Cap 24

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Connor Macavy no paraba de sangrar mientras Hermione intentaba llegar lo más rápido posible a la enfermería, ayudándole a caminar, siendo seguido muy de cerca por Draco, quien sólo se limitaba a acompañarla, puesto que le había dejado en claro que no planeaba ayudar al idiota que se había atrevido a coquetearle frente a él.

Macavy cursaba el sexto curso para la casa de Ravenclaw y su rostro era el de un niño mimado y berrinchudo. Tenía mejillas bien rosadas, un cuerpo delgado, el cabello dorado muy rizado y unos ojos verdes con pintitas azuladas.

Al principio se acercó con un aire despreocupado y coqueto, ignorando por completo la presencia de Draco y el como sus manos estaban entrelazadas. Rogaba mentalmente porque no se le ocurriera pasarse de listo, y para su mala suerte, fue directo a querer pasar por encima de Draco al tratar de coquetearle a ella.

El tarado de Connor decidió acariciarle la mejilla, lo que fue el detonante de la rabia del príncipe de Slytherin, que lanzó un golpe seco a la nariz del chico tirandolo al suelo.

Muy a lo muggle.

No justificaba la actitud impulsiva de Malfoy, pero por otro lado, si fuera ella quien hubiera estado en su lugar, probablemente habría reaccionado igual.

Sólo una persona muy desvergonzada podía flirtear con alguien que está en pareja. Macavy se lo tenía más que merecido, no obstante, no aprobaba la violencia bajo ningún término. Ella jamás la había aprobado.

Ese chico no dudaría en delatar a su novio y el Ministerio había sido lo bastante claro: conducta intachable y rendimiento académico inmejorable. McGonagall tenía la obligación de realizar un informe detallado semanal sobre Draco que el Ministro analizaba cuidadosamente.

Madame Pomfrey la ayudó a cargar al chico para sentarlo en una camilla e indicarle como debía de sujetar su nariz para que toda la sangre terminara de bajar, antes de arreglarla con un hechizo simple.

La enfermera se giró sobre su eje para luego dirigir una mirada confundida y que exigía explicaciones.

Hermione suspiró y se cruzó de brazos cuando Draco se adelantó con una mirada desafiante para hacer su declaración.

—Fui yo.

Tan simple como eso.

La enfermera lo fulminó con la mirada antes de negar reiteradas veces con la cabeza.

—Señor Malfoy, no puede andar por la vida golpeando a los estudiantes. Usted entenderá que debo notificar al jefe de su casa lo que pasó.

Malfoy blanqueó los ojos antes de fulminar con sus ojos a Macavy, que se encogió en su lugar.

—Que se divierta sanando a este idiota. Si se vuelve a acercar a mi novia, puede que para la próxima lo envíe peor.

La cara de la enfermera era un poema.

Se notaban mezcladas la confusión y la rabia.

El tono que el príncipe de Slytherin había utilizado era burlesco y aún así, desafiante y grosero.

Pero él no iba a disculparse por algo que no había sido por entero su culpa.

Aunque en casos así, siempre resultaba más fácil culpar al que tuviera tendencia a meterse en problemas. Draco Malfoy encajaba perfectamente en ese perfil.

Se retiró, no sin antes dedicarle una mirada amenazadora al chico que ni siquiera quería mirarlo.

Hermione se plantó frente a Madame Pomfrey con la espalda erguida y un semblante firme.

DRACO IGNIS➜DRAMIONEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora