Cap 47

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Era un completo desastre. El peor de los escenarios.

¿Cómo podía Lena tener tanta fuerza y entereza?

Dellan se tomó esos dos minutos de ventaja como si fueran sus leyes máximas. No tenía mucho por hacer, pero se las arreglaría para que Hermione pudiera escapar.

No lo pensó demasiado antes de tomarla en brazos y empezar a correr.

Hermione estaba demasiado adolorida como para forcejear, pero los sollozos recriminatorios y los jadeos le estrujaban el corazón a más no poder.

—No podemos dejarlos ahí... vuelve por favor, vuelve. No puedo abandonarlos, no así.

—Voy a volver por ellos, pero primero te sacaré de aquí. Tú eres mi prioridad, necesito que entiendas eso.

La castaña se sentía como una muñeca de trapo magullada, inútil e inservible. No podía hacer nada más que llorar con terror. Ni siquiera tenía su varita y aunque era diestra en lo de la magia no verbal, en ese momento no tenía energía para manifestar nada.

Tenía miedo, estaba aterrorizada.

Corrían por la espesura y la maleza sin saber a donde se dirigían, sin saber si podrían salir de ese diámetro, sin saber si estarían corriendo en círculos o dirigiéndose a una muerte inminente.

¿Cómo habían llegado hasta allí? ¿Cómo las cosas llegaron a ese punto?

Ya había pasado por miles de situaciones mortales, su vida ya había estado en riesgo antes y le dio batalla a cada una de las circunstancias.

¿Por qué ahora era incapaz de valerse por sí misma y hacer algo que fuera útil?

Su mirada perdida se tornó furiosa y determinada. Estaba arrastrando a personas inocentes a su desgracia y los pasos de Lena se oían cada vez más cercanos. Su fin era inminente y era en vano querer escapar de una pelea que parecía más que pérdida.

—Detente. —graznó, reticente y apesumbrada—

Dellan Gallagher la ignoró por completo, enfocado en acercarse cuanto más pudiera al sector de donde provinieron los chispazos rojos.

—Detente. —repitió ella, esta vez con mayor fiereza al notar como se empeñaba en ignorarla— Ya no quiero seguir huyendo, sólo estamos retrasando lo inevitable.

Un bufido de molestia se escapó de los labios del castaño.

—Mientras exista al menos una mínima posibilidad, debemos aferrarnos a ella. Tu vida depende de eso.

—¿Mi vida? —siseó dolida— ¿Y qué hay de la tuya? ¿Y la de Harry, Draco, Thomas, el profesor Shöfky? ¿Qué hay de esas vidas?

—Te repito que mi prioridad eres tú. Mi hija eres tú, no ellos. Discúlpame si suena demasiado cruel y egoísta, pero que sobrevivas es lo único que me interesa, incluso si para lograrlo tuviera que sacrificarme a mí o a otros.

Hermione no sabía que decir.

Se trataba de su padre. Un padre que no conocía y que de repente aparecía para rescatarla del infierno. No conocía ni siquiera su nombre.

Era mucho para procesar.

—No quiero que te sacrifiques por mí. —sentenció— No quiero que nadie muera por mi causa. Detente ahora y déjame aquí, vuelve por los demás, váyanse de aquí, busquen ayuda.

—Para ser mi hija eres bastante ingenua. —farfulló—

Si no estuviera tan al borde del colapso, seguramente habría replicado.

DRACO IGNIS➜DRAMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora