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Maratón 2x2 en agradecimiento por todo su apoyo. ❤️

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«Extrañas habilidades»

Fue aquella madrugada cuando todo comenzó.

No había podido dormir durante toda la noche; la tela descolorida que cubría mi colchón se encontraba toda arrugada y desordenada debajo de mí como testigo de horas y horas de solo dar vueltas sobre la misma, mientras me colocaba en distintas posiciones, creyendo que así, podría por fin conciliar el sueño.

Fue entonces, en aquel instante en el que me encontraba sentada sobre el colchón con lo pies descalzos colgando en el aire y observaba de forma distraída las venas azules que se marcaban ligeramente en mi piel pálida, cuando la puerta metálica de mi pequeño dormitorio se abrió de golpe, haciéndome pegar un salto del colchón y elevar la mirada con los ojos bien abiertos hacia el frente.

De inmediato, identiqué al hombre junto a la puerta como un guardia alto y fortachón más del montón que veía a diario, y tragué grueso al reparar en que en uno de los soportes de su traje llevaba una pequeña pistola eléctrica y en su mano izquierda sostenía un bate de roble oscuro.

¿Qué hacía ese hombre armado a esas horas en la puerta de mi dormitorio?

No tuve tiempo ni de asimilar mi propia cuestionaste; ya que, un abrir y cerrar de ojos, el guardia se acercó rápidamente a mí, haciéndome retroceder por inercia.

Pero, ni siquiera necesitó esforzarse para alcanzarme; sólo estirar uno de sus musculosos brazos para tomarme con brusquedad de mi delgado brazo y seguido de eso empujarme con violencia hacia la salida.

—¡Ingresada número uno! —Llamó mi atención mientras me arrastraba por el pasillo semi-oscuro. Levanté la mirada para encontrarme con una severa que me causó escalofríos—. Más te vale no darme problemas. —culminó en tono más bajo, pero amenazante.

—Puedo... ¿puedo preguntar a dónde vamos? —pregunté con nerviosismo en su lugar.

Él sólo me observó de reojo sin liberarme de su agarre ni dejar de encaminarnos a ambos.

—Ya es hora de tu traslado. —respondió de mala gana.

Aún así, mi corazón se aceleró al tiempo que nos deteníamos frente a un gran ascensor que no recordaba haber usado nunca. Y, fue justo cuando pulsó el botón para que se abrieran las puertas, que el sonido de unas alarmas no sobresaltaron a los dos.

No pude evitar, hacer una gran mueca de disgusto; no sólo por sentir como el agarre del guardia se hacía más fuerte y agresivo alrededor de mi flacuchento brazo, sino también porque el sonido se volvía más fuerte e insoportable con el pasar de los segundos.

No pasó mucho tiempo, para que entonces el hombre a mi lado sacara de sus pantalones oscuros un pequeño radio. Y con insistencia, comenzara a hablar en un extraño idioma a quien fuera que estuviese al otro lado de la línea.

—¡¿Por qué diablos se han disparado las alarmas?! —ladró con el rostro contraído en irritación.

Al tiempo que me soltaba del brazo para cubrir uno de sus oídos del fastidioso sonido. Por mi parte, hice lo mismo, antes de volverme loca.

—¡Nos atacan! —exclamaron entonces al otro lado con voz agitada.

Gritos, golpes, respiraciones ahogadas y agitadas se escuchaban también al otro lado de la línea.

Y un segundo después, fue un grito desgarrador lo que resonó por todo el pasillo, provocando que me estremeciera en miedo, y que el guardia comenzara a mirar a ambos lados con paranoia.

Alma de acero y corazón de cristal [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora