CATORCE

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Un par de horas más tarde, y ya era hora de dormir. Alfredo se encontraba aún en la sala, sinceramente no sé que era lo que estaba haciendo. Pues hace algunos minutos antes, me dijo que me acomodara en la habitación. 

Busqué algo para ver en la televisión. Tom y Jerry estaba en equis canal, recuerdo que cuando Alfredo y yo éramos más pequeños, y hacíamos pijamadas aunque al día siguiente tuviéramos que ir a la escuela, ese programa era con lo que nos entreteníamos antes de irnos.

Eran buenos recuerdos.

La puerta de la habitación se abrió y de ella se asomó Alfredo, ya cambiado con algo más cómodo. Sin pensarlo se dirigió a la cama, aventándose desde una pequeña distancia.

- Cómo en los viejos tiempos, eh. - acomodó sus brazos detrás de su cabeza.

- Así es... ¿Todavía lo recuerdas?. - lo miré.

Él asintió. - Con nuestro chocomilk, el tuyo de fresa y el mío de chocolate. - reí - Eras bien rara desde morrilla.

- Sin ofensas, Chuy.

Ups...

- Que no me digas Chuy, Emilia. - renegó haciendo berrinche.

- Ay, ya. Que luego te pones chipil, y no hay nadie quien te aguante. - dije acomodando las sábanas sobre nosotros.

- Es el embarazo, fíjate. - dijo excusándose y se cruzó de brazos - A nosotros los papás también nos pega todo eso. 

- Desde que te conozco eras así, Alf. - reí - Hasta llegué a pensar que tus papás te tenían bien mimado.

- Les voy a decir, eh. - me señaló con su dedo - Te van a regañar. - al último hizo un gesto, sacando la lengua.

- Igual y tu mamá y yo, fuimos las que concordamos en eso. - también le saqué la lengua.

- Siempre que se juntas, no hay ocasión que hablen mal de mi, ¿Verdad?. - entrecerró sus ojos viéndome.

Negué divertida. - La verdad, no. - reí - Sólo a veces.

Achichó más los ojos. Yo palmeé a un lado mío para que se acercara. Y él pronto recargó su cabeza en mis piernas, poniendo su mano en mi vientre.

- Puedes creer que vamos a ser papás, Emi. - dijo, mientras hacía círculos con la yema de sus dedos.

- Pues, aún no lo asimilo del todo. Pero realmente me pone muy feliz y ansiosa. - sonreí - Por un momento llegué a pensar que no lo querrías, o no lo aceptarías.

- Tú sabes que siempre había querido ser papá, formar una familia. Es mi sueño.

- Pero ese día en el estadio, le dijiste a Iván y Joaquín que estabas esperando a la indicada. - lo  miré.

- Emi. Tú er... - suspiró - Yo sé que tú eres lo suficientemente para poder criar a nuestro hijo. No dudaría jamás de ti. - sonreí inconscientemente - Vas a ser una gran mamá, te lo aseguro.

Puse mi mano sobre la suya, entrelazándola.

- Vamos a ser unos grandes, papás. - recalqué lo primero - Juntos. 

Él sonrió y besó mi vientre. Apagamos las luces y la televisión. Y cuando finalmente todo estaba en orden, nos acomodamos en la cama para poder dormir. El agarre de Alfredo, abrazándome por la cintura, dejando leves caricias en mi abdomen, me hizo relajarme provocando quedarme dormida.


...


Alfredo

Ya hace algunas horas que Emi se había regresado a su departamento. Y yo justo me encontraba en camino a la casa de Iván, pues íbamos a ver algunas cosas del negocio. Pero muy en el fondo, también iba para decirles a él y Joaquín la gran noticia. Que van a ser tíos.

Anoche, cuando Emi me lo confesó no miento, me quedé perplejo y abatido. Pero una gran parte de mi, inmediatamente empezó a saltar de felicidad. Era algo que yo siempre deseé, desde hace mucho tiempo. Y quién mejor que ella para ser la madre de mis hijos.

Al llegar me bajé casi corriendo de la camioneta, no podía con la emoción y las ansias de ver sus cara al decirles. 

Abrí la puerta principal y caminé hacia donde estaba la oficina de Iván. Entre más me acercaba, más se escuchaba algo de música y las risas de otras personas más. Y cuando me asomé me encontré a Iván y Joaquín, pero no me esperaba a ver a mi apa y a Ovidio. Esto lo hacia más emocionante.

- Buenas.  - dije alegre.

- Mijo, ya llagaste. - contestó mi apá.

- Lo sé, tarde. Pero valió la pena. - dije yendo a saludarlo.

- ¿Y eso?. - preguntó Joaquín. 

- Pues... ¿Adivinen qué?.  - apareció una sonrisa ladina en mi rostro.

- Ay, no. ¿Qué pasó? - preguntó Ovidio llevándose las manos a la boca.

Sonreí ampliamente.

- Ya dinos, wey. - habló Iván. 

- Voy a ser papá. 

Más que Amigos - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora