DOS

5.2K 270 25
                                    

Actualidad

Terminé de aplicar mi labial sobre mis labios, me di una última mirada en el espejo.

Estaba lista. 

Tomé mi bolso y bajé. No veía por ningún lado a Alfredo, y conociéndolo seguramente estaba en el bar. Entré y vi que estaba jugando billar, realmente estaba muy entretenido, lo sabía por que aún no se daba cuenta que estaba parada viéndolo.

Era divertido verlo fruncir su ceño y murmurar maldiciones al no atinarle a las bolas con el taco. Pasaban los años, y seguía siendo el mismo niño divertido, atento, cariñoso, y paciente. Aunque algunas veces se enojaba, pero no pasaba más de una discusión que pronto se resolvía.

Alfredo y yo teníamos 31 años de conocernos... Sí, lo sé. Es mucho, ¿No?. Desde aquella vez que llegó al instituto, nos volvimos inseparables. Nos conocemos a la perfección, cada uno sabe mucho del otro. Aunque la verdad, no sé si eso es sano, pero bueno, sigamos.

Como les decía, todo lo hemos compartido y lo hemos hecho juntos. Sí, incluso hasta aquello...

FLASHBACK

- Es que no sé Alf, me da miedo. Yo no lo haría con cualquiera. - dije abrazando mis rodillas.

- Pues, no sé que decirte. Pero te doy la razón, no puede ser cualquiera el privilegiado. - contestó lo último seguro.

- ¿Tú ya lo has hecho? - pregunté viéndolo a los ojos.

- Este, yo... - carraspeó su garganta, rascándose la nuca.

- ¡Habla, Chuy!. - le aventé una almohada.

- Ya te dije que no me gusta que me digas Chuy. - me devolvió la almohada, igual aventándola.

- Pues habla ahora, o calla para siempre.

- No. No he tenido relaciones con nadie. - contestó algo tímido.

Lo miré aburrida, y me miró algo sorprendido. 

- ¿Qué?. - preguntó algo confundido.

- Ay, por favor. ¡Claro que sí!, la ves pasada te oí hablar de eso con Iván. - me acomodé más cerca de él - Dimee, no me voy a enojar. No tengo por qué, de hecho.

- Te lo prometo Emi. Y esa vez le tuve que echar mentiras a Iván, por que nada más se la pasaba chingando con eso. ¡Por ésta! - besó una cruz que hizo con sus dedos.

Reí - Está bien, te creo. - suspiré y me aventé de espaldas a la cama - Creo que mi destino es ser monja y vestir santos. 

- No digas eso, ya llegará alguien correcto para ambos.

- Pero para tenerle la confianza, como la que te tengo a ti. - dije tapando mi cara con las manos.

El silencio reinó la habitación.

- ¡Tengo una idea! pero, no sé si quieras. - dijo algo nervioso.

- A ver, dime. - dije con curiosidad.

Me hizo una señal para que me acercara a él, y empezó a explicarme su plan en mi oído.

...

- Yaa. Me voy a caer, Alfredo. 

- Ya llegamos, ¿Lista?. - dijo, yo asentí. Destapó mis ojos dejando ver toda la habitación - ¿Qué tal?. - habló orgulloso.

La habitación estaba decorada con muchos pétalos y velas, todo se veía muy bonito y romántico. Era perfecto.

- Está precioso, Alf. - sonreí mirando todo - Pero, para qué... - lo miré.

- Bueno, quisiera que nuestra primera vez fuera algo especial. Ya que será con alguien especial, por que no también el lugar. - explicó cruzando sus brazos detrás de él.

Volteé a verlo, agarrándolo desprevenido. Lo tomé del cuello y lo besé.

FIN DEL FLASHBACK 

Así fue como a nuestros escasos 16 años perdimos la virginidad, y siendo sincera, no me arrepentía para nada. Había sido algo muy lindo.

Lo habíamos decidido así por la confianza y pues todo se quedaría entre amigos.

Pero chico sustote que nos metimos semanas después, nombre, ya nos andaba.

FLASHBACK

- ¿Las trajiste?. - le pregunté. 

- Sí, si. Aquí las tengo. - señaló la bolsa negra donde seguramente traía las pruebas.

Tomó la bolsa por debajo y la vació sobre la cama. De ella salieron alrededor de 6 cajas de diferentes marcas de pruebas caseras. 

- Tráeme el vaso desechable de la cocina. - le dije, y él asintió saliendo.

Bebí aproximadamente cuatro botellas de agua de litro muy rápido, hasta me dolía el estómago por sentirme tan llena.

Pasaron al rededor de quince minutos, y se hicieron presentes las ganas de orinar. Tomé el vasito y me metí al baño junto con las pruebas.

Terminé de meter todas las pruebas en la orina y las cerré, me deshice de lo que había utilizado, me lavé las manos y salí. Lo primero que vi en la habitación, fue a un Alfredo muy nervioso, no dejaba de tronarse los dedos y frotar las manos en sus jeans.

- ¿Ya?, ¿Qué salió?. - preguntó.

- Todavía no. Tenemos que esperar tres minutos. - expliqué.

- Ay Emi, y si salen positivas. - me miró - Qué vamos hacer con... - empezó a contar las pruebas - tres, cuatro... Seis bebés. - me miró aterrado. 

Ay no puede ser, señor. Dame paciencia.

- Todavía uno, pero seis. - tomó su cabeza.

- No digas mamadas, Jesús. - lo miré mal - Las pruebas no son los hijos que uno va a tener. 

- Aah. - suspiró - Entonces...

- Esperemos que no. -  me miró - Alfredo, tenemos dieciséis. Somos unos adolescentes... Irresponsables, la vida de un bebé va a depender de nosotros y no es un juego.

- Tienes razón. - suspiró.

- ¿Estás seguro que no se rompió?. - lo miré esperanzada.

- Pues, según yo no. Es que en realidad no chequé. 

- Bueno, igual. Ahorita nos sacaremos de dudas. 

- Emi... Pase lo que pase, yo siempre voy a estar contigo. - tomó mi mano.

- Gracias. - lo abracé.

La alarma sonó indicándonos que el tiempo había llegado. Ambos nos paramos y en cada mano tomamos una prueba sin voltearla.

- A la cuenta de tres, va. - le dije viéndolo.

El asintió, y empezamos a contar.

- Uno. - dije.

- Dos. - dijo.

- Tres. - dijimos al mismo tiempo, y las volteamos.

Él soltó un suspiro pesado, y yo di un gritito.

- Negativo. - dijimos al mismo tiempo de nuevo.

FIN DEL FLASHBACK

Desde ese entonces ya no volvimos a intentarlo, que además, sólo era por la experiencia. Nada más

Más que Amigos - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora