Cap 30 (Parte 2)

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La enorme sala se imponía ante ellos decorada con motivos en bronce, dorado y champagne.

Telas despampanantes adornaban el centro del techo cruzandose entre sí y luciendo una perfecta gama de colores bien emparentados y difuminados, dándole al lugar un aspecto majestuoso, digno de admirar.

La tan afamada Sala de Menesteres siempre estaba equipada con todo lo requerido para las necesidades de quien lo deseaba, y si que Slughorn había hecho un trabajo sensacional.

No eran muchos los estudiantes que ahí se encontraban y difícilmente los reconocía, aunque evidentemente varias personalidades y egos gordos del Ministerio alardeaban con el profesor de Pociones sobre diversas cosas en una de las esquinas más alejadas.

Ambos castaños se miraron con rostros expectantes sin dejar de explorar hasta los mínimos detalles, prestando especial atención a la gran mesa perfectamente ornamentada con manteleria y vajillas hermosas.

En ese instante una voz aguda llamó la atención del dúo.

—¡Señorita Granger! ¡Señor O'Hienn! Que gusto, acerquense por favor.

Las miradas se posaron entonces en la correcta pareja que hasta entonces no habían notado.

Con paso decidido y muy elegante se abrieron paso en el salón hasta llegar a una distancia prudente del viejo profesor y saludar con efusividad y modestia, ganándose las miradas curiosas del cuerpo selecto por el mismo Ministro de Magia Kingsley.

—En verdad no pude elegir un mejor color para ustedes. ¡Se ven fantásticos!

El líder de la casa Slytherin se adjudicaba créditos con voz juguetona, mientras que Ryan presumía a Hermione haciéndola girar tal como lo había hecho anteriormente. 

—Por aquí, los presentaré a los representantes que Kingsley ha enviado.

Tras una larga, aburrida y monótona conversación con hombres sumamente rectos que publicitaban al Ministerio tal como reclutadores universitarios, el organizador de la velada indicó la hora de la cena y los lugares que los respectivos invitados ocuparían respetando preferencias y casas, de manera que el anfitrión se sentara en la única punta, seguido de los selectos del Ministerio, y por último, los estudiantes honrados, quedando Hermione frente a Ryan quien le dedicaba miradas graciosas.

Lo que a la joven sorprendía en exceso, recaía en la ausencia de alumnos slytherin, teniendo en consideración que Horace Slughorn era un hombre presumido y ambicioso que gustaba de mimar a los de su propia casa.

Aún así, la extravagante reunión no contaba con la presencia de sus queridas serpientes.

¿Es que acaso ninguno alcanzaba las altas expectativas o no cumplían con los "requisitos" que se requerían para ser invitado a dicha celebración?

Por un momento, Draco y su enorme esfuerzo por sobresalir en todas las asignaturas azotaron su mente, cayendo en la cuenta de que si de pociones se trataba, él tenía potencial y talento, no pudiendo ser posible que eso escapara a los ojos de un Slughorn ansioso por reclutar prodigios que presumir.

Algo raro encerraba aquel asunto y pretendía plantearselo de manera indirecta e ingenua al profesor.

Como se imaginaba, Horace se encargaba de realizar pequeñas introducciones sobre cada uno de sus estudiantes, aludiendo fortalezas, razones por las cuales calificaban como brujas y magos poderosos, expectativas futuras e intereses peculiares.

Todo parecía previamente ensayado y bien pensado, con la intención de conquistar y endulzar a aquellos personajes que escuchaban con detenimiento. Ese acto se asemejaba al de una oferta perfectamente ofrecida al mejor postor.

DRACO IGNIS➜DRAMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora