DRACO IGNIS➜DRAMIONE

Cap 12

No podía negar que suplicaba por que la clase terminara lo más rápido posible.

El entrenamiento del día anterior había sido tan duro y cruel; que le dolía todo el cuerpo. Más que dolor, era un ardor insoportable lo que sentía.

Sentía el mismísimo fuego en cada poro de su piel y sus muecas de irritación eran cada vez menos disimulables.
Necesitaba que el profesor terminara con ese sufragio o lloraría de dolor e intolerancia.

Caminó como pudo al despacho del profesor de artes oscuras, intentando disimular su sufrimiento. Hermione presentía que caería al suelo en cualquier momento víctima de lo que sentía.

A lo lejos, un pelirrojo la vió pasar y quiso saludarla pero la extraña dirección en la que se dirigía causó estragos en él, relegando el saludo a un segundo plano.

Caminaba hacia el despacho de su colega el profesor Shöfky... ¿Por qué se dirigía a tal lugar? ¿Él querría hablar con ella acaso? ¿Tratarían temas curriculares o serían otros sus intereses?

Sacudió la cabeza negando ante semejantes pensamientos. No podía ser tan idiota... El único tan estúpido como para querer entablar lazos extracurriculares con una alumna era él; Charlie Weasley.

Indudablemente, no estaba pensando con claridad.

Continuó con su camino cuando la vió perderse por el corredor que conectaba con la oficina del profesor y se dirigió al suyo. Tenía muchos ensayos que clasificar y exámenes que planear. Tal vez eso lo ayudaría a despejarse y olvidar ese pensamiento tan torcido e innecesario.

Automáticamente pensó en Ron y en como reaccionaría si él supiera que estaba interesado en Hermione. Probablemente le partiera la cara de un golpe y se lo merecía.

Pues aunque ellos hubieron terminado con su fugaz y efímero noviazgo, sabía de sobra que su hermanito aún albergaba un cariño especial por su ex novia, y el hecho de que su hermano mayor deseara cortejarla, era completamente inapropiado.

Se sintió una basura, ¿qué clase de hermano era?

Uno muy egoísta sin duda.

Quizá debía aceptar que era una lucha perdida y resignarse a disfrutar la compañía de alguna lugareña. Era de su conocimiento que en Hogsmeade habitaban chicas muy bonitas y dispuestas a escuchar.

Aún así, en realidad él sólo quería ir a los hechos. Un hombre entrado en sus veinte y tantos ya no necesita dramas innecesarios ni ataduras... por ello sabía exactamente a quien recurrir para calmar su soledad.

(...)

La estancia en Bulgaria había resultado aburrida y poco significativa. No habían podido recolectar información importante ni nada que pudiera relacionar el reciente homicidio con los asesinatos masivos que se estaban llevando a cabo en toda Europa.

Era lunes y el día previo al regreso a Londres. El crudo frío búlgaro calaba los huesos y Harry y Ron se encontraban recorriendo el centro mágico de Sofia en búsqueda de algún restaurante en el cual poder albergarse y comer algo.

Las calles de la capital búlgara denotaban mucha historia, y el país en sí era demasiado pintoresco. Podía apreciarse la arquitectura medieval y renacentista en cada rincón. Bozhentsi particularmente, era un pueblo pequeño pero muy hermoso. Nadie jamás imaginaría que un homicidio tan cruel se hubiera llevado a cabo en aquel lugar de ensueño.

Pero al menos Sofia se mantenía inmune y era en cierta manera mucho más acogedora.

Un lugar elegante se erguia frente a las narices de los magos ingleses que, ya algo exhaustos por la caminata y la nieve ligera que caía se decidieron a entrar allí para cenar.