre en el último año. Había conseguido vivir una vida de mierda digna de una profesional y no podía seguir sufriendo por tíos. Y eso es lo que iba a terminar pasando con Liam. Para él no era nada, ¡y él para mí tampoco! Pero que me golpeen si no dolió como el infierno su indiferencia.
Bufé y sin querer llamé la atención de unos cuántos. Entre ellos él. El profesor Reeds centró su mirada en mí, fulminándome literalmente con sus ojos azules y yo intenté mantener le espalda erguida, evitando encogerme. Él jamás iba a saber que me importaba. Aunque sólo sea un poco muy pequeño. Le devolví la mirada, sincera, diciéndole con los ojos todo aquello que no podía con los labios. Diciéndole que ojalá no le hubiera conocido, ojalá no hubiera ocurrido esa noche, ojalá él no fuera mi profesor y yo su alumna, ojalá me hubiera visto con Niall antes y así solo tendría una amonestación de un profesor y no una mirada furiosa del que se supone que debía ser solo mi profesor y se convirtió en mi rollo de una noche. Liam abrió la boca dispuesto a decirme algo y yo sentí los nervios inundarme al instante, pero justo cuando dio un paso al frente hacia mí, una fina mano de uñas perfectas se posó en su brazo, reteniéndole. Ambos miramos a su lado: ella. La rubia acababa de arruinar nuestro posible momento. Genial. Aún no la conocía y ya estaba empezando a odiarla.
Ella me dedicó una mirada asesina y luego le dijo cualquier tontería de la que él se rió, pero rápidamente Liam se alejó de ella y comenzó a dar palmadas, llamando la atención de los alumnos más rezagados. Interiormente me sonreí. Era una estúpida por sentirme feliz, pero me había alegrado enormemente al ver que esa sonrisa que le ha dedicado no fue tan sincera como la de antes, esta era comprometida y por pura cortesía. Jódete, rubia. Tú también me caes mal.
- Buenos días, chicos.- Comenzó a decir él para todos, pero sus ojos no se despegaban de mí.- Espero que hayáis tenido un buen inicio de semana y hayáis comenzado este miércoles con ganas de hacer ejercicio.- unos cuantos bufaron.- Tengo las mismas ganas que usted de verle, Reynolds.- Soltó irónicamente Liam, dándole una rápida mirada al susodicho.
Y por primera vez desde el altercado del lunes me fijé en Jamal, que estaba al otro lado del círculo de alumnos con su grupo de amigos. Su mirada se encuentró instantáneamente con la mía y yo la esquivé. Joder, de verdad que tenía demasiados frentes abiertos.
- Bien, chicos. Hoy vamos a jugar volleyball.- ¡Ugh! Odio ese deporte.- así que comiencen con las diez vueltas de calentamiento en lo que yo voy preparando el campo de juego.
Todo el mundo empezó a moverse perezosamente y por mi periferia ude ver como Jamal trataba de acercarse a mí. ¡Mierda!
- Reynolds, Smith y García, vengan a ayudarme con el material.- uff... Ahora mismo besaría a Liam tan solo porque me había salvado.
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Después me iré
RomanceAlexia Woods se ve obligada a mudarse a Chicago cuando sus padres deciden darle esta segunda "oportunidad". Ha estado perdida mucho tiempo y es hora de reencontrarse, pero lo que no espera es que tal vez en este camino de vuelta, no sólo se encuent...