Llevaba un buen tiempo observando en silencio y a la distancia como esas mujeres tan extravagantes se paseaban con millones de bolsas por el corazón de las mejores y más costosas tiendas de Londres muggle, acompañadas de un coche en el que llevaban al hijo de los fallecidos Remus Lupin y Nymphadora Tonks, hija de la hermana mayor de Narcissa Malfoy.
Consideraba que su sentimentalismo, inocencia y fragilidad se veían ya extintas por las duras condiciones de vida que tuvo que afrontar, y a lo tortuoso de sus orígenes familiares, pero sentía una profunda pena por ese niño, ya que crecería con el mismo sentimiento de soledad que ella.
Sin conocer a sus padres y sin conocer el amor fraterno.
Parecía un chiste teniendo en cuenta el monstruo en el cual ella se había convertido.
Pero lo cierto, era que lo único que siempre había anhelado era una familia de verdad, unos padres que la amaran.
Tal vez si los hubiera tenido no estaría allí, bajo esas circunstancias, con su vida completamente arruinada e irreparable.
Pero ya su vida no importaba. Importaba que alguien debía pagar el precio de toda su desdicha.
Su dolor, su impotencia...
Ya no podía recomponerse ante la adversidad ni apostarle al destino con la esperanza de una vida mejor cuando justamente ese mismo destino le había arrebatado todo.
Su misión estaba perfectamente planeada, ningún cabo suelto que atar, nada que se le pudiera escapar, sólo restaba esperar el momento indicado para atacar y jugar su carta vencedora.
Lo que sucediera después era un misterio, pero haría conocer su nombre en cada uno de los rincones del mundo mágico. Conocerían lo peor de lo que una persona destruida hasta las entrañas era capaz de hacer.
Rió un poco contrariada por lo que sus ojos veían.
El pequeño, a pesar de su corta edad cambiaba el color de su cabello con gran maestría soltando una estruendosa y adorable carcajada.
Si la situación fuera distinta, inclusive hubiera pensado en formar una familia. Tal vez fuera un consuelo por la familia que nunca tuvo.
Se levantó con discreción tomando su capa negra para pagar el café que constituía su principal fuente de alimento.
En cuestión de segundos, se evaporó en un callejón oculto a los ojos humanos.
(. . .)
Charlie Weasley había llegado a su punto máximo de tolerancia al ver la fogosa escena de Hermione y su novio Draco Malfoy en uno de los pasillos cercanos a la torre de Astronomía.
Haciendo uso de su autoridad como profesor podría haberlos reprochado e inclusive restarle puntos a sus casas, aunque la verdadera causa de no haberlo hecho radicaba en que ese simple escenario lo hirió en lo más profundo de su ser, hasta causarle un nudo en la garganta imposible de retener.
Tan rápido como los vió se escabulló haciendo el menor ruido posible, recriminandose el como podía reaccionar tan inmaduramente.
Parecía que se trataba de un adolescente colapsado por las hormonas, sucumbiendo ante los celos y la frustración de la primera decepción amorosa.
Esos pensamientos ya no podían acompañarlo porque simplemente no eran sanos, y le confirmaban que aunque intentara por todos los medios quitar a Hermione de su cabeza, ninguno daba resultado.
Desde cualquier punto que se le mirara, no era correcto.
Nadie le preguntaba que se sentía ser él, aunque fuera sólo por un día. Nadie entendía cuanto se esforzaba por respetar los principios de ética que tan memorizados tenía, nadie sabía lo difícil que era luchar contra sus propios sentimientos que lo traicionaban y prometían delatarlo.
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DRACO IGNIS➜DRAMIONE
Fanfiction¿La redención puede ser otorgada a aquella persona que volvió tu vida un infierno? ¿Creerias encontrar el amor en el rincón menos esperado? ¿Qué harías al borde del límite? ¿Dónde encuentras las respuestas que nadie puede darte? ¿Es preferible ignor...