VEINTIDOS

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Me desperté estirando mi cuerpo sobre la cama, y por accidente pegándole en la cara a Alfredo, quién solo hizo gestos, murmurando sabrá él y dios qué. Se dio la vuelta tomando una almohada y abrazándola, nuevamente acomodándose en la cama. 

No quise despertarlo. El día de ayer anduvo ocupado todo el día, él y los muchachos, incluyendo a don Joaquín. Lo hicieron para poder tener libre el día de hoy y mañana. Por esa razón, no me pudo acompañar ayer con mis papás.

Me levanté y lo primero que hice, fue meterme a bañar. Igual, realmente no tenía que hacer mucho, pues de eso se habían encargado Grisel y Alejandrina. Prácticamente solo llegaríamos allá, listos para saber el sexo del bebé.

...

- Gracias, caballero. - le dije a Alfredo.

- Apuesto, caballero. - quiso corregirme. 

Rodeé los ojos y me reí. 

- ¿Ya están aquí tus papás?. - le pregunté.

- Sip. Ale me dijo que estaban platicando junto con los tuyos. - respondió.

- Llegaron mis papás... ¿En que momento?.- pregunté extrañada.

- Yaa. Hace un buen rato. - dijo - Andan haciendo planes de abuelos.

Reí. 

Caminamos rodeando el rancho de don Joaquín, ya que la fiesta se haría en la parte de atrás, en donde había más espacio, aunque realmente fuéramos muy pocos. Alf y yo decidimos que lo mejor era hacerlo sólo con la familia más cercana y lo más sencillo posible. 

Pero la palabra sencillo, al parecer no la conocen ni Gris, ni Ale. 

Al entrar todo se miraba precioso. Detalladamente decorado, pero minimalista. Era el balance perfecto. Los colores rosa y azul, resaltaban sobre el blanco y beige claro. Diez de diez a las organizadoras.

En una de las mesas, efectivamente, se encontraban mis papás sentados, en compañía con don Joaquín, la señora Alejandrina y la abuelita de Alf. Nos acercamos a saludarlos, y ahí llegaron los muchachos.

Minutos después, ambos nos sentamos frente a las enormes letras blancas, dónde nos había indicado Ale.

Llegó uno de los momentos más esperados, por mi. Empezaron a traer la comida y pues como tenía una buena excusa para darme un festín, quién era yo para negarme a estas delicias. 

Terminando de comer comenzó la fiesta, o bueno, más bien algunos juegos que tenían preparados las que estaban encargadas del entretenimiento. Casi todos eran poniendo a competir el equipo de niña, con el equipo de niño.

Y los equipos habían quedado más o menos así.

Team Girl: Iván, Joaquín, mi papá, Grisel, la señora Griselda, Emma, la pequeña Frida, Adriana, Rebecca y yo

Team Boy: Ovidio, Alfredo, don Joaquín, la señora Alejandrina, Ale, doña Consuelo, Frida, mi mamá e Irene.

Como era requisito venir de blanco. Los broches que se ponían de acuerdo al equipo, resaltaban y hacían diferenciarlos rápido de los demás.

- Se le solicitan a los papis, pasar al frente. Ya ha llegado la hora de saber el sexo del futuro bebé, Guzmán Palencia. - habló la animadora por el micrófono.

La señora Alejandrina me tendió la mano para ayudarme a pararme. Caminé hacia donde estaba la animadora, esperando a que llegara Alfredo que seguramente había ido con sus hermanos, muy probablemente por bebidas.

- ¡ALFREDO, TE ESTÁN HABLANDO. CHINGAO!. - se escuchó a Grisel gritarle.

Rápido apareció Alf corriendo por el lugar. Y detrás de él, venían Iván y Joaquín.

Alfredo y yo nos colocamos dándole la espalda a las letras, mientras que los demás se pusieron en forma de media luna frente a nosotros y la caja. Alejandrina empezó a decir algunas palabras y de ahí se fueron sumando varios de los muchachos y nuestros papás. 

Y siendo sincera, creí que las hormonas eran las que hacían ponerme sentimental, pero no. Porque al voltear a ver a Alfredo, vi que pasaba sus manos por sus ojos, limpiando pequeñas lágrimas que bajaban de sus ojos.

Sonreí negando, y le presté atención de nuevo a Ale. Quién empezó hacer cuenta regresiva, indicándonos que estuviéramos listos para destapar la enorme caja.

Cinco... Cuatro... Tres... Dos... Uno...

Un humo color azul hizo que mi corazón se acelerara. 

Es niño.

Sin pensarlo. Me di la media vuelta, y abracé a Alfredo. Ambos empezamos a saltar en nuestro lugar, pero los fuegos artificiales que salieron detrás de nosotros, nos hicieron voltear hacia el cielo. Pronto se inundó nuestro lugar de más humo y papelitos azules.

De pronto, sentí varios brazos abrazándonos. Al voltear, me di cuenta que era toda nuestra familia, que al igual que nosotros, estaban igual de felices que nosotros.

 Al voltear, me di cuenta que era toda nuestra familia, que al igual que nosotros, estaban igual de felices que nosotros

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ES CHUYITOO... ¡AAAAAAHHHH!

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