ONCE

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Hoy sábado decidí darme un pequeño descanso. No había ido a trabajar, por lo que me desperté un poco más tarde, pero ya llevaba más de treinta minutos acostada. Lamentablemente ya era hora de levantarme. Por última vez estiré mi cuerpo sobre la cama, y en un solo brinco me puse de pie. 

Busqué algo para andar aquí en casa y lo puse encima de la cama. Tomé mi toalla y me metí a bañar.

Con las manos frotaba mi cuerpo con el gel exfoliante que utilizaba, según yo, para que estuviera suavecita. Tomé el rastrillo para pasarlo por mis piernas, pero este casi no sacaba todos los bellitos del lugar.

Suspiré.

Con pereza salí de la ducha aún con el agua escurriendo. Me agaché y de bajo del lavamanos siempre tenía productos de higiene extras, para que precisamente no pasara exactamente lo mismo que con las navajas. Quité las toallas sanitarías para poder buscar mejor en el lugar. 

Hasta que noté algo raro.

El paquete de las toallas aún estaba nuevo. Y no recordaba haber usado tampones, ni siquiera cuando fuimos a Cancún. 

¡Ay, no!.

Miré de nuevo el paquete. Como si eso me fuera a sacar de dudas. Trataba de hacer memoria de los últimos meses, pero a mi mente solo venían imágenes mías en las boutiques estresada.

¡Sí, eso debe ser!. 

Probablemente el retraso se debía al estrés. No había manera de que pudiera estar embarazada, no hay. No podía ser así porqué en este tiempo no había tenido relaciones con nadie.

Más que en abril... Con Alfredo.

Tragué duro.

Los nervios se  hicieron presentes, provocándome una arcada. Inmediatamente me giré al retrete esperando a expulsar algo. Pero nada.

Algo inquieta, me regresé de nuevo a la ducha, que hasta la había dejado abierta. Continúe haciendo mi rutina aún pensando en las posibilidades de estar embarazada. Mi mente me estaba jugando chueco, ella me decía que no. Pero mi corazón me decía que nada perdía con intentarlo. Odiaba este sentimiento.

Minutos después terminé de bañarme y salí a mi habitación para poder vestirme. Sentada sobre la cama, tomé mi celular y abrí una aplicación que utilizaba para el registro y/o control de mi periodo. 

En los meses anteriores marcaba los días en los que me tenía que haber llegado, pero yo nunca registré nada de información en estos últimos tres meses. Notaba que mi mano estaba temblando, y seguramente no era acabar de salir de la bañarme. Abrí mi conversación con Alfredo, quería contarle lo que estaba pasando. Porque si existía la mínima posibilidad de estarlo, él tendría todo el derecho de saberlo.

Pero no. Primero tenía que estar más que segura.

Bloqueé el celular y me vestí rápido. Tomé las llaves de mi coche y salí en friega a un laboratorio. La duda me la tenía que quitar, ya.

...

- Listo. Puede doblar su brazo y sostenerlo así un ratito, por favor. - dijo la enfermera quitándome el torniquete.

Presionando el algodoncito, le hice caso. Manteniéndolo así mientras esperaba un lapso de tiempo que me habían recomendado.

- Y, ¿A que hora podré saber los resultados?. - pregunté  a la enfermera.

Ella me sonrió negando. - Podrías pasar por ellos el lunes temprano. Ese día tenemos los resultados de hoy. - explicó.

- ¿Hay alguna manera de que estén para hoy, lo más pronto posible?. - volví a preguntarle.

- Pues, sí señorita. Pero eso tiene un costo extra. - dijo algo apenada.

- No me importa. ¿Cuánto cuesta?. - saqué de mi bolsa, mi cartera con la mano libre.

- Ahorita le hacemos su factura. Yo se la traigo. 

Finalmente todo eso había quedado listo. Salí del laboratorio aún con el pendiente, no creía aguatar hasta las cinco de la tarde para saber si lo estaba, o no. Tomé rumbo a alguna farmacia en busca de algunas pruebas caseras.

Adentro busqué por los pasillos las benditas pruebas, y la verdad no había mucha variedad. Pero aún así tomé varías de ellas, más que nada para estar un poco más segura. Las llevé hasta la caja y pagué por ellas. 

Una vez más subí al coche, conduciendo a mi casa. No miento, la verdad si llevaba prisa. Así que apliqué la de písale al volante, y no mires pa' atrás.

Llegué casi que volando al departamento. Sólo cerré la puerta principal y me encerré en el baño de mi habitación.

Saqué todas las pruebas, poniéndolas encima de su correspondiente cajita. Salí del baño para ir por un vaso desechable que utilizaría para poder hacerlas todas. Afortunadamente bebí demasiado jugo, después de que me sacaron sangre. Las ganas de hacer pipí estaban desde que había llegado al edificio. Entonces no me tomó mucho tiempo en poder llenar el vasito.

Metí la primera y luego la tapé. Poniéndole el cronómetro en mi celular.

Algo nerviosa empecé a tronar mis dedos. De repente a mi mente vinieron unos flashback de hace años. Cuando había tenido mi primera vez con Alfredo.

- ¿Ya?, ¿Qué salió?. - preguntó.
- Todavía no. Tenemos que esperar tres minutos. - expliqué.
- Ay Emi, y si salen positivas. - me miró - Qué vamos hacer con... - empezó a contar las pruebas - tres, cuatro... Seis bebés. - me miró aterrado. 

Reí al recordarlo. 

- ¿Estás seguro que no se rompió?. - lo miré esperanzada.
- Pues, según yo no. Es que en realidad no chequé.
- Bueno, igual. Ahorita nos sacaremos de dudas.
- Emi... Pase lo que pase, yo siempre voy a estar contigo. - tomó mi mano.
- Gracias. - lo abracé.

Negué.

Quién diría que doce años después, estaría en la misma situación. A causa de las mismas dos personas.

El sonido de la alarma me sacó de mi mente. 

Y sin pensarlo mucho le di rápido la vuelta a la prueba.

Y sin pensarlo mucho le di rápido la vuelta a la prueba

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Más que Amigos - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora