VEINTICUATRO

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— ¿Enserio vas a ir?. — preguntó Alfredo nuevamente. 

Rodeé los ojos, y a algo fastidiada.

— Qué si, Jesús... No va a pasar nada. — dije haciendo énfasis en las últimas palabras.

— ¿Conoces los riesgos de trabajo?, una embarazada no puede hacer mucho esfuerzo. — dijo demandante. — Debe estar en reposo. 

—Eso es hasta el octavo mes... Creo. — dije pensando aún — Alf... Enserio, no pasa nada. — lo abracé por encima de los hombros, descansando mis manos detrás de su cuello — En caso de que me sienta mal, yo te hablo... Y dejo ahí, ¿Sí?.

— Emiliaaa... — suspiró — Pero eras más terca que yo.

— Lo aprendí de ti, corazón. — dije sonriendo.

Bien sabía, que tenía razón.

Negó. — Está bien... ¡Pero me hablas!.

— Sabes que si. — dije acercándome a él.

Besé su mejilla. Tomé mis cosas para poder irme a trabajar, y después ir a ver a mis papás, que después de la fiesta nos los he visto. 

Y no por que  yo no quiera, si no, porqué han estado saliendo a pasearse por las calles de Culiacán, y las veces que he ido, nadie me abre y termino regresando a casa de Alf temprano.

Llegué a la boutique en donde se encontraban trabajando unas de las trabajadoras más antiguas, que eran Irina, Xóchitl, Claudia y Vanessa. Estaban conmigo, casi desde que abrí mi primera boutique. Y que más allá de que sean mis trabajadoras, las considero como mis amigas. A ellas aún no les contaba sobre lo que había pasado entre Alfredo y yo, sobre todo por que sabía que a Irina, le gustaba Alfredo.

Ella nunca me lo ha dicho, y yo tampoco se lo he preguntado. Pero que más que las pocas veces que venía Alfredo siempre se arreglaba un poco más. O cuando alguno de los muchachos venía, luego me preguntaba por qué no había venido él. Era más que obvio.

Pero en fin. Si sabían que estaba embarazada, y cuando se los dije rápido empezaron con la serie de preguntas, sobre de quién era, que si ya tenía novio, si ellas lo conocía; cosas así. Pero no les dije ni pío, fuera de.

— ¿Alguna novedad?. — le pregunté a Vanessa. 

Quién la mayoría del tiempo, estaba en recepción. 

— Sólo ventas, gracias a dios. — contestó.

Sonreí, y asentí.

Caminé hacia la oficina que tenía en esta boutique. Chequé algunas facturas, la contabilidad, también contesté algunos correos. En fin, lo de siempre.

Tres toquidos detrás de mi puerta, me hicieron salir de mi realidad laboral.

— ¿Puedo pasar?. — apareció Irina detrás de la puerta semi abierta.

— Adelante. — le sonreí — Siéntate. ¿Qué tal tu fin de semana?.

— Bien. Fui a visitar a mis papás y hermanos. — dijo alegre — Y el tuyo... Por ahí supe que tuvieron fiesta, la familia de Alfredo... Una revelación, ¿No?. — preguntó.

He escuchado una canción que dice, "Se te borró la sonrisa..." Bueno, algo similar me estaba pasando.

— Eeh, sí. ¿Cómo sabes?.  — le pregunté extrañada. 

— Es que al parecer se filtraron unas fotos. Donde Alfredo aparece en ella junto a su papá e Iván. Y otra donde está a lado de una chica, pero no se ve muy bien en la foto. — explicó — Quién esta esperando baby, además de ti, claro. — sonrió — ¿Alfredo ya tiene novia?. 

(Supongamos que es esa "la foto", y también supongamos que van vestidos como lo decía hace dos capítulos... Gracias)

Suspiré. 

Es ahora, o nunca.

— ¿Enserio quieres saber...?. — pregunté.

— ¿Es algo muy personal?. Digo, igual lo entendería.

— Pues, sí. La verdad es que si es algo personal, pero... — tomé valor — Irina, ¿A ti te gusta Alfredo?.

Su cara cambió. Y no precisamente a algo malo. Más bien a sorpresa, diría yo.

—  Emilia, sabes que yo. — empezó a titubear — Es que... 

— Sólo dilo, Irina.

Rio.  — ¿Se me nota mucho?. 

Ay dios mío.

Traté de sonreír. Pero terminé haciendo una mueca, más bien. 

— Algo. — contesté.

— La verdad no te lo quería decir, por miedo. Sé que tú y Alf son muy amigos, desde ya hace un buen tiempo. — dijo jugando con sus manos. 

— Irina. De verdad lo siento. Sabes que te aprecio mucho, por tanto tiempo que hemos convivido juntas. Pero la verdad es que, si. Alfredo va a ser papá. 

Ahora a ella se le había borrado la sonrisa.

— ¿Enserio...?. — preguntó.

Asentí. — Va a ser papá... De mi bebé. Del hijo que estoy esperando. 

—¿Es niño?. — volvió a preguntar. 

— Sí. — contesté.

— Ohh. — emitió — Perdón si. Si te incomodé con lo que te confesé. — empezó a disculparse — No era mi intención.

— Yo lamento si te dolió lo que te acabo de decir. Pero era algo que te tenía que decir, y tenías que saber. Sobre todo por que ya sabía que te gustaba Alfredo. 

Sonrió. — Gracias, Emilia. Me, ¿Me puedo retirar?. — dijo apuntando con su pulgar, a la puerta.

— Sí. — asentí, tratando se sonreír. 

Vi que Irina salió completamente, cerrando la puerta. Y solté todo el aire que tenía retenido en mis pulmones.

Espero no haberme visto tóxica, o algo así. Pero en ningún momento le dije que se alejara de él, o no le hablara. Y aunque quisiera que la situación, fuera diferente. La verdad es que no, y ya no me quedaba de otra más que aceptarlo.

Más que Amigos - JAGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora