UNO

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Septiembre 1991

Martes por la mañana, todos los niños del grupo 1 - B, del Instituto Educativo Fray Hernando de Talavera, ubicado en Zapopan, Jalisco. Se encontraban en clase de educación física aunque era una mañana algo fresca, pero el sol que radiaba y calentaba lo suficiente para quitarles el frío a los pequeños y continuaran con  sus actividades.

En una esquina de la cancha de básquet, se encontraba un grupo de tres amigas, eran Emilia, Karen y Sofía. Las tres estaban sentadas cerca de las gradas descansando, debido a que ya habían acabado con la rutina que les había asignado el profesor. Parecían adolescentes, pues sólo charlaban sobre lo que habían hecho el día anterior; de cierta forma, les hacia sentir que ya eran algo mayores al hacer ese tipo de conversaciones.

En todo el lugar se escuchó el silbatazo del profesor, llamando la atención de los demás pequeños que se encontraban jugando y del grupito apartado de todos.

Observaron que a lado del profesor, estaban cuatro personas más. Dos hombres con una especie de celulares a sus costados, como los que usaban las personas que cuidaban a la familia de Emilia. Y a lado de ellos estaba una señora muy bien vestida, que sujetaba la mano de un pequeño, que al parecer también traía mochila de Doraemon, el gato cósmico y portaba el uniforme del instituto. Era raro, por que no lo habían visto rondar por los pasillos.

Los niños se acercaron ante el llamado de su profesor, incluyendo a Emilia y su grupo. Todos los niños se formaron en una fila, haciendo una media luna.

- Bueno niños. - habló el profesor - El día de hoy tenemos un nuevo compañero, que se unirá al grupo de ustedes, primero B. - juntó sus manos frotándolas.

El profesor siguió dando sus palabras para presentar al nuevo alumno. La curiosidad de Emilia, por saber acerca de su nuevo compañero la estaba atacando. 

Ella lo miró y vaya sorpresa que se dio; el pequeño la estaba observando pero al ver que ella lo miró, el pobre volteó su mirada hacia donde estaba el profesor hablando, se había sonrojado. Inconscientemente Emilia sonrió al ver el gesto de su nuevo compañero. Él definitivamente tendría que estar en su grupito.

Finalmente llegó el turno del pequeño para hablar.

- Bien, puedes presentarte. - le dijo el profesor.

Quién al parecer era su madre, aún agarrado de la mano, lo impulsó al frente para que tomara valor y soltarlo. 

El pequeño recorrió con la mirada a todos sus nuevos compañeros, se sentía raro.

- ¿Cómo te llamas?. - volvió hablar el profesor.

- Me llamo Jesús Alfredo. - dijo simple, y con algo de pena.

- Muy bien Jesús. Si gustas, puedes ir a jugar con tus compañeros, para que te conozcan mejor. - tocó el hombro del pequeño Alfredo, haciendo que este caminara hacia adelante.

Las tres personas que estaban anteriormente con Alfredo, se fueron alejando. No sin antes que la mamá le diera un besito en la coronilla y darle la bendición.

El pequeño, se quedó en medio de todos los demás aún viéndolos con algo de desconfianza. Y de nuevo su mirada conectó con la de la pequeña Emilia. Pero esta vez, ella le sonrió amablemente. 

Alfredo no sabía que hacer, le daba pena. Todos los demás niños volvieron a lo que estaban haciendo o jugando, ninguno se acercó a Alfredo para juntarlo o hablarle. 

Las amigas de Emilia, casi se la llevaban arrastras, pues ella aún seguía viendo a Alfredo. Ella quería hablarle, pero no sabía que decirle. 

De nuevo llegaron a las gradas y volvieron a su charla anterior.

- Emilia - habló Karen - ¿Por qué ves a ese niño?.

- De seguro ya le gustó el rarito. - se burló Sofía.

- Se ve buena gente. - dijo Emilia.

- Pero es muy callado. - Sofía miró con disgusto a Alfredo - Ha de ser muy nerd.

Karen rio apoyándola. - Siii.

Emilia no le quitaba la mirada de encima al pequeño Alfredo. Vio que se fue algo triste a sentar sobre los escalones que estaban arriba de la cancha. Apoyó su cabeza en sus manos, mientras que tenía juntas sus piernas. 

Se veía triste.

Ella no se quedó de brazos cruzados. Fue hacia donde Alfredo estaba sentado, parándose frente a él.

- Hola, me llamó Emilia. - le dio su mano - Tu eres Jesús Alfredo, ¿Verdad?.

Alfredo miró la mano de Emilia aún desconfiando, pero finalmente terminó aceptándola.

- Me gusta que me digan Alfredo. - habló el niño.

Emilia sólo le sonrió y se sentó a lado de él.


...


A pesar de que Alfredo aún no cedía mucho al platicar con Emilia, aún así ella le trataba de sacar conversación. Incluso ella lo había invitado a desayunar con ella y sus amigas. Pero no salió como lo esperaba.

- Mira ellas son mis amigas, Alf. Son Sofía y Karen. - las señaló. 

Alfredo tímidamente alzó la mano para decirles hola, pero al ver la reacción de las amigas de Emilia, mejor no lo hizo. Las dos pequeñas de cruzaron de brazos a mismo tiempo mirándolos mal. Hasta que Emilia habló.

- ¿Qué pasó? - preguntó.

- No te queremos más con nosotros, Emilia. - habló Karen - Es él, o nosotras. - retó a Emilia.

Alfredo se sintió mal, por que su única amiga la estaban rechazando por su culpa. Muy decidido se dio la vuelta para marcharse. Pero el agarre de Emilia, entrelazando su mano lo detuvo.

- Pues me quedo con él. - soltó Emilia, viéndolas mal.

- Pues entonces vete, rarita. - Sofía le sacó la lengua, al igual que Karen.

Y Emilia no se quedó atrás, les hizo gestos y también les sacó la legua. Llevándose de la mano a su nuevo amigo, Alfredo.

A la hora de la salida, ambos estaban esperando a que llegaran por ellos. Hasta que Alfredo vio la camioneta donde siempre lo transportaban. De ahí salió su mamá viéndolo con una gran sonrisa, de repente sintió que lo tomaron por la espalda, empujándolo levemente hacia adelante. 

Era su hermano Iván, que también había ingresado al mismo instituto, sólo que el cursaba cuarto año. Ambos caminaron hacia la entrada, de ahí mismo su madre les dio la mano para que pudieran salir y subirse a la camioneta. 

En lo que Alfredo esperaba a que se terminara de subir su hermano, volteó atrás buscando a su amiga. Y la vio mirándolo, el sólo le sonrió diciéndole adiós con la mano, y ahora él se había subido.

Ella solo le sonrió devolviéndole el gesto, pues por primera vez en todo el día había visto sonreír a su nuevo mejor amigo, sin que ella lo supiera.

Más que Amigos - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora