CUARENTA Y SIETE - FINAL

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Actualidad

— Amor. — lo llamé haciendo que volteara a verme — Ya estoy lista.

Alfredo dejó su taco a un lado, acercándose a mi con una sonrisa. Envolviéndome en sus brazos.

— Siguen pasando los años, y sigues siendo la única mujer que me vuelve loco en todos los sentidos. — dijo con la voz ronca, mientras dejaba besos húmedos en mi cuello — Te amo.

Los besos comenzaron a ponerse más intensos, haciendo que ambos nos dejamos llevar por el momento. Alfredo me tomó de las piernas, cargándome al la altura de su cadera. Y sin dejar de besarme, me sentó sobre la mesa del billar. 

Con mucha pasión acariciaba mis piernas, que quedaban expuestas debido a los cortes y diseño del vestido. Acomodó mi cabello perfectamente peinado, dejando al descubierto parte de mi  pecho, hombros y espalda. Y este no lo pensó dos veces para besar toda esa área.  

Involuntariamente solté un jadeo, que provocó que Alfredo se excitara y soltara un gruñido, acercándome más a él. Cuando estuvo a punto de bajarme los dos tirantes que sostenían la parte de arriba de mi vestido, le di un manotazo.

— Nos están esperando en la iglesia, Jesús. — hablé. 

— No hay pedo. Igual no somos padrinos de nada. — dijo volviéndome a besar — Ándale, rapidito. 

— Noop. A parte tu mamá nos está esperando a que pasemos por los niños. — reí— No manches, se los dejamos desde ayer.

— No importa. A ella le encanta tenerlos en casa. — dijo sin remordimiento. 

— No abuses de tu madre, Jesús. — lo señalé.

— Amooor. — canturreó reprochando. 

— Te espero en el coche. — dije acomodando mi vestido y bolso, mientras salía del bar — No tardes. 

...

— ¡'Erga loco!. — exclamó Ovidio — Me imaginé de todo. Pero menos al Iván casado. 

— Ey, quién lo viera. — apoyó Joaquín.

— Y yo que pensé que Alfredito, iba a ser el primero. — dijo Alejandrina. 

— Si estoy casado, amá. — se excusó mostrando su anillo. 

—Pero sólo por el civil... Te falta la bendición de Dios, hijo. 

— La más importante de todas. — agregó la señora Consuelo.

— Oh, pues... Así, si cambian las cosas. — dijo con una sonrisa, mientras me abrazaba. 

— Oí, wey. — habló Ovidio — Andan hablando para jugar a la víbora de la mar. 'Amos, corre. — dijo llevándose arrastras a Joaquín. Él a Alfredo, y Alf a Érick. 

— Casados, y con hijos. Pero todavía se comportan como unos niños. — dijo Consuelo. 

— La verdad. — afirmó Ale.

Todas las mujeres volteamos al espectáculo que estaban haciendo. Y digo espectáculo porqué Joaquín soltó a Ovidio, haciéndolo casi volar por ir corriendo y caerse.

— Me van a matar a mi hombre. — dijo con algo de burla, al verlo en el piso. 

— De que te preocupas, cuñada. Si el Ratón es 4x4. — Gris dijo sin importancia.

Cuando volteamos de nuevo. Ahora era Ovidio quién llevaba el frente de la fila. 

— Confirmo. — dijo entre risas.

Más que Amigos - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora