TREINTA Y UNO

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Rápido volví a poner la tapa encima. Y volteé a ver a las chicas.

— Qué es, Emilia. — preguntó emocionada Vanessa.

— Eh... — tomé la caja entre mis manos — Chocolates. — dije soltando un risita nerviosa — Voy... Estaré en la oficina. Gracias.

Caminé adentrando a la oficina, y una vez adentro cerré la puerta. Coloqué la caja sobre mi escritorio y volví abrirla esta vez sacando el contenido.

La tomé entre mis manos y empecé a inspeccionarla. La pegué a mi cuerpo, tratando de medírmela.

Alfredo estaba loco, si pensaba que esto me quedaría.

Claro estaba, que a mi siempre me faltaron atributos. Y esto eran algunas tallas más grandes que las que yo usaba. Tomé mi celular, y le mandé mensaje.

Lo guardé en su lugar, dejando la cajita a un lado. Volví a ponerle atención algunas cosas que necesitaba atender, antes de volver de nuevo a casa.

ALFREDO

Me recosté tranquilo en la cómoda cama de un departamento nuevo que había comprado. Disfrutaba un poco de la tranquilidad que tenía aquí solo, aunque muy en el fondo si extrañaba a mi chaparra y mi campeón.

— Patrón. — escuché del otro lado de la puerta — Ya quedó el encargo. 

— Gracias, Peter. Puedes retirarte. — dije reincorporándome en la cama. 

Abrí la conversación con ella, y me atreví a mandarle un mensaje.

"¿Te gustó lo que te regalé?"

"Espero vértelo pronto 😉😈"

Volví a dejar el celular en el buró, y me recosté de nuevo. Pero el sonido de la notificación de un mensaje hizo que lo volviera a tomar.

"Te pasas, eh 🤨"

Era Emilia.

Algo extrañado, empecé a escribirle para responderle. Pero nuevamente el sonido de otro mensaje llegó.

"¿Qué cosa, amorchis? 😘"

Apareció arriba de la conversación. Era de Irina. Empecé a escribirle.

"Lo que te mandé a la boutique."

"Lo recibiste???"

Abrí la conversación con Emilia.

"¿Por qué?." 

Pregunté. A los pocos segundos me contestó.

"Cómo se te ocurre... Hubiera preferido que me lo dieras en persona."

Seguía sin entender. Por eso decidí marcarle, y en menos de tres timbres después me contestó.

¿Hola?. — la escuché del otro lado del teléfono. 

¿Emilia?. Chaparra que pasa. ¿Por qué el mensaje?. 

Todavía preguntas, Jesús. Ay no. — dijo suspirando — Gracias por el detalle. Pero mínimo me hubieras dicho que lo abriera en privado. — rio — Casi lo sacaba frente a las chicas. 

De que... Ohhh.

Mi mente hizo click. Sin seguir escuchando salí de la llamada, que aún seguía en línea, entrando a la conversación con Irina.

"Aún no he llegado a mi casa."

"Estoy en la boutique con Emilia. Esperaba mi cheque."

Más que Amigos - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora