SEIS

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Al salir, encontré a Alfredo ya decentemente vestido. Por así decirlo. Traía puesto un short deportivo, una playera blanca y las sandalias que traía. Me acerqué a él, mientras me seguía cepillando mi cabello.

- Ya métase a bañar. - le dije.

- Pues tuú. Que te tardas mucho, que tanto hacías o qué. - se puso de pie, buscando su ropa.

- Me relajé. - reí - Lo siento.

Negó. - Tu celular estuvo sonando. Me tomé la libertad y miré que te estaban llamando desde hace rato, los muchachos y las morras. Al igual que a mi.

- ¿Ya les hablaste?. -pregunté.

- Sí. Nos esperaban para desayunar, pero ya es tarde. - rio - Nos toca comer.

- Pues que hora es.

- La una y cuarto. 

- ¡No mames!. - exclamé - Si dormimos, bien a gusto. - dije sin pensar.

Alfredo me miró pervertidamente. Maldito.

- No. Eso, no. - lo señalé con el cepillo.

Rio, y se metió al baño.

Comencé a maquillarme naturalmente, ya que el clima tan húmedo no favorecía mucho el traer maquillaje. Usé un cepillo sacador para hacer más rápido mi peinado, que más bien era todo el cabello liso con ondas muy abiertas al final.

Me vestí con un kimono beige, y debajo de este, traía un short de mezclilla y un top blanco. Coloqué mis mismas sandalias con piedritas, y metí a la bolsa un par de tenis, que ocuparía más al rato. Me senté a ver la televisión, mientras esperaba que Jesús saliera.

...

- ¡Ahí, están!. - señale a los muchachos, que ya estaban sentados en una de las mesas.

Apresuramos el paso, y a los pocos segundos llegamos hacia ellos. Los saludamos, ya que obviamente no los habíamos visto y nos sentamos en los lugares que estaban vacíos.

- ¿Por qué no bajaron en la mañana?. - preguntó Gris - Tardaron  mucho, por eso ni los esperamos.

- Nos quedamos inconscientes. - dije colocando mi bolso detrás de la silla.

- Iván y yo los íbamos ir a buscar a la habitación. Pero luego me dijo que no, que era mejor marcarles. - habló Rebecca.

- Y que bueno, que no lo hicieron. - dijo Alf, desviando la mirada.

- ¿Por qué?. - preguntó Ovidio.

Yo solo volteé a verlo, tratando de que no abriera la boca.

- Pues... No les hubiéramos abierto. - rio viéndome - Nos pegaron fuerte los tragos.

Los demás asintieron convencidos, al parecer. Y disimuladamente suspiré aliviada.  

Ya estando todos juntos, llamaron al mesero para que pidiéramos la comida. Cada quién pidió algo diferente, y al parecer los muchachos no entendían. Volvieron a pedir tragos que, según ellos, para "curar" la cruda. 

Al terminar, tomamos camino hacia donde nos esperaba un instructor para una de las actividades que íbamos a realizar. Se trataban de ir a una tirolesa y dar un recorrido a todo terreno.

Todo fue tan divertido, pues las risas no faltaron en el lugar. Antes de todo, habían pedido que fuera lo más privado posible. Casi, casi, rentaron el lugar todo el rato que estuvimos ahí, así que estuvimos "solos" los siete, por así decirlo. 

Ya oscureciendo nos devolvimos para el hotel. Absolutamente todos nos metimos a bañar, ya que el leve baño que nos habíamos dado en aquél lugar, no había sido lo suficiente. Además de que en un rato más iríamos a cenar. 

Bajamos al recepción, encontrándonos a Ovidio, Adriana y Gris, que nos estaban esperando. Sólo faltaban Iván y Rebecca. Finalmente después de quince minutos de espera, y veinte de camino. Llegamos al restaurante, los chicos habían reservado en un privado por obvias razones. Entonces inmediatamente nos indicaron el lugar, con la mesa ya lista.

La comida era deliciosa, sí valía la pena el precio que costaba cada platillo. Cada uno estaba en su rollo, o bueno, Iván y Rebecca hablando. Al igual que Ovidio y Adriana.

- ¿Entonces siempre si vas a ir a ver a tus papás a Zapopan?. - preguntó Gris, llevando un poco de postre a su boca.

- Sip. - limpié mi boca - Por eso me tengo que dormir hoy temprano. - miré mi reloj - Mañana salgo a las 5 de la mañana. 

- Bien temprano. - respondió.

- Siii. - suspiré - Pero tengo desde año nuevo que no los veo. Es necesario.

- ¿Quieres que vaya contigo?. - preguntó Alf.

Negué. - Nop. Igual solo es entrada por salida. - lo miré - Llego mañana mismo a Culiacán.

- Iii, no lo quieren llevar. - se burló Gris, señalándolo con su dedo índice.

Alfredo solo le hizo gestos y le sacó la lengua, acomodándose en su silla. Eso lo había aprendido de mi, desde pequeños.

Reí. - No es eso, sólo iré a verlos. Nada más.

- Yo digo que no. - dijo Gris.

- Cállese, que ni la íbamos a traer al viaje. - le dijo Alfredo a Gris.

- Pues si no me venía con ustedes, me venía yo sola. - Miró sus uñas - Puedo pagar mi viaje, y el todos ustedes.

- Ellaaa. - dije haciendo como si tirara billetes con las manos.

- La que puede, puede. - habló Gris, haciendo su cabello hacia atrás.

Por su parte, Alfredo miro divertido a su hermana, negando. En el fondo, él estaba orgulloso de lo que su hermana había logrado por ella misma.

Más que Amigos - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora