TRECE

3.9K 216 19
                                    

- Vamos a ser papás, Alf. - dije entrelazando mis manos y viéndolas.

Silencio... Era lo que reinaba en la habitación, a excepción de la música que se reproducía en las bocinas. Porqué ninguno de los dos se animaba a decir alguna sola palabra, o bueno, al menos yo no.

Me sentía tan vulnerable e incluso agobiada ante no saber su respuesta. Realmente me importaba su opinión sobre la noticia. Lentamente levanté mi mirada hacia al frente. 

Él aún observaba las pruebas, una por una. Y después de algunos segundos me volteó a ver a mi.

- ¿Es enserio?. - preguntó serio.

Tragué con dificultad, y asentí.

Una enorme sonrisa se formó en su rostro. Dejó las pruebas en la encimera y caminó hacia a mi, para abrazarme.

- Por favor dime que no estás jugando. - sentí que acariciaba mi cabello.

Negué, separándome de él.

- No Alf. No es broma. - sorbí mi nariz - Si estoy embarazada. Vamos a tener un bebé.

Dio una sonrisa tierna y acunó mi rostro entre sus manos. 

- Un bebé... ¿Tú y yo?. - preguntó, mientras sus ojos se ponían cristalinos.

Asentí sonriendo, dejando las lágrimas caer. Besó mi cien y volví a sentir su abrazo.

- Gracias, Emi. Gracias. - dijo.

- Por qué... - lo solté, y dije sin entender.

- Por darme la dicha de ser papá. - sonrió - Gracias.

- ¿Aunque no estuviera en nuestros planes?. 

- Emi, yo... - suspiró - Si lo que piensas, o tratas de decir. Es que si me arrepiento, de lo que pasó en Cancún. Mi respuesta es no. Y menos ahora.

Ahora fui yo quien lo abrazó. 

- Dime algo. - asentí para que prosiguiera - ¿Tú si estás arrepentida?.

¿Lo estaba?.

- No. Digo. - carraspeé - No era algo que estuviéramos acostumbrados. - reí con algo de pena - Pero, creo que por algo pasan las cosas.

Sonrió. 

Se agachó de cuclillas, colocando ambas manos en mi abdomen y besándolo.

- ¿Cuánto tiene?. - dijo acariciando vientre. Eso provocaba una sensación rara que recorría mi cuerpo. 

Son las hormonas, supongo.

- Pues, haciendo cuentas. Podrían ser trece o catorce semanas. - dije mirándolo - Tendré que ir al ginecólogo para el control.

- ¿Puedo ir contigo?. - me miró, sin quitar las manos donde las tenía - Quiero estar presente en todo momento.

- Claro. Estás en todo tu derecho. - le sonreí.

...

- ¿Cómo te gustaría que se llamara?. - preguntó midiéndole a la pizza.

Reí. - Todavía no sabemos que va a ser Alf. Hay que esperar a saberlo.

- Cierto. - pensó - ¿Qué crees que sea?.

- No lo sé. Con que nazca bien y sano, o sana. Es más que perfecto. - tomé de mi jugo.

- Si pero, ¿Qué presientes que es?. - volvió a preguntar con curiosidad.

- Mmm. - divagué - Creo que podría ser niña. - Alfredo volteó a verme con un brillo en sus ojos - O puede que niño. - bromeé y reí - No lo sé.

Rodó los ojos suspirando.

- ¿Y si son los dos?. - soltó, y abrí los ojos al tope - Si son mellizos. Niño y niña.

- No lo había pensado, así. 

- O quintillizos. - puso sus manos sobre su boca - Eh escuchado casos.

- Ay, por favor Jesús. Tampoco, eh. - dije dándole el avión.

- Pues... Uno nunca sabe la puntería del otro. - guiñó un ojos.

- ¡Alfredo!. - reproché - ¡Por favor! - le aventé una servilleta hecha bolita.

- Oooh, pues. Tampoco es como que no exista la confianza. - rio - Vamos a tener un hijo.

- Si pero... Ay dios mío. - toqué mi frente con la palma de mi mano.

Escuché que Alfredo rio y movió su silla arrastrándola hacía el frente. 

- Emi. - tomó mi mano, sobre la mesa - Quiero ir personalmente a contárselo a mi mamá. Pero yo quiero que me acompañes. - sonrió - Como la mamá de mi hijo. De su nieto, o nieta. ¿Qué dices chaparra?.

- Ay, Alf. Va a pensar que soy una zorra por haberme metido contigo. - dije con algo de vergüenza.

- Hey, no, no. - tomó mi mejilla con su pulgar e índice, haciéndome verlo - Claro que no va a pasar eso. No. - rio - Es más probable que piense que yo me propasé contigo, o algo así. Antes de que eso. Además, yo sé que ella estará feliz con la noticia. Créeme. - asentí - ¿Entonces?.

- Sí. Yo voy contigo. - sonreí.

Continuamos con la pequeña cena, que Alfredo se había encargado de organizar. 

Después de todo lo que pensé que podría pasar. Sucedió algo totalmente diferente a lo que me imaginé, pues Alfredo había tomado con gran optimismo y alegría. Estaba tan agradecida con Dios y el universo de que así haya sido, y aunque de no haber sido así, de mi parte sabría que a mi hijo o hija no le haría falta nada conmigo. Yo daría, doy y daré todo por él o ella.

Más que Amigos - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora